Mostrando entradas con la etiqueta Leyzaola. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Leyzaola. Mostrar todas las entradas

jueves, 6 de junio de 2013

Campaña anticampaña




Dedicado a El Burro Chón

La competencia electoral en México en poco tiempo dejó de ser considerada en serio. El desprestigio de las instituciones políticas es enorme, tan grande como el cinismo y la erosión de la llamada “clase política”, comenzando con el PRI, pero abarcando a todos los partidos políticos, institutos y tribunales electorales. Jugar a la democracia para justificar gobierno, es el juego y disfraz de un grupo parasitario al servicio de intereses particulares y egoístas.

Las elecciones del 2013 en Chihuahua de lo que más van a adolecer es de credibilidad: candidatos chapulines, pragmatismo partidista (alianzas y coaliciones desideologizadas) candidaturas marcadamente empresariales, discursos chatarra, compra de votos, instituciones públicas y privadas afines…todo está previsto para continuar con una costumbre desvirtuada cuyo significado es hoy sinónimo de despilfarro y engaño; de discurso y teatro; de formalidades para legitimar un sistema político-económico y cultural que hoy sigue sumiendo en la pobreza, ignorancia y apatía a su población.  

¿Qué significa la democracia? ¿Un grupo en el poder para gobernar sobre el resto de la sociedad? Ahí inicia el primer engaño: en la concentración del poder político en un grupo; eso implica desequilibrio, un sometimiento de los muchos a los pocos. En las democracias electorales el gobierno es elegido por mayoría, segundo engaño; el gobierno del pueblo termina siendo el juego de los grupos económicos, militares, religiosos, sin la participación de todos las y los individuos de una sociedad dada. Los representantes “populares” (diputados, senadores, regidores) son sólo soldados mercenarios tratando de hacer carrera fortaleciendo el sistema.

Ya para cuando estén las campañas en plenitud de sus actividades, la ciudadanía debe recordar de nuevo el feminicidio crónico y el genocidio chihuahuense de la “guerra” contra el narco, presente a la fecha en todo el estado; los abusos de  Julián Leyzaola en Ciudad Juárez; el asesinato de activistas, el acoso a periodistas  y un sinnúmero de casos de violación a los derechos humanos. Por que todo será alegría para quienes apoyan las campañas, como la Iglesia católica, las cámaras empresariales, y tal vez de manera indirecta, actores como las mineras canadienses y los dueños de los pozos clandestinos menonitas (es decir, los inversionistas extranjeros y las élites protegidas) mientras la hambruna y ecocidio en la Sierra Tarahumara se olvidará, vendrán los candidatos-payasos tipo el Teto Murguía a fastidiarnos con sus simplonadas y cinismo o si no, los clásicos románticos-populistas que te quieren bajar el sol, la luna y las estrellas a cambio de tu preciado voto.

Pero todo este circo es innecesario, evítenos la pena de avergonzarnos con sus miserias; está más que demostrado la efectividad de los monederos electrónicos, los celulares desechables y las tradicionales concentraciones populosas en viaje redondo con cachucha, camiseta, banderilla, su lonche y Pepsi-cola incluida como fuente formidable de compra de votos, así que para qué tanto circo si ya sabemos cómo van a ganar y quiénes van a votar. Ya sabemos para qué se usa la deuda pública contraída por estados (como Coahuila, Tabasco o Chihuahua) y los programas de gobierno tipo “combate a la pobreza” (comida chatarra por votos).

Abstencionismo y voto nulo: verdaderos termómetros de una elección actualmente.

Votar o no votar es un ejercicio y decisión individual, pero votar no es elegir, sino legitimar y sin embargo, el efecto de culpa se instala como un chip y se aferra a reglas obsoletas y regímenes autoritarios; por temor se vota más que por ética. Votar significa estar contento con el régimen y no querer cambiar . Por el contrario, el voto nulo y la abstención son dos caras de la misma moneda: una protesta silenciosa, un descontento y reflejo de la real politik del todavía vigente Old Regime y de cómo la gente responde al engaño, así esté despolitizada.

Es muy posible que en estas elecciones del 2013 se rompan records de inasistencia (abstencionismo) pues la actividad es como volver al pasado, cuando se votaba para legitimar al PRI. La participación electoral anda por debajo del 30% en elecciones estatales intermedias de los años recientes. La diferencia podría ser el voto nulo, en su ambivalencia de participación electoral y abstencionista, cuyo número crece a cada elección. Para anulistas, apartidistas y abstencionistas las siguientes sugerencias:

Dedícale tu voto a alguna causa que valga la pena apoyar o llamar la atención, por ejemplo, contra la privatización del agua, el maíz transgénico o el abuso policiaco.

Agrega el nombre exigiendo justicia por alguna de las personas desaparecidas o asesinadas de este estado.

Vota por tu lucha particular (legalización de la marihuana o los matrimonios gay; contra el maltrato a los animales; defensa del Estado laico, poligamia…)

También puedes dejar tu boleta en blanco si tienes la suficiente confianza de que no será alterada. Recuerda que el voto es anónimo, si te place o te sirve de desahogo, hasta puedes mentar madres y padres.

En el inevitable caso de enfrentarte en la vida cotidiana con campañas y candidatos se recomienda:

Pega un escrito o calcamonía en un lugar visible de tu casa o carro (una ventana, por ejemplo) donde expliques muy claro que no recibes propaganda partidista de ningún tipo o a candidatos(as).

Si hay comité de vecinos donde vives, vigila que no se organicen mítines partidistas sin consentimiento vecinal.

Sí hay un mitin partidista y están contaminando con ruido excesivo u obstruyendo las vías de tráfico, puedes llamar a tránsito o la policía, las campañas no les da privilegios ni impunidad.

No es obligación recibir propaganda no deseada en tu casa, trabajo o la vía pública.



lunes, 13 de febrero de 2012

Disculpas no, ¡renuncias!



Resultó peor el remedio que la enfermedad
Refrán popular

La actitud desafiante del alcalde por segunda ocasión de Ciudad Juárez, Héctor “Teto” Murguía, sobre las disculpas públicas que le exigen las organizaciones no gubernamentales (ong´s) de la ciudad por los excesos cometidos por la policía municipal desde la llegada de Julián Leyzaola como director de Seguridad Pública en menos de un año, comprueban su incapacidad para ofrecer soluciones a los graves problemas de Juárez.

Desafortunadamente los abusos policiacos continúan cobrando víctimas y las muy pobres declaraciones argumentativas del alcalde sólo comprueban su falta de vocación política, visión y sensibilidad ante una sociedad prácticamente desamparada entre la delincuencia cotidiana y las violaciones también cotidianas de la policía, lo cual no dan pie a equivocaciones; si no puede poner orden en la policía, mejor renuncie.

El documento público expuesto y muy puntual de las violaciones policiacas detectadas por el Grupo de Articulación Justicia por Juárez, integrado por 17 organizaciones, más las denuncias de otras tres organizaciones de periodistas, un gremio en particular víctima de los abusos de la policía de Leyzaola, son más que elocuentes para describir el clima de violencia e inseguridad que prevalece en Juárez, donde si bien ha disminuido los crímenes relacionados con las bandas de narcotraficantes, aumentan en abusos de autoridad como retenes, detenciones arbitrarias y ataques a la población civil desarmada.

Si la libertad de expresión está siendo reprimida por quien se supone debe protegerla, entonces las cosas marchan muy mal. En los Estados fascistas, una de sus características es la persecución de intelectuales, críticos y comunicadores incómodos para el régimen por que denuncian las arbitrariedades que ahí suceden. La represión de manifestaciones públicas, la manipulación de la información y los saqueos, robos o amenazas a organizaciones sociales, también forman parte de las políticas de extrema derecha, pero eso no lo consideran delitos.

Hablando de saqueos, hace pocos días fueron robadas las instalaciones de varias ong´s, entre ellas las de Plan Estratégico, organización que tiene el mérito de poner el dedo en la llaga sobre la forma de hacer política en el cabildo local, lo cual ha desnudado lo que de antemano sabemos: las complicidades de las y los regidores con el alcalde a espaldas de la sociedad. Curiosamente el atraco fue un día después de la última sesión de cabildo, el jueves ocho de febrero. Esto tampoco es buena señal y hace sospechar de quienes ejercen el poder.

El ambiente de inseguridad y violencia juarense prevalece pese a la salida masiva del ejército y la Policía Federal, pero el trabajo sucio de la policía municipal no deja respirar un clima de tranquilidad, los abusos están a la orden del día. Curiosamente quienes han guardado un sepulcral silencio son las cámaras empresariales, de quienes se sospecha son el referente directo de los aniquilamientos de asaltantes por policías encubiertos (por ejemplo, en las tiendas de conveniencia) de respaldar a Leyzaola y de contratar a pistoleros a sueldo.

El miedo sigue siendo un patrón determinante en la inmovilidad ciudadana. Este temor real, más el analfabetismo político y la despolitización social, facilitan la permanencia del autoritarismo y el empeoramiento de la situación. El ciudadano(a) común se encuentra a merced de la delincuencia y desprotegida ante una policía permisiva, nerviosa y también con miedo, que sólo ve en las personas a potenciales criminales, pues ni si quiera puede protegerse a sí misma de los ataques de bandas armadas.

Los logros en materia de detención y desarticulación de bandas de carjackers, extorsionadores y delincuentes comunes, quedan minimizadas por los abusos de poder y la excesiva mano dura de Leyzaola, muy bravo con la ciudadanía y encubridor de sus subordinados. Solamente se muestran complacientes los que como él, son personas autoritarias y egoístas incapaces de comprender lo delicado del asunto. Este tipo de actitudes es como querer apagar el fuego con más fuego: tarde o temprano te vas a quemar.

Leyzaola no puede ni debe mandarse solo. Le debe rendir cuentas al alcalde, pero sobre todo a la ciudadanía, que es la que le paga su sueldo, pero también es a quien intimida, insulta y desprecia con sus acciones y declaraciones. El alcalde por su parte, debe recordar, que no es el dueño de la ciudad, sino un servidor público asalariado y tiene la obligación de dar resultados o si tiene dignidad, renunciar ante su evidente incapacidad en el puesto. A fin de cuentas fue elegido vencedor en una elección con un 15% del total de votantes, prácticamente con el desprestigiado y mañoso voto priista; es decir, tiene legalidad oficial, pero no legitimidad popular y ya vienen las elecciones.

En cuanto a la sociedad juarense, es necesario e imprescindible poner un alto a los excesos de poder, quitarse el miedo y llamar a las cosas por su nombre. Ciudad Juárez no merece un trato indigno de ningún policía y ningún político, pero el silencio nos resta poder y se los da a ellos. Los cambios que necesita la ciudad no van a venir de la clase política ni la paz se logrará con policías autoritarios, pero si seguimos pasivos, aunque volviera a nacer Pancho Villa, no sucederá nada.

Bravo por las ong´s que denuncian públicamente los abusos del poder. Gracias por su valentía.

 (foto tomada de frontenet.com)


miércoles, 25 de enero de 2012

La ley a la Leyzaola




El que mata a puñaladas, no puede morir a besos
Anónimo

Rubén salió por la mañana, en fachas, sin bañarse y algo despeinado, a comprar unos cigarros a la tienda de la esquina, pero la encontró cerrada; entonces caminó dos cuadras más a la tienda más cercana. De regreso lo interceptó una patrulla policiaca, le pidieron identificación, no traía; le pidieron dinero para no llevarlo a la cárcel, tampoco traía; pidió que lo dejaran avisar a su casa, no quisieron. Pasó ocho horas detenido y además un policía le robo una cadenita de oro, pero ¿cuál fue su delito?

El actual secretario de Seguridad Pública de Ciudad Juárez, Julián Leyzaola, asumió el cargo en marzo del 2011 en la administración priista del no menos polémico y peligroso empresario Héctor “Teto” Murguía Lardizábal, extraoficialmente impuesto por la cúpula empresarial juarense (sus posibles padrinos) pese a denuncias judiciales de subalternos y señalamientos de instituciones derechohumanistas nacionales e internacionales, pues se le acusa de tortura y asesinato en el desempeño del mismo cargo en la ciudad de Tijuana, Baja California.

Leyzaola se ve así mismo como una especie de justiciero (como lo muestra la entrevista hecha por Ignacio Alvarado para El Universal el 8 de noviembre del 2010: “Leyzaola: Héroe, villano o ambos”) quien  cobijado por la ley, sigue el mismo camino de “mano dura” en Juárez que tanto gusta a la gente de derecha.

Según el portal noticioso Puente Libre, los delitos del fuero común aumentaron 200% desde su llegada; violaciones como la sufrida por Rubén se multiplican por docenas todos los días y peor aún: siguen apareciendo en las calles y de manera anónima (es decir, sin ningún narcomensaje) personas asesinadas y con signos de tortura.

La limpieza social continúa pese a la salida de soldados y Policía Federal de la ciudad, ¿será posible que la Policía Municipal continúe ahora ese trabajo sucio? A Rubén le fue bien, pues solamente recibió maltratos verbales, pero en otros casos también se golpea y se roba, además del jugoso ingreso económico en multas para las arcas del municipio.

Es obvio que los municipales actúan con respaldo de Leyzaola y éste con el visto bueno de Murguía y el empresariado.

De los muchos casos violatorios de este personaje, destaca el acontecido el primero de noviembre del 2011, cuando se celebraba una manifestación pacífica de indignad@s que fue reprimida con lujo de violencia y encarcelados las y los participantes además de los reporteros que cubrían la nota, como evidenciaron los medios informativos en su momento.

Otro caso es el sucedido a mediados de diciembre donde se acusa directamente a Leyzaola y otros siete policías de la muerte a golpes de Jorge Andrés Padilla en los separos policiacos de la Estación Universidad; la denuncia fue presentada por dos testigos amigos de la víctima y sobrevivientes de la golpiza, quienes están actualmente detenidos en el Cereso local y según ellos, a salvo de cualquier represalia de Leyzaola. El cuerpo de Padilla fue abandonado en el desolado Camino Real, a las afueras de la ciudad.

También el periodismo es víctima frecuente de la nueva policía de Leyzaola: a su llegada el trabajo periodístico se ha complicado incrementándose las amenazas y los ataques a este gremio, siendo el más reciente a un fotógrafo de Norte de Ciudad Juárez, Luis Ramírez Sánchez, el 10 de enero del 2012, quien fue detenido y torturado psicológicamente cuando cubría un arresto policiaco. Otros casos no se denuncian por temor a represalias; existe miedo en el medio.

La situación de inseguridad disminuye, como se ha dicho, con la salida del ejército y federales, pero no mejora la calidad de servicio que presta la Policía Municipal bajo esta modalidad de “todos son delincuentes”,  continuando y aumentando la desconfianza social al gobierno y su policía. Los únicos contentos parecen ser los empresarios; la sociedad sólo se queja en corto, pero no realiza acciones para evitarlo y es tan alto su analfabetismo político que ni siquiera se defiende, pues ignora sus derechos.

En este sentido es lamentable la falta de visitadores de Derechos Humanos ante tanta arbitrariedad e impunidad policiaca. El persistente Gustavo de la Rosa Hickerson brilla por su ausencia, mientras los combativos movimientos sociales y ong´s siguen inexplicablemente silenciosos desde la represión de noviembre (¿estarán amenazados?) frente a este actuar policiaco adolecente de verdadera vocación de justicia con sus métodos violentos y fuera de la ley, lo cual no los  diferencia de los criminales, llevándose consigo a cuestas a quién sabe cuanta gente inocente. Adiós al Estado de derecho.

Leyzaola y Murguía piden colaboración y confianza a una sociedad perjudicada directamente por ellos y su ideología fascista de exterminio. Desgraciadamente esa mentalidad está presente en grupos de poder como los partidos políticos, particularmente el PRI y el PAN, así como las cámaras empresariales, forjando y divulgando el “orden” por encima del progreso, impulsados por la idea de la imposibilidad de rehabilitar a criminales y delincuentes a los cuales se debe aniquilar. 

Pero mientras presionamos para que Leyzaola por ética renuncie o se vaya, atendiendo el llamado para enfrentar la justicia en los casos y lugares donde se le acusa, ¡a cuidarse de su policía!