viernes, 17 de diciembre de 2010

Organizaciones se pronuncian por el feminicidio de Marisela Escobedo Ortiz

· Ante la incapacidad y el desprecio del gobierno federal y el gobierno estatal, Marisela fue asesinada por pedir justicia para su hija Rubí.

“No me voy mover de aquí hasta que detengan al asesino de mi hija” fueron las declaraciones de Marisela, antes de colocar su pequeño campamento en la Cruz de Clavos NI UNA MÁS, en la Ciudad de Chihuahua. Estaba dispuesta a pasar navidad y año nuevo en ese lugar emblemático, en el que apenas el 25 de noviembre pasado, había participado en una manifestación junto con las madres de Justicia para Nuestras Hijas, para colocar en la cruz, más de 300 nombres de las mujeres que han sido asesinadas en el estado de Chihuahua tan sólo en este año, 2010.

Rubí, tenía 16 años cuando fue asesinada por Sergio Rafael en agosto de 2008. Desde que desapareció y su pequeño cuerpo fue encontrado en un terreno junto a huesos de marranos, la madre de Rubí, Marisela, una enfermera jubilada, dedicó su vida a buscar justicia para su hija, convirtiéndose una defensora de derechos humanos.

El mismo día que el Secretario de Gobernación, Francisco Blake, pedía a la ciudadanía “sacudirse el miedo para combatir a los criminales”, Marisela fue asesinada frente a las puertas del Palacio de Gobierno de la Ciudad de Chihuahua, mientras realizaba una protesta pacífica e indefinida para exigir a las autoridades la detención del asesino de su hija Rubí.

Marisela no sólo se sacudió el miedo, caminó durante días desde la Subprocuraduría de Justicia a la Ciudad Judicial en Ciudad Juárez para exigir sanción para el asesino de su hija. La acompañaban una carriola con su nieta de dos años y un cartel con la foto de su hija Rubí. Un tribunal de juicio oral dejó en libertad al asesino, cimbrando el sistema de justicia.

Marisela, luchadora incansable, logró junto con las abogadas del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM) que un tribunal de casación (integrado por tres magistrados) rectificara la decisión de los jueces y logró obtener una sentencia condenatoria contra Sergio Rafael, asesino confeso, en el que se le condenaba finalmente a 50 años de prisión.

“Ya me cansé de hacer su trabajo, ahora les toca a ellos” decía Marisela. Efectivamente, mientras las autoridades no lograron encontrar a Sergio Rafael, Marisela con sus propios recursos, lo ubicó en Zacatecas y dio aviso a la Procuraduría de Chihuahua, que alegó que por trámites burocráticos no pudo detenerlo.

La Procuraduría del estado de Chihuahua le informó a la madre, que en coordinación con la Procuraduría General de la República y las de los Estados “se encontraban buscando al asesino de su hija en todo el país”. Nunca lo encontraron.

Durante dos años, recorrió el país. Regresó a Zacatecas, viajó a la Ciudad de México donde solicitando audiencia con el Presiente Calderón y con el Procurador Arturo Chávez Chávez, quienes se negaron a recibirla. Se entrevistó con mandos de la Procuraduría General de la República que le prometieron que buscarían al asesino de su hija. Tampoco lo encontraron.

Días antes de ser asesinada, acudió a un acto donde se encontraba el Gobernador de Chihuahua, César Duarte y sacó una pancarta que decía “justicia, privilegio de gobiernos”. La solicitud de Marisela hizo enojar al Gobernador, como lo documentaron varios periódicos locales. El gobernador incluso la regañó y despreció. Después, logró entrevistarse con el Fiscal del estado de Chihuahua que le prometió que revisaría su caso.

Lucha Castro, coordinadora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM) declaró “en estos momentos, no se puede descartar ninguna línea de investigación, incluida la de un crimen de estado pues Marisela no iba a parar hasta que detuvieran al asesino de su hija”.

Marisela murió a las puertas del Palacio de Gobierno y frente a la cruz de clavos que colocaron la red de mujeres de negro y madres de las jóvenes asesinadas en el estado de Chihuahua. Marisela fue asesinada por pedir justicia.

Sr. Presidente Calderón y Sr. Duarte, Gobernador de Chihuahua: ¿hasta dónde llega la responsabilidad de los ciudadanos para hacer justicia y dónde empieza su labor como autoridades?


Ante tal incapacidad, cantidad de omisiones, desprecio y negligencia, el Estado mexicano es responsable y debe responder inmediatamente por el asesinato de Rubí y Marisela.



Ya basta. Ni una más.

Centro de Derechos Humanos de las Mujeres / Mesa de Mujeres/ COSYDDHAC/ Justicia Para Nuestras Hijas / Centro de Derechos Humanos Paso del Norte


Para mayor información:



Justicia para Nuestras Hijas // info@justiciaparanuestrashijas.org // Tel. (614) 413-3355 // twitter: @jpnh01 // Centro de Derechos Humanos de las Mujeres // comunicacion@cedehm.org // Tel. (614) 415-4152. //Centro de Derechos Humanos Paso del Norte// Tel. (656) 331 95 00// COSYDDHAC// Tel. (614) 410-77-55 // Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Chihuahua, pasado, presente y futuro

(Revista Aserto, número 89, diciembre del 2010)

Chihuahua vive uno de los peores momentos de su historia. Tres años han pasado ya desde el inicio de la “guerra contra el narco” implementada por el gobierno federal estancado al estado en una situación de muerte, violencia y destrucción. Aun si la “guerra” desapareciera hoy, las secuelas de la misma y la reconstrucción de Chihuahua durarían varios años.

El estado ha pagado muy caro su situación geopolítica y su crónico estancamiento de desarrollo social. La combinación de ambas (la cercanía con Estados Unidos y la marginación de buena parte de su población) son elementos sinérgicos de la prolongación de una guerra perdida desde el inicio que dice más por sus silencios que por sus acciones. Mientras tanto gente muere asesinada todos los días en las grandes ciudades como Juárez y Chihuahua; en los municipios serranos; en las ciudades pequeñas y medianas; en las carreteras. El festín de sangre y anomia es hoy sinónimo del “estado grande”: grande en masacres, impunidad y corrupción sin límites.

El presente brillante se opaca con la pérdida de miles de empleos además de las muertes violentas y la explosión de los delitos de todo tipo, algunos de ellos desconocidos para las y los chihuahuenses hasta la llegada de las fuerzas militares y federales: extorsiones, secuestros, derecho de piso, carjackings, violaciones a los derechos humanos y las garantías individuales entre otras. La prosperidad económica va de salida junto a miles de residentes del estado que buscan salvar sus vidas o sus propiedades al tiempo que se establece un sórdido Estado de excepción no declarado donde nadie tiene la vida asegurada. El miedo generalizado y la desconfianza en las instituciones públicas, sobre todo las de impartición de justicia y policiacas, hacen posible una atmósfera de enajenación estresante, tristeza y desesperanza ante los días por venir.

Del prestigio de Chihuahua como “cuna de la Revolución”, “salvaguarda de la república”, “defensora del respeto al voto y la apertura democrática”, sólo queda el recuerdo histórico. Hoy es más visible el feminicidio, las masacres juveniles y estudiantiles, la corrupción y cinismo gubernamental, la violencia por todos lados, la “tierra de nadie”; eventos por los cuales seremos conocidos. Hoy Benito Juárez, Francisco Villa, Abraham González o Pascual Orozco, son personajes desdibujados, sólo presentes en los discursos oficiales y los anhelos populares, dándole entrada a los nuevos “héroes” regionales: los narcos, los sicarios, los políticos sumisos y castrados, los empresarios sin escrúpulos.

El pasado se hace lejano y añorable, el presente angustioso e interminable; el futuro asusta. Chihuahuenses jóvenes y viejos, hombres y mujeres forman parte de la generación de la violencia anómica cortesía del Estado mexicano. La identidad chihuahuense cambia: el estado que es incapaz de protegerse a sí mismo, matándose para que la droga no llegue a los Estados Unidos, país de donde provienen las armas de la catástrofe. República de salvajes que justifica la intensidad de la violencia y el discurso belicista estadounidense que se adelanta al futuro deseado inventándolo: el Estado mexicano no puede.

El futuro chihuahuense a corto, mediano o largo plazo, no es el futuro neoliberal de la tierra prometida y gente bonita; se acerca más a la sobrevivencia de Estados en situación de guerra como Irak o Afganistán a los cuales habrá que hacerles posible la recuperación de la tranquilidad perdida. Olvidados por la política y los políticos, seguramente la sociedad chihuahuense hará enormes esfuerzos por reponerse con gobiernos, sin gobiernos o a pesar de los gobiernos, de seguir su actitud déspota como hasta ahora. Como en otras épocas de crisis, la solución estará en la capacidad de organización y decencia de su sociedad.

El 2010 al igual que el 2009 y el 2008, son años sumamente difíciles para quienes tenemos en Chihuahua nuestro hogar y el 2011 no se avizora mejor que los anteriores. Es difícil predecir cómo vendrá el nuevo año, si sobreviviremos el actual o si las personas y lugares que forman nuestro entorno común y cotidiano estarán a salvo. Nadie imaginábamos vivir un periodo como el actual. En el año del centenario de la Revolución y bicentenario de la Independencia son más los retos a afrontar que los ánimos por celebrar. No es que no exista el orgullo por el pasado, por cómo llegamos hasta aquí; se trata más bien de un choque con la realidad que nos tiene aturdidos y con ganas de terminar con esta situación absurda lo antes posible, pero ¡oh insensatez! Todavía tenemos mucho por hacer para en verdad darle sentido a una independencia, tal vez con una verdadera revolución social.

La esperanza es lo último que muere. Pero, ¿qué le da vida a la esperanza? Espero y sean nuestros anhelos de vivir en paz y armonía con nosotros mismos. Las soluciones no vendrán de la clase política ni de fantasmas del pasado; el carácter de un pueblo se forma ante la adversidad. Por antítesis, la imposibilidad actual de influir en la política de la violencia hará que las y los chihuahuenses encontremos nuestra propia síntesis.

martes, 14 de diciembre de 2010

El Barzón sobre el aumento a las tortillas

DECLARACION DE PRENSA


ES URGENTE LA REGULACIÓN DEL MERCADO DE MAÍZ-TORTILLA



El acuerdo tomado entre la Secretaría de Economía y la Unión de tortilleros para suspender (temporalmente) el aumento del precio de la tortilla, es demasiado frágil. En poco tiempo estaremos nuevamente ante un incremento del costo de dicho producto. El golpe económico será de gran severidad para los sectores más empobrecidos.

El problema principal radica en la incapacidad del gobierno mexicano para establecer una nueva regulación del mercado que suprima el control oligopólico que hoy existe en la comercialización del grano y en el esquema desventajoso que tiene el funcionamiento de los molinos y tortillerías. El gobierno sigue actuando con una enorme cobardía anti monopólica frente a uno de los mercados más sensibles para la economía popular.

El gobierno se ha mostrado indiferente frente al hecho de que tres empresas (maseca, cargill, minsa) tienen el control de más del 60% de la comercialización del grano y son las principales beneficiarias de los grandes volúmenes de importación. Este hecho ha dado como resultado la fijación oligopólica de precios, el acaparamiento y la especulación. Son, además los principales beneficiarios de los enormes subsidios que se entregan a través de SAGARPA como apoyos a la comercialización.

Es decir, dichas empresas no solo gozan de regímenes fiscales de ´privilegio, obtienen la mayor parte de subsidios y colocan el producto con sobreprecios en distintas regiones donde la competencia es verdaderamente nula.

De igual manera, la estructura del mercado de la masa y la tortilla se encuentra profundamente distorsionada. Hay un control que impide la entrada de nuevos participantes en el mercado, una obligación de compra de insumos, una determinación de distancias y permisos para abrir nuevas tortillerías. Hay un control corporativo de dicho mercado.

El incremento de precios resulta injustificado. No hay un problema de producción. A nivel internacional hay una producción de 820 millones de toneladas. Y en México se ha logrado una cifra histórica de cerca de 25 millones en el 2010. Lo que existe es un grave problema de especulación a nivel internacional y en nuestro país.

La situación se torna demasiado grave, pues estamos ante el inicio de una nueva crisis de precios de los alimentos. En el 2007 la crisis de precios también inició con el incremento de la tortilla y absolutamente todos los productos alimenticios se incrementaron. Los resultados de la crisis de 2007-2008 provocaron el incremento de 2 millones de nuevos ´pobres y borró todos dos esfuerzos que se habían realizado desde el 2000 en materia de política social y de disminución de la pobreza.

Por ello, el gobierno mexicano no puede seguir abordando dicho problema como algo coyuntural. La Comisión Federal de Competencia tiene, de oficio, la facultad para iniciar una investigación sobre el control del mercado y la fijación oligopólica de precios. La COFECO debe anunciar el inicio de medidas para establecer sanciones y castigar las prácticas comerciales contra los consumidores, principalmente los más pobres.

La situación internacional y los altos niveles de especulación que se están presentando en el mundo y a nivel nacional deben obligar al gobierno a actuar con mayor energía. Sobre todo por el hecho de que vamos a vivir en el futuro.

La Sagarpa debe de modificar la política agropecuaria, pues es el momento de establecer una reserva de alimentos e incrementar la protección y la productividad de millones de campesinos que nunca se benefician de los altos precios que existen en el mercado nacional e internacional. La enorme ganancia siempre se las llevan los mismos.

En la siguiente gráfica se muestra el consumo promedio en pesos en tortilla de maíz por decíl:



La colusión de los grupos monopólicos es evidente en el impacto y afectación para los consumidores. Ya al inicio del año, la Cofeco hizo público el resultado de investigación en materia de tortilla encontrando los siguientes resultados.

Los industriales de la masa y la tortilla restringieron la competencia en las actividades de producción, distribución y comercialización de la siguiente forma:

• No competían en precios, establecían precios fijos por kilogramo.

• Asignaban áreas exclusivas para los establecimientos existentes a través del establecimiento de distancias mínimas entre establecimientos del mismo giro comercial.

• Impedían u obstaculizaban la entrada de nuevos participantes mediante acuerdos para evitar el otorgamiento de licencias o autorizaciones necesarias para un interesado, pudiera construir un nuevo establecimiento.

• Impedían o prohibían las actividades en determinados días u horarios de operación, o imponiendo horarios obligatorios de servicios, restringiendo las oportunidades y la flexibilidad de los establecimientos para elegir el tiempo de operaciones más eficiente para sus condiciones específicas y la competencia y libre concurrencia en los mercados afectados.

Por ello demandamos:

1.- El inicio inmediato de la Cofeco para sancionar la colusión de estos grupos acaparadores y que dicha autoridad no actúe tibiamente como en la anterior crisis de alimentos.

2.- Que la propia Secretaría de Economía enfrente a estos grupos monopólicos y no los cobije en sus estrategias de acaparamiento y menos, mienta ante la opinión pública al declarar que ya pacto el no incremento, cuando su deber es impedirlo. Bruno Ferrari no debe jugar a la simulación, la gravedad del tema se lo impide.

3.- Qué Congreso no concluya sin la aprobación de la Ley anti-monopolios y de no ser así, se convoque uno extraordinario específicamente para ello.

Seguiremos atentos al comportamiento de la autoridad y denunciando la especulación ominosa de las empresas acaparadoras. Nuestro país y los millones de personas que vivimos en él, lo merecemos.

Diciembre 14, 2010



Alfonso Ramírez Cuéllar


Presidente de El Barzón

lunes, 13 de diciembre de 2010

Decadencia del cristianismo capitalista




Dedicado a tod@s l@s ate@s, agnóstic@s, librepensadores

y especialmente a quienes tienen dudas.



Calentamiento global, explotación laboral, colonialismo, guerras…de todo ha pasado durante la consolidación del capitalismo mundial con el apoyo de la curia católica y las iglesias evangélicas (porque eso de “protestantes” sólo les queda como mote). Hoy llegamos a las navidades del 2010 con muchas incertidumbres y una sola certeza: el camino de la destrucción del planeta por la plaga humana.

El capitalismo que sufrimos está legitimado por el cristianismo. Autores como Max Weber aseguran que sin la ética protestante, el capitalismo moderno no existiría, mientras Karl Marx, asevera que las religiones son el opio de la sociedad; otro insigne alemán, Friedrich Nietzche, anunciaba en “Así hablaba Zaratustra”, la muerte de dios en nuestra era. Hablar o escribir de religión es siempre un riesgo porque no sólo pone a prueba las convicciones de quien lo escucha o lee, también propicia reacciones fanáticas.

Para que el capitalismo fuera exitoso, no sólo requirió de los grandes inventos, de la ciencia y los gobiernos a su servicio, también necesitó la ayuda de quienes hacen posible la emancipación o esclavitud de las conciencias: las iglesias. Las condiciones estructurales del capitalismo (industria, vías, explotación de los recursos naturales, etcétera) no significarían nada sin la superestructura (leyes, creencias, valores y demás) sin y por las cuales sería muy difícil, sino imposible, engañar o someter a sociedades enteras.

Así pues, la conquista y colonización de México y América Latina, el Destino manifiesto de los gringos, la guerra contra Irak y Afganistán en el presente siglo, o la política hostil de Karol Wojtila (Juan Pablo II) contra el socialismo y los movimientos de la Teología de la Liberación, entre otros muchos ejemplos, no sólo le dieron alas al capitalismo, sino también respiro cuando sus finanzas estaban mal. La democracia, otro invento (o más bien rescate) del capitalismo para intentar disminuir la influencia de los movimientos sociales progresistas, también ha sido un escudo usado por quienes se reconocen como “cristianos(as)” y avalan al capitalismo como si fuera sinónimo de civilización y progreso.

El cristianismo capitalista dista mucho del cristianismo primitivo y las supuestas enseñanzas de Jesús. Hoy vemos desfilar en primera fila y lugares VIP (Very Important People) a políticos(as), “artistas” de la farándula y la televisión, grandes empresarios, comunicadores, obispos y ministros que reconocen públicamente su cristianismo (católico u evangélico) pero en la práctica más bien son como los fariseos que describe La Biblia. La gravedad del caso es el uso de fetiches cristianos (crucifijos, vírgenes, cristos) o citas bíblicas para lograr sus propósitos. El resultado de sus acciones hacen posible retroceder la vida hasta hace dos mil años: son las mismas acciones que hicieron reaccionar, si existió, a personas como Jesús.

En tanto el cristianismo evangélico se esfuerza en la individualidad para alcanzar el cielo cristiano, el cristianismo católico hace uso de valores como la abnegación para llegar al mismo fin. Ya aplicados en la realidad capitalista, el esfuerzo individualista evangélico sirve para consolidar empresas, mientras la abnegación católica sirve para soportar las injusticias de dichas empresas. Hoy vemos en países como México, cómo se debilita el Estado laico con los gobiernos católicos de derecha y en Estados Unidos, cómo los ministros evangélicos apoyan abiertamente a su gobierno en todas sus misiones guerreras.

Mientras más avanzan ciencias como la astronomía, la física o la sociología, disminuyen en la misma medida los dogmas, las supersticiones y las falsas creencias, haciendo más difícil el engaño a la gente. El alma, el espíritu, la inteligencia no son entes externos a la persona, sino parte intrínseca de la persona. Es inútil buscar afuera lo que está adentro, como es inútil ignorar la inmensidad del cosmos o creer en religiones o dioses únicos. El capitalismo provee los medios para el engaño y la manipulación, pues su único propósito es la plusvalía para que un pequeño grupo siga dominando al mundo. El capitalismo es un falso dios al que hay que desenmascarar, desnudar y destruir.

No se puede ser cristiano(a) y capitalista al mismo tiempo, es una gran contradicción. Y sin embargo ¡llevan siglos coexistiendo! escudándose uno con el otro. El cristianismo ha hecho tanto daño al mundo como el capitalismo, pero juntos son un monumento a la estupidez humana, a su autodestrucción. Hoy parece haber pocos cristianos(as) comprometidos con la esencia del cristianismo (el amor) mientras abundan los empresarios(as), orgullosos representantes del egoísmo humano y que se hacen llamar además, “cristianos(as)”.