Politicians don´t see people, they see votes
Anthony de Mello
El abstencionismo es un fenómeno mucho más grande que la ausencia de votantes en las elecciones. Es una sociedad anónima, una presencia socialmente ausente por distintos motivos, pero ni es un grupo homogéneo o estable, ni es una fuerza políticamente nula. Para las democracias electorales es más preocupante el abstencionismo electoral que el abstencionismo de la vida pública en general pues es la base de la legitimación del sistema mismo.
Abstencionismo complejo y caótico
La palabra abstencionismo o abstencionista, se toma a priori como algo negativo, un problema sociopolítico y ético-moral sin tomar en consideración la opinión de quienes no votan o piensan hacerlo. Cuando la democracia se reduce a la participación electoral, se produce una dinámica o pasividad político-social dependiendo del tipo de elección, la calidad de las propuestas y candidatos(as) y el ánimo del electorado, quien es el que finalmente decide votar o no. Si no hay conexión entre la vida en sociedad y sus distintos ámbitos, incluyendo la vida familiar y laboral, mas si la consciencia social y generacional está contaminada, alienada, seguramente en esa sociedad habrá muchas mayores posibilidades de abstencionismo más allá de las elecciones.
Cuándo se convierte en problema
El abstencionismo electoral, el más investigado alrededor del mundo. No fue una preocupación real en México hasta el inicio de la alternancia del poder generada por la competencia partidista a finales del siglo XX, convirtiéndose luego en un fenómeno generalizado en la república a mediados de la década pasada. Es un problema mayúsculo para la clase política pues supone un alarmante tendencia a votar menos en cada elección y eso significa falta de legitimidad. Estados como Chihuahua o el Estado de México, no llegan ni siquiera al cincuenta por ciento de participación. Aún en el ejercicio partidista el abstencionismo es alto, como lo muestra la más reciente elección interna del Partido Acción Nacional para elegir candidato a la presidencia, donde sólo participó una cuarta parte de sus militantes y simpatizantes.
Cómo se manifiesta
Los motivos del abstencionista son muy variados y ya han sido estudiados, clasificados y hasta satanizados dependiendo del resultado de las investigaciones: apatía, malestar, desencanto, valemadrismo, decepción, desconfianza, escepticismo, revanchismo o hartazgo son resultados recurrentes y directamente relacionados con las expectativas y experiencias de quienes optan por el abstencionismo, pero también se entrelazan con variables como el analfabetismo político, la despolitización social, el individualismo egoísta, la enajenación y el activismo. Todo en respuesta y reacción obviamente con las contradicciones del sistema político en todas sus variables. Está particularmente asentado en las y los jóvenes, el grupo de edad más numeroso y también el más abstencionista, así como en los sectores más pobres y menos escolarizados, que son mayoría en el país.
La polémica del voto nulo: el abstencionismo con voz
En el juego político electoral la abstención juega un papel muy importante. Si la oferta electoral está muy pobre, es válido no votar, aunque esto no resuelva la falta de opciones. Se ejerce el derecho a la abstención cuando se anula o deja en blanco la boleta electoral o simplemente no se acude a las urnas con la intención de demostrar una posición con respecto al espectro político; hay una intención cívica y pacífica manifiestamente clara, a diferencia del abstencionismo apático (que se entiende como una protesta silenciosa, pero poco efectiva y esta enajenante) este tipo de abstencionismo anulista es abiertamente activista y promociona la no participación como forma de poder cívico para cambiar las reglas del juego político.
Votar, actividad de la minoría
Por ser la política entendida en el imaginario colectivo como una práctica profesional especialmente elitista y no cómo una práctica social amplia e inherente al ser humano (sociológica) se confunde en las elecciones la democracia con la votación, que es sólo una herramientas democrática. Existe un malestar generalizado con la clase política, independientemente de los candidatos y partidos, pues todos son vistos con la misma mirada. La desconfianza en las instituciones y actores políticos es grande en la sociedad y esto hace que las elecciones sean cada vez más pronunciadamente un ejercicio de militantes, simpatizantes y oportunistas, más la compra de votos y otras acciones fraudulentas.
La amenaza de la violencia y el narco
Esta amenaza es circunstancial, más ampliada y alimentada por la actual administración federal para generar miedo, pero también alcanza para alejar a votantes de las urnas. Este es un excelente ejemplo de que el abstencionismo no es un enemigo a vencer, sino la situación a conocer que genera el fenómeno. Autores como Octavio Rodríguez Araujo, despotrican contra las y los abstencionistas y anulistas preocupado por su impacto negativo en la oferta electoral de izquierda sin considerar el grado de violencia en el país, desconociendo la situación específica de cada lugar (el DF no es México) y de hartazgo con la forma de hacer campañas y ejercer el poder político. Pero no debe preocuparse demasiado, el desencanto político electoral pega más a la derecha que a la izquierda.
Ensayo sobre la lucidez
Una de las últimas novelas de José Saramago, Ensayo sobre la lucidez, aborda el tema del abstencionismo. En una situación atípica, las y los votantes sin campaña de por medio, ni forma de ponerse de acuerdo, en una especie de iluminación de consciencia colectiva, salen en masa a depositar sus boletas en blanco en una relación 85-15 con partidistas, anulistas y abstencionistas en conjunto, lo cual genera la trama de la novela: se convierte en un asunto de Estado. No hay que menospreciar el abstencionismo, este tiene una razón de ser y de existir; tiene una fuerza en sí misma, latente, pero todavía no consciente.
¿Si la democracia funcionara, habría abstencionismo?
imagen tomada de http://www.resistenciavegana.es