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domingo, 30 de agosto de 2015

No a la mina en Samalayuca



No a la mina en Samalayuca
Carlos Murillo González

El viernes 28 de agosto se llevó a cabo una pseudo consulta “pública” en Ciudad Juárez con motivo de hacer o no modificaciones legales para la instalación de un proyecto minero en terrenos del poblado de Samalayuca, en el sur del municipio de Juárez, realizada por la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) la Conanp (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) y la UACJ (Universidad “Autónoma” de Ciudad Juárez).

Para una ciudad de 1.3 millones de habitantes, realizar al mismo tiempo, el mismo día, en una reducida y elitista reunión informativa, una consulta por invitación, permitiendo además la entrada a pobladores de Samalayuca (ellos tendrían su consulta el sábado 29 de agosto y sumaban casi la mitad de las y los ahí reunidos) con casi nula difusión, en un día hábil y con una duración de 7 horas, es por demás decirlo, una burla que oculta oscuros intereses detrás.

Samalayuca se encuentra a 50 kilómetros de Ciudad Juárez, en el extremo sur del municipio, con una población de unos 1,500 habitantes, dedicados sobre todo a actividades del campo. Es conocido por sus famosos y saqueados médanos (donde se han filmado películas como Dune) zona desértica con flora y fauna única protegida desde el 2009. Ciertamente es una localidad olvidada del progreso con muchas carencias, necesidades y un bajo nivel educativo, lo cual la hace precisamente vulnerable a la manipulación y el engaño.

Por otro lado la historia de las mineras, especialmente las canadienses, está llena de abusos, violencia, asesinatos, destrucción del medio ambiente y sobornos a gobiernos corruptos (como el mexicano) para lograr sus propósitos, evitar sanciones y saquear la riqueza favorablemente a cambio de una bicoca. En el caso de Samalayuca la empresa de capital canadiense WC Exploration Corporation lleva unos cinco años cabildeando en el pueblo a través del ex presidente seccional del poblado, Javier Meléndez, para cambiar el uso del suelo como “área protegida” y poder llevar a cabo sus actividades, según ellos, para explotar únicamente yacimientos de cobre.

También se encuentra involucrada la empresa mexicana Firex S.A de C.V. de quienes se desconoce o protegen los nombres de sus inversionistas, pero se rumora entre ellos se encuentra el actual gobernador del estado de Chihuahua, César Duarte, lo cual explicaría las presiones para realizar los cambios a favor de la apertura minera, la cual requiere de 1,500 hectáreas para trabajar y contaminar a cielo abierto en el área.

Esto explicaría el discurso, posicionamiento y mentiras del director de la Conanp, Jesús Alonso Duarte, primo, ¿adivinen de quién? Efectivamente, del gobernador, quien estuvo presente en la reunión del viernes en Juárez y en la “consulta” realizada en la ciudad de Chihuahua el día anterior con el mismo método de trabajo, contando también con “acarreados” de Samalayuca. Es obvio por dónde se mueven los intereses de la mina.

Tanto Samalayuca como Ciudad Juárez se abastecen del mismo manto acuífero (el Bolsón del Hueco) y las mineras utilizan el vital líquido de manera abundante para sus actividades, lo cual hace salir el tema de la exclusividad e interés de las y los samalayuquenses para ubicarse en su verdadera dimensión: si se aprueba la apertura minera, no sólo el poblado se verá afectado, sino en gran medida también Juárez y su vecina, la ciudad de El Paso, Texas.

Sería un crimen de lesa humanidad que el Estado haga caso omiso de las genuinas preocupaciones de quienes están conscientes de las consecuencias por la apertura minera en esta zona semidesértica, donde el agua es escasa y la contaminación del aire se empeoraría trayendo daños irreversibles a la salud pública, además del daño a todas las especies vivas. Esta lógica aplica desde luego también para otra industria que busca instalarse en la región gracias a la traicionera reforma energética del gobierno priista actual: la petrolera, en particular si se trata de la extracción del gas de lutitas (o gas shale).

Los peligros están expuestos ya. El problema no es nada más para Samalayuca, donde una parte de su población está siendo engañada (¿o comprada?) por promesas de trabajo y derrama económica para instalar la minería en su sección y, aunque están en su legítimo derecho por buscar atraer empresas para su beneficio y desarrollo, en este caso no están considerando el impacto más allá de su espacio de influencia y tiempo. Las concesiones mineras se otorgan por décadas de veinte años o más y cuando se van después de haber extraído los metales deseados, dejan una estela de muerte: tierras infértiles, residuos tóxicos, enfermedades, desolación.

En México tenemos muchos ejemplos ecocidas de empresas mineras, siendo el más reciente el del Grupo México, propiedad de Germán Larrea, quienes este año han vertido desechos contaminantes en ríos de Sonora, enfermando indistintamente a humanos, flora y fauna, sin que la justicia haya actuado de manera contundente. Ese debe ser al menos, nuestra referencia para pensar en las consecuencias de la posible apertura de la actividad minera, por lo tanto ¡No a la mina en Samalayuca!    



 




  

martes, 7 de julio de 2015





Las guerras del agua
Carlos Murillo González


Este verano basta de cortes injustos al suministro
 de agua en deudores de casa habitación.



La Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) de Ciudad Juárez, realiza cortes de suministro de agua en casas habitación. Esta acción es violatoria a derechos humanos y contradice además, la constitución. En pocas palabras, la JMAS está violando la ley. El derecho al agua no se negocia.

El agua es fundamental para la vida y cualquier persona, empresa o institución que atente contra ella, por ejemplo, monopolizando mantos de agua dulce, privando del acceso a determinados grupos y personas, o contaminándola vertiendo desechos y desperdicios, está cometiendo un acto criminal. Sin embargo la realidad del agua es precisamente su rápido deterioro y escasez gracias en gran parte a la humanidad. Como “seres inteligentes” que nos autonombramos como raza superior entre todas las especies animales, es asunto humano tomar consciencia del daño hecho por nuestra intervención en la naturaleza.

El agua y la guerra

Foro sobre minería y contaminación.
Insisten las y los expertos desde mediados del siglo pasado, sobre el aumento de los conflictos por el vital líquido, desencadenantes de protestas y desenlaces bélicos. En la Tierra (cuyo nombre correcto debería ser Agua, dadas las características acuíferas de la superficie de este planeta azul) menos del 3% del total de sus aguas son dulces; es decir, apenas una mínima parte del agua es potable en nuestro hábitat. 

Capitalismo y ecocidio



La rápida tendencia a la privatización del agua en el mundo para fines lucrativos, está acelerando la escasez, provocando transformaciones en el medio ambiente y afectando a miles de especies vegetales y animales, incluyendo al humano. La situación más crítica es en aquellos países donde, por sus características geográficas, demográficas y político-económicas, están siendo vulnerables a ser afectados por los intereses capitalistas adversos a los intereses de la sociedad y de la vida.   

El agua en el Estado neoliberal

Psicóloga Verónica Arnal sobre
contaminación del agua por minas.
 
En las regiones, naciones, estados y ciudades donde la forma de gobierno obedece al modelo neoliberal, se están cometiendo verdaderos atracos a la luz del día: se violan leyes, se pierden derechos o se hacen reformas constitucionales para favorecer la privatización de los recursos naturales. No conforme con esto, además se protege a las empresas privadas, se criminalizan o reprimen protestas sociales, se asesinan ecologistas, se despoja a los pueblos originales de sus territorios y se condena como “terrorismo o terrorista” a todo aquel, aquella y aquello que vaya en pro de la defensa del agua. 



Conflictos en México y el mundo

Desafortunadamente hay muchos ejemplos de conflictos generados por la enajenación del agua: si usted hace una búsqueda por internet, va a encontrar más de 17 millones sobre el tema “conflictos por el agua”  y casi 30 millones si busca “guerras por el agua”. Es tal el nivel del problema, que bien podría organizar búsquedas por continente, región, país, hasta llegar a casos de provincias, ciudades o barrios y en todas va a encontrar mucha información.

Foro sobre apertura minera en Samalayuca y su posibles
efectos ambientales, con Javier Meléndez,
presidente seccional de Samalayuca.
En México, la ruta de los conflictos por el agua es paralela a nuestra forma de organización jerárquica patriarcal autoritaria que causa tantos contratiempos a la sociedad mexicana: la escasez no sólo se debe a fenómenos naturales como la sequía, también hay graves problemas por su disponibilidad (mala repartición, acumulación elitista, sobre explotación de mantos acuíferos…) es decir, son problemas de intereses generados: la minería, el fracking, el agua embotellada,  entre otros, son los más beneficiados y a la vez los menos responsables de la contaminación, la desertificación o la persecución y muerte de ecologistas, en complicidad con políticos sin escrúpulos como el gobernador Moreno Valle (PAN) de Puebla o las y los actuales diputados federales que apoyan la iniciativa de Ley General de Agua y sin los cuales empresarios criminales como Germán Larrea (Grupo México, minería) ya estarían pagando cárcel por envenenar ríos en Sonora.     

Conflictos por el agua en Chihuahua

Todavía están presentes los asesinatos sin resolver de Ismael Solorio y Manuelita Solis, dirigentes de El Barzón en octubre del 2012 y relacionados con el robo de agua por la comunidad menonita. Así como este caso, hay disputas donde están involucradas compañías mineras y poblaciones rarámuris en la Sierra Tarahumara opuestas al uso irracional del agua y, más recientemente, nos enteramos de su falta de suministro en lo que queda del casi extinto “Valle de Juárez” al oriente de Ciudad Juárez. El agua de Chihuahua se está acabando y todavía falta por venir la industria petrolera transnacional con sus técnicas de extracción hidráulicas para gas esquisto, esto último gracias a la reciente reforma energética.





El agua no es una mercancía