¿Qué importa la inseguridad, la falta de empleo, el hambre de justicia, los hoyos en el asfalto, la falta de escuelas en el poniente, qué importa? Mientras haya gobiernos empecinados en hacer con los recursos económicos lo que les dé en gana. Aún si Ciudad Juárez no estuviera sumergida en la barbarie de la obscena “guerra contra el narco”, con tanta necesidad social crónica, ¿por qué se invierten recursos para beneficiar negocios privados y no se atiende la alarmante problemática social?
En el primer gobierno municipal del Teto Murguía la aprobación al desarrollo de San Jerónimo (que sería conectado por el camino Real) generó fuertes críticas y movimientos sociales para evitarlo. En aquel entonces el ¿H.? Ayuntamiento de Juárez, aprobó en sesión de cabildo tal proyecto en la última sesión de diciembre del 2005, pese a comprobársele de muchas maneras las irregularidades para dicho fin. No importó el IMIP, no importó la opinión de académicos de la UACJ, no importó la sangre derramada en Lomas de Poleo: había que invertirle al desarrollo urbano de un territorio largamente codiciado por empresarios y políticos ligados al PRI. Ese día además el Teto introdujo golpeadores traídos ex profeso para enfrentar a los activistas presentes en la sesión de cabildo, como bien puede citar el doctor Héctor Padilla.
Al año siguiente, 2006, organizaciones no gubernamentales en coordinación con algunos empresarios y regidores panistas iniciaron el Frente Ciudadano por Juárez con una recolección de firmas para demandar un plebiscito o consulta pública sobre San Jerónimo. Se juntaron más de cuarenta mil firmas, pero el Instituto Estatal Electoral de Chihuahua, en ese entonces dirigido por Julio César Santacruz Favela, simplemente las descalificó y desechó, dejando así el camino abierto al desarrollo de San Jerónimo vía el Camino Real.
Lomas de Poleo. Desde antes de la aprobación del proyecto ya los habitantes de Granjas Lomas de Poleo, algunos de ellos con una antigüedad de hasta cuarenta años de residencia, empezaron a sentir el peso del poder neoliberal. Todavía envueltos en un juicio interminable por los terrenos que habitan y que son reclamados por la adinerada e influyente familia Zaragoza, quienes han llevado la violencia a Lomas coludidos con los tres niveles de gobierno, no sólo deben la destrucción de casas sino también la vida de varios de habitantes de la zona. La adicción al poder y el dinero de estas personas no ha escatimado recursos para establecer un cerco en La colonia, lo más parecido a un campo de concentración con todo y guardias armados donde es imposible entrar sin ser amenazado o violentado. Los vecinos(as) de Lomas llevan años viviendo en esta difícil situación pese al apoyo de algunos movimientos sociales, ONG´s y derecho humanistas.
Según notas de algunos diarios, el gobierno del estado está planeando invertir 30 millones de pesos en 6 meses a este proyecto de claros tientes particulares, porque habiendo tantas y tan diversas necesidades en Juárez, ¿Por qué apoyar el desarrollo que tardará varios años en despegar? Claro que como siempre la “gran” respuesta gubernamental será que “generará más empleos” y ya con eso se dará por arte de magia el desarrollo social. Ya no se puede decir que es un engaño sino un cínico descaro la inversión en el Camino Real, pues recordemos, se hace con los impuestos ciudadanos. En otras palabras: estamos financiando los futuros negocios del Teto y sus amigos.
Las y los políticos no entienden los tiempos que estamos viviendo. La llegada del Teto Murguía trae de nuevo los proyectos que dejó atorados en su administración anterior. Por este tipo de razones la gente le pierde el respeto a las “autoridades” y siguiendo el ejemplo de las mismas, las imita en las pequeñas cosas cotidianas por ejemplo, no respetando las señales de tránsito. Desafortunadamente el espaldarazo del nuevo gobernador César Duarte al proyecto es una vil burla a la sensibilidad y la memoria reciente de la ciudad. Así es imposible que los “gobernantes” exijan el más mínimo orden cuando son los primeros en violarlo.
San Jerónimo y el Camino Real son dos acciones más que se suman a la violencia cotidiana traída por el Estado vía la militarización y el terrorismo de la Policía Federal. El gobierno hace posible que la anomia continúe: no te resuelve el problema de la inseguridad o el de la corrupción, pero en cambio te suma nuevos dolores de cabeza para beneficiar a quienes de alguna u otra manera manejan los destinos de la ciudad sin preguntarnos (empresarios).
¿Qué va a pasar con Ciudad Juárez? Si se la dejamos en exclusiva al Teto y sus amigos, pues ya puede imaginarse. ¿En quién confiar del Estado? Si se cuidan y apoyan entre ellos sin importarles la sociedad. ¿A dónde voltear para encontrar justicia? Aún la presión de los organismos internacionales hacia el gobierno mexicano se desvanece en la agenda política. Caray, creo que solamente quedamos quienes aquí habitamos, ¿qué haremos?