sábado, 18 de enero de 2020

Juan Pablo II: el boulevard de la muerte



Juan Pablo II: el boulevard de la muerte
Carlos Murillo González


Una de las formas de ver más evidentemente la corrupción gubernamental es en la infraestructura urbana; los charcos, los baches y la falta de alumbrado son sólo una muestra de cómo se roba el dinero público empleándose mal. En este rubro corrupto se ubica el Boulevard Juan Pablo II (BJPII) también conocido por su nombre anterior “Boulevard Cuatro Siglos”, un verdadero boulevard de la muerte.

El BJPII tiene alrededor de 20 años de vida y se fue alargando hasta unirse con el Boulevard Independencia hacia el oriente y con la avenida Rafael Pérez Serna hacia el poniente. Es una versión de freeway fronterizo: una vía rápida corriendo paralela a lo largo del Río Bravo. En esta vía suceden constantemente accidentes automovilísticos, atropellos, choques, muchas veces mortales. Particularmente de la intersección que va del Boulevard Francisco Villarreal a Boulevard Independencia (un tramo de unos siete kilómetros) es donde se localizan los accidentes más letales.

Este segmento del BJPII es más angosto; pasa de tres a dos carriles; no hay un muro protector que separe el flujo vehicular en sus dos direcciones; no tiene acotamientos y para colmo, está franqueado por el bordo del Río Bravo hacia el norte y por un canal de irrigación hacia el sur, convirtiéndose en una especie de trampa mortal. Se trata de un tramo sin calles intermedias (salvo la salida a la calle Ramón Rayón) convertida en pista de carreras que a raíz de tanto accidente, se ha optado por ir disminuyendo la velocidad permitida hasta llegar a los 50 km/h, velocidad que, por cierto, nadie respeta y todos rebasan, pues fue creada como una vía rápida para evitar el tráfico vehicular y, sobre todo, facilitar el cruce hacia El Paso, Texas y viceversa, del transporte de carga de la industria maquiladora.

Si de por sí las ciudades sacrifican al peatón y al ciclista a favor del automóvil cuando se piensa en construir vialidades, si se trata de una urbe maquiladora como Ciudad Juárez, la lógica responde a satisfacer las necesidades del principal generador de empleo de la ciudad, incluso en contra de los intereses de los autos particulares y los residentes locales. Todo sea en función de mantener contentos a la maquila, no vaya a ser que se vayan. El BJPII fue construido bajo esa lógica, pero mal y el ejemplo vergonzoso de ello es ese tramo de 7 km.

La vida laboral juarense es acelerada, marcada por la pauta de la maquila. Desde las 4 de la mañana el día inicia con el rugir de los camiones maquileros, el famoso “transporte de personal” contratado por la industria para asegurarse de que sus trabajadores(as) lleguen a tiempo. Por cierto, los choferes de dicho transporte son protagonistas frecuentes de la nota roja tanto por su forma de conducir, como por verse involucrados en delitos de todo tipo, incluidos la violación y el asesinato. La forma de conducir en general del juarense, es descuidada, agresiva, sin respeto al orden y al derecho de tránsito. Los periódicos diariamente publican noticias de accidentes viales, como si fuese una competencia con la cuota diaria de asesinatos que vivimos desde hace doce años. 

Si bien la problemática de la construcción irresponsable y corrupta de vialidades y caminos no es exclusiva de Juárez (recordemos al infame Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transporte en el sexenio de Peña Nieto, quien debe vidas por sus obras autorizadas mal construidas en varias partes del país) el problema es que el BJPII seguirá abierto por que no le interesa a las autoridades reparar en él; es decir, seguirán pasando accidentes por que no se puede detener el flujo vehicular maquilador y, mientras no sea alguien “importante” quien muera en un percance por esa vía, no se va a hacer nada.

Por el lado de la ciudadanía, es tan grande nuestra apatía y deshumanización, que no nos conmueve una muerte inocente más, pues estamos dopados por tanto asesinato y feminicidio, por tanta violencia de todo tipo. El conductor(a) promedio juarense juega carreras diariamente contra el reloj laboral disciplinario, de manera egoísta y en perjuicio de otros conductores y usuarios de las vías. No todos los carros juarenses son recientes ni están en buenas condiciones; todos los días hay al menos algún carro descompuesto, así sea por ponchadura de llanta, en algún punto del BJPII, con los inconvenientes y peligros que conlleva. Como además desde el verano del 2019 se están haciendo pasos elevados (puentes) para agilizar esa vía, las largas filas y la desesperación por llegar a casa o trabajo provocan en las y los guiadores, reacciones suicidas con consecuencias funestas.

El reto del BJPII es cómo convertir ese elefante blanco en una obra verdaderamente funcional y segura. No es falta de inteligencia o de profesionales para hacer las cosas bien; se trata de una cuestión de principios, de escoger entre el dios dinero de la necropolítica o la vida y seguridad de las y los beneficiarios: la ciudadanía; pero sí esta se niega a interesarse en sí misma por sí misma, entonces, ¿qué hacer?