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domingo, 30 de octubre de 2022

¿Cómo te gustaría morir?

 






Cómo te gustaría morir
Carlos Murillo González

Para Alberto Domínguez  
In memoriam 
Ad pugnatoris in veritae



La muerte es uno de esos temas, de esos asuntos que la mayoría de las personas huyen, pero es inevitable. Miedo a la vida, miedo a la muerte; vivimos y morimos constantemente. un día más de vida es un día menos de vida; dialéctica de la existencia. La celebración de la muerte no es exclusiva de México y sin embargo, es algo causante de temor y asombro a la vez.

La existencia es absorbente. La supervivencia ocupa buena parte de nuestra vida, seas rico o seas pobre, sobre todo el último. Los “seguros de vida” en realidad son seguros de muerte, pero si se llamaran como tal, no se venderían. Muchas personas viven “muertas en vida” sin expectativas, deambulando de aquí para allá, con tristeza o depresión; otras son “tumbas blanquedas”, parafraseando a Jesús, el cristo, limpias por fuera, pero llenas de inmundicia por dentro. Las noticias, sin tragedias ni muertes, tampoco venderían. Dice Ikram Antaki que quien no tiene nada por que morir, no tiene nada por que vivir.  Vivimos y morimos al mismo tiempo, constantemente, en un largo presente con pasado y futuro.

Morir de amor

Una de las formas más clichés y románticas de concebir la muerte es a través del amor. Pero generalmente es una interpretación barata de Romeo y Julieta: un amor de pareja imposible de realizar con latente resultado fatal. Es una amor banal, superficial, inmaduro; propio de las canciones populares limitadas a una sola forma de amar, definiendo la vida como la inseguridad de sentirse amado(a). El amor al dinero y al poder, en su generación viciosa y adictiva, provoca guerras y catástrofes, muertes injustas y desprevenidas. El amor a la patria a dios u otras ideologías, también causan muerte a granel, a veces sin necesidad, aunque la convicción de morir por algo abstracto sea sublime.  

Morir de viejo(a)

Como una meta en la vida, morir de vejez es una expectativa entrañable: el descanso justo, la misión cumplida; no todos(as) llegan a una edad avanzada, menos con excelente salud, pero sí llenos de anécdotas y experiencias. La vejez es como un premio para quienes logran sortear los mil y un obstáculos de la vida, lo cual no es fácil. Se espera que el viejo muera al último, algo así como la ley de la vida, cosa incierta pues no es lo lógico, sino lo deseable. La muerte es la recompensa de la gente longeva, un mérito en sí mismo. Las sociedades veneran lo antiguo, pero no lo viejo; el carácter de respeto relacionado con la tercera edad no es igual en todo el mundo. Para el Occidente y los países capitalistas es una carga, un peso muerto apestoso y del cual hay que deshacerse, pues ya no produce, produjo (ya no es explotable). Morir de vejez no es necesariamente morir con dignidad.   

La pena de muerte

La pena capital es una práctica bárbara todavía presente en Estados que se dicen “democráticos” (EEUU) o “socialistas” (China). La vida no vale nada, dice José Alfredo Jiménez, pero más bien, hay vidas desvaloradas, como las anónimas que aparecen en los diarios amarillistas, como El Diario de Juárez, provocadas por la inseguridad y la violencia, cuya importancia no supera la nota roja por su condición de clase; pesa más la nota que la dignidad humana. Hay penas de muerte no dictadas por el sistema de justicia, sino por motivos políticos, económicos, religiosos, egoístas, avariciosos; una forma de ejercer el poder contra las masas de pobres, las y los inconformes; los luchadores sociales. La muerte como castigo a las y los criminales, a las y los disidentes políticos, a las y los diferentes por sus creencias, orientación sexual o etnicidad. La pena de muerte es una pena de vergüenza, de salvajismo y terror.     

Quitarse la vida

El suicidio sigue siendo un tema polémico, sobre todo desde la perspectiva moral religiosa por que es como jugar a ser dios. No importando la situación ni el contexto, quien se quita la vida se le considera un(a) cobarde, una persona egoísta. Por supuesto que la madre, padre, hermano(a) o amigo(a) que da su vida por amor, poniéndose en el lugar del otro, también comete suicidio: uno de incalculable valor, casi instintivo. La depresión, las enfermedades incurables y dolorosas, crónicas, las tristezas muy grandes y las desilusiones provocan un desencanto con la vida, un martirio vivir. La eutanasia se abre paso ante y contra los fanáticos religiosos, como un alivio para quienes vivir se volvió una tortura. El autosacrificio sigue un camino de incomprensión popular, de vulgar hipocresía de la chusma incapaz de comprender la vida, menos la muerte. 

Morir en paz

Vivir de acuerdo a las propias convicciones, sin manipulación, emancipado(a) de deseos incumplidos o sentirse realizado en la vida son motivos para morir en paz. También lo es para quienes luchan por causas justas aun si la vida o la sociedad les paga con desprecio y desventura. Dicen los alemanes que la mejor almohada es una consciencia tranquila y esto aplica muy bien para quienes han hecho de su vida una plataforma consciente de las necesidades propias y ajenas, de su capacidad y talento limitado; de haber hecho y no imaginado, a pesar de la derrota, a pesar de la violencia, de la enfermedad y a pesar de la muerte. Una vida que merece vivirse es una vida para morir en paz.
 

¡Beto Domínguez!
¡Presente!




jueves, 1 de octubre de 2015

Profesionistas pobres



Profesionistas pobres
Carlos Murillo González

Periódicamente diarios y revistas comunican sobre cuáles carreras universitarias tienen mayor índice de desempleo o cuáles mejores posibilidades de progreso, las que están de moda, las que tienden a desaparecer y así. En los últimos años las crisis económicas y las condiciones de inseguridad en países como México han creado ejércitos de profesionistas des o sub empleados y la “fuga de cerebros”.

Irónicamente en un país necesitado de especialistas de todas clases, tanto para el desarrollo de la nación, como para elevar la calidad de vida de la gente, parece no importarle al Estado y opta por absurdos como disminuirles presupuesto a las universidades; permitir universidades privadas “patito” que ofrecen profesiones populares, pero saturando aún más el mercado laboral; o bien, dejando ir talentos a otros países por la falta de oportunidades aquí o por los bajos sueldos.

Como quiera que sea, la realidad de esta situación nos deja un camino de frustraciones y sueños truncados, empobreciendo a la sociedad haciendo más marcadas las clases sociales. Esto además sin contar la buena o mala preparación escolar (un problema en sí mismo iniciado desde la primaria) lo costoso que resulta tanto para el Estado, y no se diga las familias, cada estudiante universitario, para terminar en el ejército industrial de reserva con un destino más bien gris para quienes no tienen el poder económico o las posibilidades de hacer un posgrado, lo cual además no es garantía de éxito profesional.

El resultado de lo anterior deriva en el desperdicio de talento con un alto grado de insatisfacción para quienes sacrificando tiempo, dinero y esfuerzo, terminan muchas veces peor que como empezaron: sin ejercer la profesión elegida y sin futuro. Así es como es frecuente encontrar infinidad de profesionistas empleándose de vendedores de cualquier cosa, haciendo trabajos extra para cubrir sus gastos o simplemente pasando meses e incluso años sin ejercer o para encontrar un puesto digno de su especialidad.

Esta realidad incluye tanto a profesiones bien establecidas y muy requeridas (medicina, administración de empresas, derecho, ingenierías, docencia…) como las súper especializadas o poco conocidas (oceanografía, bibliotecología, gestión cultural…) y qué decir de las ciencias sociales y humanidades (lingüística, psicología, periodismo…) en todas ellas y de todas ellas salen infinidad de personas con un destino incierto dadas las circunstancias.

En el estado de Chihuahua, cuya reputación hasta hace unos diez años, de ser gran proveedora de empleos profesionistas por su pujante industria maquiladora, aun en sus mejores tiempos solamente aseguraba trabajo para una tercera o cuarta parte de sus egresados universitarios ¡Y era la mejor opción de México! Siendo una entidad atractiva para profesionales de todo el país. Ahora simplemente se ha convertido en otro estado más exportador de cerebros.    

Es común ver en las grandes ciudades del estado, principalmente Juárez y Chihuahua, una amplia gama de profesionistas dedicándose a variadas cosas  (algunas de ellas incluso denigrantes): parkeros, segunderos, taqueros, pepenadores, etcétera. Mientras muchos de las y los “suertudos” se esclavizan subempleándose en empresas para las que no estudiaron (cocina, ventas y trabajos temporales de todo tipo, jardinería…) o los peores escenarios: poniéndose al servicio del crimen organizado, trabajando para el Estado como mediocres burócratas o largándose del país para nunca más volver.

Estudiar una carrera nunca ha sido el camino para quienes buscan hacerse millonarios, aunque pueda ayudar para ese objetivo. Desafortunadamente tampoco contamos con una cultura favorable al fortalecimiento o mejora de los estratos sociales haciéndolos más preparados, unidos o cultos; incluso a veces es un estorbo contar con un título universitario. En Ciudad Juárez, por ejemplo, es tal el detrimento de los estratos universitarios, que para encontrar trabajo es preferible ocultar la profesión.

Anteriormente se pensaba en hacer una “carrera profesional” como una buena inversión, sinónimo de prestigio y garantía de éxito económico. Hoy es fácil escuchar a médicos quejarse por la falta de pacientes, ver abogados “coyoteando” clientes afuera de los juzgados o ingenieros trabajando de técnicos en la maquila. Si le atravesamos la cuestión de género resulta todavía peor: las profesionistas tienen menos oportunidades de desarrollarse, ganan menos que sus colegas hombres y sufren el acoso sexual de los mismos.

Los tiempos de crisis económicas en sistemas obsoletos e inhumanos como el capitalismo neoliberal, el trato a las y los profesionistas no difiere mucho de quienes no han tenido o querido tener la oportunidad de pasar por la universidad. Hasta las profesiones científicas, tan importantes para la humanidad, están estancadas y al servicio de los intereses avaros de empresarios inescrupulosos a quienes sólo les interesa la ganancia por encima incluso, del bienestar social y el cuidado ambiental o bien están desamparadas de gobiernos y gobernantes apátridas que no invierten ni apoyan la ciencia por considerarla ajena a sus intereses políticos.


El panorama no es benévolo para las y los profesionistas chihuahuenses (y mexicanos en general) pues el neoliberalismo se la pasa de crisis en crisis y, combinado con la corrupción estatal, son nocivos para toda la gente, dejándonos más vulnerables frente al mercado laboral-empresarial. Quienes nos hemos empobrecido aferrándonos fielmente a nuestra profesión, nuestro único consuelo es el amor a la misma.      

viernes, 11 de septiembre de 2015

De caballos, nacos y narcos

De caballos, nacos y narcos
Carlos Murillo González


Ciudad Cárcel, Chihuahua, apunto de amanecer el otoño del 2015.

En Ciudad Juárez, por supuesto, también la realidad se vuelve surreal, contradictoria, caprichosa. La percepción y acción de esa “realidad” en lo individual y en lo colectivo, a veces le llamamos cultura; otras enajenación y así. Obviamente lo material, lo objetivo, lo tangible; lo económico; pesa e influye, es la parte de la “realidad”, “del mundo real de verdad” al cual nos referimos.

La “normalidad” juarense es la violencia.

Estamos tan, pero tan acostumbrados a la violencia, que ya no nos damos cuenta de ella. Pasamos del hablar “duro” y “golpeado” típico del acento norteño, origen y tradición del cowboy chihuahuense, a las peleas “a pedradones” de los barrios de cholos y ahora, al show pornográfico y gore, de la “guerra” contra el narco (limpieza social) y de las “muertas de Juárez”, gracias al Estado policiaco militarizado.

Somos una sociedad enferma que no quiere aceptarlo (el gobierno no va a aceptarlo): diabéticos, neuróticos, alcohólicos, depresivos…todo un hospital. Una sociedad vulnerable expuesta a las alergias, el cáncer, las adicciones y con suicidios en aumento, pero ni todo junto alcanza para situar la emergencia de salud pública para esta ciudad de 1.3 millones de habitantes. Los multimillonarios recursos del ya olvidado “Todos somos Juárez” nunca se vieron por ningún lado.

Despolitización: enfermedad de nacos.

Cuando Carlos Monsiváis definió por primera vez el concepto de “naco” en los años setenta del siglo pasado, lo hizo para distinguir aquella persona socialmente apática, apolítica, ignorante de su ignorancia (ojo: no necesariamente pobres) metidas en un ritmo de vida que hoy definimos como posmoderno y así, poder hacer la diferencia con los movimientos sociales de esa época: los “hippies”, el movimiento estudiantil y universitario; la música rock, tan satanizada desde entonces, entre otros. Se trata de una época muy dura de agitación social y represión por parte del Estado; una historia invisibilizada además, por los medios de comunicación.

El “naco” fue y es un vocablo de las clases dominantes y el gobierno para desprestigiar la lucha de clases. Luis de Alba, el conocido cómico, hacía mofa del naco en su personaje “El Pirrurris”, un chavo de clase alta, arrogante y mediocre a quién le asustaban los nacos; en este caso, pobres, gente del pueblo, gente sencilla. En el afán de despolitizar a la sociedad, al igual como en las dictaduras de Argentina o Chile, donde la televisión jugó un papel muy importante: la censura en México oculta(ba) la guerra sucia, las desapariciones sórdidas, el metapoder subterráneo de redes y muchas cosas más. 

Lo naco, la naquez, es entonces síntesis de snobismo (sigue la moda) enajenación (carece de empatía) ignorancia política (no conoce sus derechos) egoísmo (sólo se interesa por el/ella o su familia) y no sinónimo de pobreza. Igual aplica para el término “chairo”, descalificativo para prejuiciar el movimiento intelectual de izquierda y en particular, a las y los jóvenes de todas las corrientes. Naco no es quien se manifiesta públicamente, por ejemplo, ya sea cantando, repitiendo la palabra de dios o lanzando consignas políticas; sino quien aún viendo su realidad, la niega o no hace nada al respecto.

¿Por qué caballos?

La gran polémica de las esculturas de caballos instaladas en primer cuadro de la ciudad, profanadas por nacos trogloditas que bien merecen ser quemados vivos en frente de catedral a la vista de todos y todas (es sarcasmo) y es también un referente de la hipocresía de la imagen bonita de Juaritos, su gente tan buena y mansa; sus artistas tan calladitos y ordenados y así. Ha habido más cobertura mediática y enfado por esta situación, que información y enfado sobre Ayotzinapa, las firmas para enjuiciar a Peña Nieto o el altísimo endeudamiento de Chihuahua y las tranzas del gobernador César Duarte, a quienes los medios protegen con su silencio.

Los caballos no nos van a salvar de los cánceres y la escasez de agua patrocinado por la mina en Samalayuca. El espectáculo de los caballos es bonito, estético, pero nada más. Responde al gusto de sus patrocinadores y se usa para desviar la atención de cosas más importantes como la impunidad. Similar sucede con la fuente de otros caballos, “Los Indomables” que poco o nada se relaciona con la identidad juarense; o bien espectáculos como el “Grito” de “Independencia”, se vuelven festejos huecos mostrando las miserias de la enajenación mexicana, más que su historia.

Naco el que vaya al Grito; naco el que no vaya. 

De naco a narco hay sólo una erre. El gusto narco también se volvió parte de la estética sin sentido de Ciudad Juárez: monstruosos antros, troconononones, botas vaqueras de pieles exóticas, casas exuberantes en colonias marginadas. Lo posmoderno a todo lo que da. Hoy los narcocorridos son “la neta” aun a pesar de la censura. En esta lógica la cultura juarense, mexicana y fronteriza, se vuelve un escape de la violencia hacia la violencia (dialéctica negativa): La impunidad se hace habitual, se simula libertad, se esconden fracasos, se hace burla del gobierno y políticos, pero no se les confronta. Todo eso. Hace falta arte para combatir la naquez, pero antes, para exigir respeto al arte y al artista, hacen falta condiciones sociológicas de igualdad y equidad: educación, alimentación, salud.


Si se ofende más por la ignorancia de las personas a la exposición al aire libre de caballos de resina de polietileno hechos en serie, pero decorados artísticamente, ya sea por montarse en ellos o grafitearlos, que cuando han borrado un mural de una de las chicas desaparecidas o el mismo hecho de que el feminicidio exista, entonces, el naco(a) es usted.

sábado, 27 de junio de 2015

Libertad de prensa y prensa vendida en Chihuahua





Libertad de prensa y prensa vendida en Chihuahua
Versión escrita de la edición del mismo nombre de Carmugo TV
Carlos Murillo González


Para Miguel Silerio


La calidad de la información periodística en el estado de Chihuahua está supeditada por el tamaño del presupuesto gubernamental para medios. Esto quiere decir, que la mayor parte de los medios informativos chihuahuenses carecen de libertad y autonomía o son cómplices de la censura e imposiciones del gobernante en turno.


La situación es grave por que prácticamente todos reciben dinero del erario y entre más grande la empresa, mayor la compra de publicidad y espacios por parte del Estado. Esto significa que quienes obtienen información periodística de las grandes corporaciones de televisión, radio y periódicos, tienen menos posibilidades de estar bien informados y más posibilidades de ser manipulados. El control de la información, su tratamiento de qué se hace público y qué no, perjudica a la sociedad en su conjunto al negarle el acceso a estar informado.



Carmen Aristégui
La censura es una de las principales herramientas de los países autoritarios. El gobierno espurio de Enrique Peña Nieto inició su mandato con la imposición de la censura de la información; por eso la ciudadanía ya no lee ni escucha palabras como “sicario” o “ejecutado”, ni ve ya a Carmen Aristegui o no encuentra información sobre el fracking (si es que ha escuchado de ello). Las referencias a la “guerra contra el narco” han desaparecido, pero no así la violencia, abuso y miedo de la que hace gala la realidad en millones de mexicanos(as) relacionada con el hampa, el narcotráfico, el despojo de la tierra o las millonarias compras de material bélico-militar a EEUU, si no estamos en guerra, ¿cómo se le llama a esto?    


Periódico El Mexicano (OEM) Cd. Jrz.
La prensa se convierte entonces en un órgano más del Estado, en una pieza clave del sistema. En esta etapa neoliberal del capitalismo, los medios de información privados, acordes con la lógica del egoísmo competitivo capitalista, voraz e insaciable, utilizan la información como un botín, un recurso del cual hacen negocio. A final de cuentas, la neutralidad en la prensa no existe. Aquí es donde uno se pregunta, ¿dónde queda la ética periodística, el ethos de la información? ¿Sabemos del derecho a estar informados? Ha de ser muy duro para quienes optan por la carrera periodística, acondicionarse a los bajos salarios, a los riesgos a la integridad física, la vida y a las tentaciones de comer chayote. El primer periodista asesinado en el sexenio es de Chihuahua: Jaime González, director de “Ojinaga Noticias”, en marzo del 2013.




El presupuesto estatal de cualquier gobernante es bastante gordo con respecto a la publicidad. Mucha de la estabilidad política social, no importando el nivel de anomia y caos, es producto de la creación de imagen, marca y “prestigio” de personajes políticos, quienes dependen literalmente de la “buena prensa” que consigan. No importa que un país esté en guerra o se esté destruyendo a pedazos, si los medios sólo pasan lo bonito y favorable al poder en turno, esto da cierta garantía a los mismos y ciertos privilegios a quien lo expone.



César Duarte, gobernador de Chihuahua

En Chihuahua es importante señalar el gran engaño manipulador mediático. Para empezar, baste recordar que los dueños de los medios son parte de la élite económica y política; es decir, sus intereses están de ese lado de la sociedad. La estabilidad del sistema político-económico (como esté) es necesario para mantener los privilegios y canonjías, las alianzas y acuerdos entre los integrantes de este grupo cerrado. El resto de la sociedad somos para el caso, paisaje salvaje y peligroso; la enajenación mediática todavía tiene mucho éxito en México por el apoyo mutuo entre Estado y emporios mediáticos sin la cual, personajes como Peña Nieto o el “Teto” Murguía serían simplemente aborrecibles, insostenibles.




Wikileaks
Si usted de veras quiere informarse, ha de recurrir a los medios alternativos de comunicación. Desconfíe de los grandes consorcios, pues ellos sólo le ven como cliente, no como persona. Wikileaks de Julian Assange o Desinformémonos del Frente Zapatista de Liberación Nacional; los informes de organizaciones derecho humanistas como las Brigadas Internacionales de Paz y Amnistía Internacional,  organizaciones de información no lucrativas como Cencos, de la Ciudad de México; en fin, sí existen las personas y los medios a donde acudir, particularmente en internet, para dar la batalla a la desinformación y la censura.



En Chihuahua, es en las ciudades de Juárez y la capital en donde se concentran las principales fuentes mediáticas de información y los grandes consorcios. ¿Quién en la entidad no conoce El HeraldoEl Diario, el “Canal de las noticias” (Canal 44) el PMEl Peso, escucha los noticiarios radiofónicos o las noticias de Televisa y TV Azteca? Compare entre los medios de este párrafo y el párrafo anterior y podrá ver la diferencia.


Protesta a las afueras de Canal 56
(Televisa) Ciudad Juárez, 
2012



¡PRENSA LIBRE PARA CHIHUAHUA YA!


Protesta a las afueras de Canal 56
(Televisa) 
Ciudad Juárez, 2012


jueves, 14 de mayo de 2015

Enajenación y elecciones







Enajelecciones
Carlos Murillo González


Ciudad Cárcel, Chihuahua, primavera del 2015


El tiempo transcurre detenido en el siglo XX. Empieza un ciclo electoral, termina otro. El único momento en que la “política” está permitida: la “ciudadanía”  “participa” en prácticamente una de las pocas opciones pacificas para ejercer al menos, un posicionamiento.

El porfiriato no se ha ido, regresa con refuego neoliberal a proseguir el saqueo de la nación, ahora en su versión transnacionalizada. Al menos Díaz era un nacionalista, mientras sus herederos del PRI, PAN, PRD y demás, equivalen a los Conservadores del siglo XIX, los mismos que trajeron a Maximiliano y Carlota. Con el México independiente se celebran elecciones más o menos periódicas, para terminar con la farsa electoral porfiriana en teoría sepultada, ya entrado el siglo XX. El siglo XXI todavía no empieza.

Todavía hay muchos fanáticos de Díaz,  conservadores neoliberales (perdón por el pleonasmo: conservador = neoliberal, así salió el engendro) mutantes clasistas/racistas/misóginos, con aspiraciones aristocráticas, dispuestos a hacer negocios turbios a expensas de la riqueza de la nación, que es patrimonio de todos y todas; o del perjuicio a la salud, economía, cultura y territorio de las personas, así como de daños irreversibles al medio ambiente. Ya no es necesario el virrey cuando se es un protectorado (“aliado”) estadounidense.

Pareciera que ya no es la historia de México, sino la de un país que fue.

Así las elecciones aseguran el tan preciado orden social. Pero, ¿quiénes votan? En el siglo XIX, al menos en el estado de Chihuahua votaban los hombres mayores de veintiún años con alguna propiedad; es decir, terratenientes. Indios, pobres y mujeres estaban excluidos. La revolución de 1910 supuso la teoría del fin del fraude electoral y la reelección presidencial, pero las mujeres alcanzaron el voto hasta 1957 y las y los jóvenes de dieciocho años hacia 1967. Aún así, hoy se vota menos.

Las elecciones son una forma ordenada de simular democracia (gobierno del pueblo) tanto en países capitalistas como socialistas. Las elecciones son una herramienta política, y no per se, un sinónimo de democracia, ¿será que la gente lo sabe? Tal vez no sepa qué es democracia, pero sabe de lo de Ayotzinapa, de la injusticia y de la pobreza. Hoy votan los más pobres y los más ricos por intereses encontrados; en medio una gran masa se desgrana entre votar o no votar; entre el fútbol, las telenovelas y algo que no comprende.
 
La anestesia es eficaz. La gente añora regresar al pasado, a soñados mejores tiempos que nunca existieron. No se dan cuenta que un tal Duarte les está robando su dinero y quitando el futuro a sus hijos e hijas. Prefiere ignorar las atrocidades cometidas en Juárez y la Sierra Tarahumara antes que solidarizarse con víctimas y activistas. Esta es la gente más peligrosa, la más dañada; la posible víctima o victimaria de la constante violencia del Estado policiaco-militar.

Votar legitima al sistema y a la vez es casi el único recurso conocido de participación ciudadana. Una participación sumisa, lacaya, despreciable y despreciada. Las elecciones se han vuelto un desagradable y caro circo que no divierte a nadie, no hace falta promover el abstencionismo, la política está en otra parte.

La lucha de clases la van ganando los conservadores (empresarios, partidos políticos, ejército, iglesia católica) unidos para mantener el status quo por las buenas, y sobre todo por las malas. Las banderas en contra del próximo fracking por venir, contra el feminicidio, el alto a la violación a los derechos humanos o las exigencias de justicia y reparación del daño para tantas personas afectadas por la todavía vigente y censurada “guerra contra el narco” brillan por su ausencia. Esas cuestiones no se ven ni se tocan, mucho menos hechos concretos como las catástrofes de la fábrica Blueberry y el Aeroshow.

En México votar es un derecho, mas no una obligación. Para muchos(as) es un dilema ético, pues implica cuestionarse el beneficio o desperdicio del voto (particularmente su voto) para otro tanto es un esfuerzo inútil, un acto superfluo. Quienes ven la utilidad del voto suelen cuestionar a quienes no lo hacen. Quienes practican una política más allá de lo electoral, suelen criticar a quienes sólo votan. Una vasta parte de la sociedad no lo hace por motivos mucho más humildes (despolitización social y analfabetismo político) que a veces ni alcanza a comprender.

La democracia es una bandera política de lucha tanto de izquierda como de derecha. Los primeros buscan la horizontalidad, la igualdad de las mayorías de manera equitativa. Los segundos enfatizan el lema de la libertad (sobre todo económica) basada en el individuo y el orden jerárquico. La democracia electoral es una herramienta política para legitimar regímenes, nada más. Si quiere democracia, la tiene que aprender desde niño(a) en la casa, la educación u (opcional) la religión, pero todos sabemos que la familia, la escuela y la iglesia, suelen ser instituciones más bien autoritarias.

Hay además otras formas de hacer democracia o ir más allá de ella: autogestión, autonomía, acracia, tribunales populares, cooperativas y cuando éstas fallan, también están las protestas y mítines, la resistencia civil pacífica, el boicot, la revocación de mandato, el plebiscito o el referéndum. La democracia es mucho más participativa que sólo salir a votar.