Al capitalismo no se le discute, se le destruye.
Buenaventura Durruti
El
Estado mexicano gobernado por el PRI neoliberal y en contubernio con periódicos
de derecha, han encontrado un “nuevo” enemigo en quien depositar y alimentar miedos, odios y amenazas a
la “democracia” mexicana en la figura encapuchada de un “anarquista” anónimo,
agresivo y peligroso que, curiosamente, aparece puntualmente en cada marcha y
mitin desde el primero de diciembre del 2012 (¿?)
¿Por
qué el miedo a la anarquía?
Parafraseando
a Erich Fromm en su libro El
miedo a la libertad (1941)
donde describe psicológicamente el tránsito de la sociedad alemana al nacional
socialismo después de la Primera Guerra Mundial, en estos momentos el miedo a
la anarquía es comparable, pues la sociedad mexicana tiende al autoritarismo
manipulada no por una figura autoritaria y carismática como Hitler, sino por el
retorno del partido de Estado (PRI) como partido fuerte y omnipresente, ahora
en su fase neoliberal, entreguista, traidor y condimentado con fuerte tufo
persignado católico.
Al
igual que el primero de enero de 1994, cuando irrumpe en la escena nacional e
internacional el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) primera
guerrilla posmoderna anarquista, el trato del Estado y su prensa afín es
prácticamente la misma de hoy: descalificación, manipulación y desinformación
para presentar a los subversivos como enemigos del pueblo, como “sediciosos” a
los que hay que eliminar no sin antes haber desprestigiado sus causas de origen
e ideológicas. El Estado mexicano, o mejor dicho, la plutocracia cleptómana que
gobierna el país apoyada en la partidocracia y la curia católica, todos de derecha, al sentirse
amenazados en su modus vivendi,
reaccionan de manera virulenta hacia quienes consideran sus enemigos,
haciéndolos pasar por enemigos del pueblo.
La
anarquía en la prensa negra
Un
verdadero insulto a la memoria de los hermanos Flores Magón es la campaña de
desinformación de periódicos como el Reforma, El Universal o El
Diario de Ciudad Juárez, en
contra del amplio y heterogéneo movimiento anarquista, que no nació hace diez
meses, sino hace siglos. Aparte de asumirse anarquistas, los Flores Magón
ejercían el periodismo libre y comprometido con el pueblo, algo difícil de
encontrar hoy en sus colegas de estos días, pues exige no sólo veracidad, sino
valentía y por lo tanto, peligros. Hoy a periódicos de izquierda como La Jornada, periódicos como los
antes mencionados los descalifican como “poco serios” por que según ellos, no
pueden ser imparciales al declarar abiertamente su postura política, ¿acaso el
lucro capitalista detrás de sus ganancias y editoriales carece de ideología?,
¿qué seriedad acusan los amarillistas El
Gráfico o el P.M.?; ¿los periódicos
de derecha no tienen ideología?
La
cuestión es que existe una campaña de criminalización social y de la protesta
social en contra de algunas variables del anarquismo, como las y los jóvenes punks, en quienes desviar la
atención y hacer olvidar así que quien verdaderamente es violento y abusa de su
poder es el Estado y no al revés. Caso interesante es el de El Diario, pues ya ha
demostrado en sus noticias y reportajes su mentalidad fascistoide en el
desprecio a ciertos actores sociales que no son de su agrado, como los artistas
urbanos o quienes viven de la limosna, pero por otro lado no tocan ni critican
a verdaderas amenazas a la sociedad como los ruteros,
menos aún al narco o a los jefes policiales, a quienes
temen, no se diga a los gobiernos de quienes maman.
Ignorancia
y malicia
Es
obvio el interés cupular por confundir a la ya de por sí despolitizada sociedad
al presentar a todos y todas las anarquistas como violentos y desalmados. Para
crear miedos mintiendo, el PRI es un especialista: compra prensa, infiltra
manifestaciones, encarcela a inocentes, asesina a activistas o firma tratados
internacionales que no cumple, por ejemplo, en DDHH o de protección a las
mujeres. Jamás la derecha ni ningún Estado autoritario (que lo son todos por
patriarcales) te va decir por qué surge la anarquía o el socialismo, pues
significaría asumir su corrupta responsabilidad, pero sí te contagiarán de sus
miedos.
La
malicia antes descrita destapa la ignorancia (real o pretendida) de temas que
no conviene divulgar. Así por ejemplo un(a) anarquista según el Estado y sus
medios, será un vándalo destructor de la paz y no un agente de cambio,
haciéndoles ver ante el público como anómico, caótico y como pretexto para la
represión. Cierto que existen dentro del movimiento anárquico actores y
acciones violentas, pero, esa violencia es incomparable con la del Estado o del
neoliberalismo; no todos los anarquistas optamos por la violencia como método o
bien existen aberraciones tipo los anarcocapitalistas,
defensores de la propiedad privada (sic).
Internet,
el quinto poder
Para
el siglo XXI la lucha por la libertad de expresión se abre en el ciberespacio.
A pesar del espionaje; a pesar de los intentos de censura y a pesar del lucro
económico, el internet brinda la posibilidad de subir, buscar o contrastar la
información. De esta manera no sólo encuentras el famoso anónimo “Manual del
anarquista” sino también su historia de dudosa procedencia. Le buscas un poco
más y te encuentras el software libre o los copyfree y copyleft; a autores
interesantes como Fernando Gil Villa, autor anarko (como él se asume) de la
Universidad de Salamanca o a los ahora célebres Wikileaks de Julian Assange; las y los
internacionalistas Anonymous o al peligrosísimo crítico delstablishment,
Noam Chomsky y no se diga, los testimonios gráficos y literarios de reporteros
activistas, no necesariamente anárquicos.
No se
crea todo lo que dicen los grandes periódicos y medios de comunicación ligados
al Estado. Alto a la campaña mediática anti anarquista. Prensa libre para
Chihuahua, ¡ya!