lunes, 24 de octubre de 2011

¿Reelección o rotación?





El Partido Acción Nacional (PAN) busca incluir en la reforma política del Estado la reelección  legislativa como una propuesta democrática de avanzada. La realidad de las cosas es que un régimen democrático buscaría la rotación de poder político más que la repetición en el mismo. La falsedad de la democracia mexicana implica la retención del poder en pocas manos (reelección) y no el empoderamiento de la sociedad (rotación).

Democracia a la mexicana igual a autoritarismo.

La clase política mexicana quiere perpetuarse en el poder de mil y una maneras. Bajo el engaño de que la reelección favorece la competencia política y recompensa a las y los buenos políticos, se trata más bien de mantener en el poder a un pequeño grupo, a una élite, para beneficio de las oligarquías y no tanto de la sociedad en general. Aunque la democracia en sus orígenes griegos siempre fue una actividad elitista, en la actualidad, en vez de depurarse y convertirse en un verdadero gobierno del pueblo, se mantiene la tendencia de los pocos gobernando (sometiendo) a los muchos.

Democracia electoral fascista.

La democracia electoral es tan corruptible y débil que permite la llegada al poder a grupos y personas antidemocráticas y nocivas como Felipe Calderón. Y como el poder genera vicio (adicción) aun aquellas personas bien intencionadas terminan haciendo mal ejercicio de un poder que debería ser público. Las condiciones de democracia mínima (electoral) sin contrapesos ciudadanos más allá del voto, permite una democracia a modo de quienes quieren mantener las cosas como están. Buscar reelecciones bajo estas condiciones equivale a dar pasos hacia atrás en el ejercicio democrático.

¿Qué se reelige?

En la democracia neoliberal el voto es rey. Lo es porque bajo esta acción se hace creer al ciudadano(a) común, bien intencionado y despolitizado, que elige algo. Ese poder ficticio, pasivo y engañoso, periodizado cada dos, tres años, se condimenta con la ficción de que quien es “elegido” y hace bien su trabajo, puede repetir en el puesto. La idea no puede ser buena por la escasez de controles ciudadanos para castigar a quienes representan los intereses de la sociedad manteniendo sólo las “premiaciones” para sí mismos. En la realidad, si no tenemos cómo sancionar a las y los malos políticos, resulta contradictorio, absurdo, recompensarlos todavía más: la reelección implica un beneficio más para quienes hacen de la política su forma de vida.

El método de la rotación.

La rotación de poder implica una participación mayúscula de todos las y los integrantes de una sociedad dada. Esto significa una mayor actividad política y sociológica en uno o más momentos de nuestra existencia y va en sentido contrario a la reelección: mientras en esta última se concentra el poder en unas cuantas manos, en la rotación se comprende la necesidad humana de involucrarse en la cuestión pública y el poder vertical se hace horizontal, se desparrama más homogéneamente en las personas, haciendo de la experiencia política un hábito sociológico de vida.

Miedo a la democracia participativa.

Para que la rotación de poder sea posible, es necesaria la participación social más allá del voto. La experiencia de detentar un puesto público debe acomodarse a una amplia participación ciudadana y no tanto en la “profesionalización” de carrera de unos cuantos. Esto es: a mayor concentración del poder político, menores posibilidades de democracia (involucramiento social) a mayor involucramiento de la sociedad, menores posibilidades de antidemocracia (es decir, de actos de autoritarismo y abuso del poder).

Mandar obedeciendo.

Nos han bombardeado tanto con la idea de ser gobernados, de tener “gobernantes”, que en nuestro imaginario no cabe la idea de  un individualismo consciente, de la autarquía, la anarquía o al menos, de una democracia horizontal (participativa). La dialéctica de la política democrática electoral y capitalista es totalmente contradictoria y contraria a los intereses del progreso de la humanidad; en pocas palabras, es otra forma de esclavitud (de las mentes y los cuerpos como diría Michel Foucault) pero disfrazada de libertad.

¿Reelección o rotación?

El juego de la política contemporánea implica pocos jugadores y muchos espectadores. Avanzar por el camino de la reelección, en las condiciones actuales significa mayores atribuciones y poderes a la clase gobernante con los resultados que todos y todas conocemos. Caminar por el sendero de la rotación de poder significa el fin de la clase gobernante con el surgimiento de nuevas formas de organización social y un mayor peso de decisión y responsabilidades en común. Ahora sí que tú decides: rotación o reelección.