El escándalo internacional de enormes repercusiones para el gobierno de Estados Unidos, nos dice a la gente común tanto por sus documentos, como por la reacción del imperio. Acertadamente Julian Assange, creador y director de Wikileaks tuvo el arrojo de apostar al acceso de información confidencial sin la cual sólo podríamos imaginarnos los excesos e intereses de gobiernos despóticos disfrazados democracias, como el actual caso estadounidense.
Wikileaks (o Wikifugas si lo traducimos literalmente) es un portal anarquista de publicaciones anónimas sobre documentos filtrados, principalmente gubernamentales, que opera desde el 2006 con ayuda de voluntarios(as). Desde esa fecha se han encargado de publicar sobre todo documentos del gobierno de Estados Unidos, donde se destacan los Irak War Logs o bitácoras de la guerra en Irak y los no menos controversiales sobre la guerra en Afganistán y los más recientes Secret US Embassy Cables (Comunicados secretos de la embajada estadounidense) cuya dirección electrónica se encuentra actualmente bloqueada.
El éxito de Wikileaks radica en cómo un sitio web ha tenido el poder de poner en jaque a la mayor potencia mundial de este tiempo. Un desconocido grupo de activistas han podido lograr lo que los temerosos y convenencieros gobiernos del mundo han dado en rodeos o simplemente ignorándolos o minimizándolos para no ofender o esperar represalias del imperio. Claro que esta audacia no habría sido posible sin la ayuda de la tecnología disponible, principalmente el internet, cuyo funcionamiento permite una amplia y variada opción de información disponible, desde la pornografía y los pormenores de la Lady Gaga, hasta enormes bibliotecas virtuales y obviamente, sitios como Wikileaks.
Gracias al internet podemos acceder a muchísima información, sólo es cuestión de los criterios con que se busque. Que el internet sea un peligro sólo cabe en cabezas retrógradas estancadas en el siglo XX o más atrás, quienes nada más ven en la red sus aspectos negativos, tal vez porque no saben buscar o todo lo quieren sacar de la Wikipedia. El internet es una herramienta más, muy valiosa por sus alcances para quien quiere elevar su calidad de vida, ha decidido ser autodidacta o ahorrar en comunicación telefónica, por brindar algunos ejemplos. La diferencia entre la información nociva o superficial de la coadyuvante en mejorar la vida de quienes la consultan, radica en la persona que realiza la navegación: habrá quien sólo la use para entretenerse o matar el tiempo; habrá quien la use para hacer daño; y habrá quien la use para generar y compartir conocimiento. Todo es cuestión de los intereses de cada persona, no en balde en varios países se está considerando o ya es un hecho la obligatoriedad por ley del internet.
La situación difícil en que se ha puesto al gobierno de Estados Unidos anima al mundo a disponer y conocer documentos importantes que en otros tiempos sería impensable, so pena incluso de arriesgar la vida. La aportación de las y los anarquistas de Wikileaks y otras páginas similares es definitivamente una acción democrática sin la cual el mundo seguiría dependiendo de la verdad radicada en los comunicados oficiales y en los noticieros vendidos a los gobiernos, que son muchos. De esta manera la sospecha de acciones beligerantes contra población civil desarmada en Irak y Afganistán, el ocultamiento de datos en general y los abusos del poder en particular, principalmente de Estados Unidos y sus aliados (aunque de seguro cada gobierno mundial y empresa transnacional tendrán sus esqueletos en el closet) permiten al simple mortal conocer lo que tal vez intuía, pero no había manera de demostrar.
La cargada estadounidense contra Assange demuestra el temor a la democracia de ese y todos los regímenes falsamente llamados “democráticos” pues se evidencia la discrecionalidad con la que operan (¿Abu Ghraib, Guantánamo?) y el activo espionaje de siempre de los servicios diplomáticos (tan viejos como El Príncipe de Maquiavelo). Son históricas las revelaciones del Wikileaks, a partir de sus revelaciones será muy difícil que los gobiernos sigan engañando al mundo con contenidos censurados o noticias rosas; sus aportaciones a la prensa libre, la investigación académica y el simple hecho en esta era globalizada del derecho a la información, le brindan el reconocimiento social y por ende la legitimación de su actuar, ¿de qué otra manera sería posible?
Sólo falta conocer los documentos relacionados con México y en especial sobre la “guerra contra el narco”. De antemano sabemos que es una farsa, un montaje para influir directamente en la política mexicana sin necesidad hasta el momento de una intervención militar de mayores proporciones. Mientras existan gobiernos autoritarios como los presentes, será necesario que la sociedad se organice para crear sus propias formas para desenmascarar a quienes ostentan el poder en esta etapa neoliberal, tan peligrosa para la humanidad y el medio ambiente. Gracias Wikileak.