jueves, 10 de marzo de 2011

Charly Sheen, las drogas y México


En las últimas semanas el despido del popular actor estadounidense de la serie de televisión Two and a half men, ha desviado la atención del público (incluido el mexicano) por la amplia cobertura de los medios informativos. La aparentemente frívola exhibición noticiosa de la vida de este personaje permite ver el impacto de las drogas en la cultura y sociedad estadounidense.

En estos momentos en que se juega la autonomía y soberanía nacional (tanto por el narco, pero sobre todo por los intereses de Washington) es importante conocer la cotidianidad de la vida estadounidense donde la droga juega un papel clave para el funcionamiento de varios sectores sociales, además de la relación que guarda lo anterior con respecto a México, donde está muriendo gente de manera violenta para mantener el status quo estadounidense y que la droga no deje de fluir a ese país.

Charly Sheen es la prueba fehaciente de la penetración de las drogas en la sociedad estadounidense y del por qué la droga es indispensable en el American way of living. De entrada lo primero que nos debe decir la licenciosa vida de Sheen, es el arraigo de las drogas en la cultura gringa. Aunque es un escándalo su relación con las drogas y el sexo, en ningún momento hay una conexión entre el genocidio mexicano y la cotidianidad de la droga en medios como la televisión: la vida de Sheen, desenfrenada pero cool; la vida de las y los mexicanos, invisibilizada o distorsionada por los medios gringos.

Según registros de agencias estadounidenses especializadas, el consumo de sustancias ilícitas en dicho país sigue aumentando pese a los esfuerzos por erradicarlas. ¡Imposible hacerlo! el neoliberalismo gringo es un impulsor natural, por llamarlo de alguna forma, del consumo en general y particularmente del de drogas; mientras el capitalismo neoliberal siga vigente, el problema no se va a terminar, por el contrario aumentará porque además la filosofía del poder del imperio estadounidense requiere de estimulantes al igual que su muy arraigada cultura de la competencia, para mantener su rango de influencia mundial y “calidad” de vida social, claro, a costa de los habitantes del mundo.

La explotación pública de la vida íntima del señor Sheen por parte de las massmedia estadounidenses no hace otra cosa que promocionar ese estilo de vida que dicen criticar, cuando en realidad al brindarle tanta atención eliminan de la agenda informativa noticias mucho más importantes y trascendentales para la sociedad estadounidense, como las protestas ciudadanas en Wisconsin o bien el conflicto en aumento del intervencionismo gringo en México y los malestares y protestas que está originando en la sociedad mexicana. Ni una sola muestra de autocrítica sino todo lo contrario: hipocresía y cinismo para seguir enajenando a sus ciudadanos(as) a costa y perjuicio de un país amigo, pero vecino peligroso llamado México (¿?).

Estados Unidos es un peligro para México y no al revés. De ahí provienen las armas de los narcos; ahí van a parar las drogas de los narcos.

Es tan profunda la penetración de las drogas en ese país, que es imposible reconocer a un Estados Unidos libre de ellas. Imposible. Una nación tan dependiente de las drogas, donde se pueden comprar armas con tanta facilidad, intolerante con la migración ilegal, tan racista, soberbia y donde a la libertad le llaman capitalismo, es un verdadero peligro mundial, pues además no están dispuestos a cambiar sino a imponer condiciones.

La cultura de las drogas penetra la sociedad estadounidense: está en sus escuelas; está en sus empresas; está en su high society racista y en sus ghettos de pobres latinos, negros y asiáticos; está en sus bancos que lavan el dinero del narco; está en el cine, en la televisión, en la música, en Hollywood y en todos los estilos de vida que requieran de estimulantes para empezar y aguantar el día y está en los “ídolos” de exportación a seguir, en figuras como la Paris Hilton o el propio Sheen. Está en su liderazgo competitivo con el cual apuntan hacia otros países en busca de sumisión y recursos energéticos como el petróleo. ¿Será por eso que no está en su agenda política erradicar la droga sino legalizarla?

Las aventuras o desventuras del señor Sheen seguirán por un tiempo; el suficiente para atolondrar aún más las débiles mentes de la despolitizada (sí, des-po-li-ti-za-da) sociedad estadounidense, tan vulnerable a la propaganda de Estado y los intereses empresariales. El señor Sheen es por el momento el modelo a seguir, la admiración de un público que buscará imitar las audacias del actor, por lo menos hasta que aparezca otro patiño decadente.

Y mientras nadie les disturbe su relación con las drogas, qué importa que sigua muriendo gente en México, lo importante es que la droga no deje de fluir para que personas como Sheen puedan hacer alarde de su vida y cultura estadounidense.

¿Qué es el neoliberalismo?



(Tomado de Ala Siniestra, número 5, Comité Universitario de Izquierda, es un texto del 2007, antes de que empezara la “guerra contra el narco”)

http://comiteuniversitariodeizquierda.blogspot.com/2007/06/ala-siniestra-no-5.html 


Para don Goyo, con admiración; porque con sus 10 tacos por 10 pesos contradice al modelo neoliberal más feroz



Está de moda criticar al neoliberalismo, desde echarle la culpa de prácticamente todo lo malo que le sucede a México, hasta de ser un producto de la derecha y con un poder ilimitado, inagotable y casi, casi, invencible; pero ¿qué es el neoliberalismo? El presente artículo es un pequeño esbozo de sus principales características y de cómo se vive y se percibe en Ciudad Juárez.

El concepto lo desarrollan Friedrich Hayek y Milton Friedman a mediados del siglo XX, pero tiene su origen en las teorías de Adam Smith sobre el liberalismo económico, a finales del siglo XVIII. Básicamente es una versión refinada y contemporánea de las tesis de Smith sobre la apertura de mercados y la libre competencia, con impulso desde el Estado, pero con poca intervención del mismo, resumido en el famoso laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar).

A partir de los gobiernos de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Tatcher en Inglaterra, se impone el modelo en el mundo teniendo como características principales, además de las antes señaladas: la eliminación de las empresas estatales o paraestatales, la apertura del mercado a empresas transnacionales, apoyos y subsidios a empresas privadas, disminución de las políticas sociales y un papel del Estado como árbitro facilitador del libre mercado.

En México y a partir del gobierno de Miguel de la Madrid en 1982, se establece el neoliberalismo como respuesta y para terminar con el Estado de bienestar, más enfocado a un gobierno paternalista en lo social y proteccionista en lo económico. Desde entonces (hace 25 años) es el modelo político-económico vigente en el país, con su estilo muy mexicano, que igual ha rescatado a la banca (Fobaproa, con nuestros impuestos ¡claro!) que desmantelado el campo (TLC) o rematado paraestatales (Telmex) y que ahora busca vender Pemex.

Cada presidente en turno se convierte más bien en un gerente cuyo fin es establecer los mecanismos que permitan el crecimiento y desarrollo económico, sobre todo el primero, aun por encima de las necesidades inmediatas de la población, que es la que hace el gasto de aguantar inflaciones, devaluaciones y demás fenómenos macroeconómicos. De ahí la moda de los políticos-empresarios, cada vez más frecuentes.

¿Cómo se vive el neoliberalismo en Ciudad Juárez? De las muchas formas como se percibe, una de las más corrientes es a través de las devaluaciones; muchas veces y para poder atraer capitales al país (o maquiladoras a Juárez) una moneda devaluada sirve mucho como gancho de mano de obra y materias primas baratas; así que es una especie de bendición maldita, porque significa empleos a la vez que bajos salarios y depredación de los recursos naturales, sin olvidar la contaminación ambiental y nuestra dependencia económica con El Paso, Texas.

Otra es la mala calidad y disminución de los servicios públicos: muchas personas saben lo malo que suele ser el servicio en el IMSS, CFE, etcétera; o la calidad educativa en muchas escuelas públicas, la falta de las mismas y de infraestructura en general, así, en paquete; pero la idea y tendencia neoliberal es que estas condiciones sigan así, ya sea para hartar a la población, acelerando la urgencia ciudadana a tomar iniciativas propias; ya sea para motivar a la población a buscar opciones particulares, como efectivamente sucede con la población más pudiente; o bien, para justificar la desaparición de las empresas paraestatales, como se pretende con Pemex. La idea es que el ciudadano(a) sea autosuficiente y no dependiente del Estado, aunque curiosamente no se le ayude a hacerlo, salvo si se es gran empresario, ¿Cuál es la función del Estado para con su ciudadanía?

Otra más: la planificación urbana (cuando la hay) con perspectiva exclusivamente empresarial; en este caso entran desde la conformación de la maquila (insertada en medio de zonas poblacionales, sobre todo pobres) hasta el tristemente famoso Camino Real, que tanto dinero cuesta a los juarenses y cuyo objetivo es el desarrollo de San Jerónimo, en detrimento de Juárez (recuerden las lluvias). La idea aquí es que habiendo más negocios, va a haber más inversión, por ende ¡más empleos! (con las características antes mencionadas) y asunto arreglado.

Una última: la entrada de cadenas transnacionales; no sólo me refiero a las maquiladoras, también a las franquicias de comidas y bebidas chatarra, a las farmacéuticas, supermercados y demás; en la forma como perjudican a las empresas pequeñas, locales y nacionales, obligándolas a cerrar al no poder ofrecerles competencia (precios bajos) así como también a la forma como impactan negativamente en los hábitos alimenticios, la salud y el estilo de vida de la población en general.

Podría seguir comentando cosas como el rezago social, precisamente porque es imposible verlo con ojos neoliberales, cuando hay tanta necesidad de hacer negocios y colocar a Ciudad Juárez y a México en la vanguardia mundial como economías pujantes, pero tal vez sea materia para otro escrito, mientras que éste, espero, sea materia para alimentar la inteligencia del(a) amable lector(a).

ROBAN PLACA DE MARISELA ESCOBEDO EN CHIHUAHUA

La placa había sido colocada el martes 8 de marzo en Palacio de Gobierno, el lugar donde fue asesinada.

La placa fue una iniciativa ciudadana para conmemorar su nombre y se sospecha el retiro de la misma es obra del gobierno de Chihuahua.

lunes, 7 de marzo de 2011

Mujer Guerrillera (MXpunkmetal)

Mujer y familia



La familia no es la base de la sociedad. Conforme la celebración del Día internacional de la mujer (8 de marzo) se va arraigando en el mundo, en México, por el fenómeno del feminicidio (largamente solapado por el Estado) se instaura el Día de la familia, un esfuerzo de la derecha por minimizar la lucha femenina contra el machismo y la misoginia, tan arraigados en este país gracias a la superestructura religiosa de corte cristiano, principalmente católico.

Detrás de la aparentemente inocente y muy publicitada familia, está todo el aparato represor estatal en búsqueda del distractor ideal para contrarrestar el empoderamiento femenino, vital para mantener el esquema de familia deseado y promovido por el conservadurismo. De hecho el papel de la mujer dentro de la familia (enajenado, claro) es clave para adoctrinar a la prole en el camino de la misoginia con roles rígidos en detrimento de la mujer y a la postre de la sociedad.

Pensar en la familia como la base de la sociedad va directamente en menoscabo de otras esferas de la vida social no menos importantes como es la nación, el barrio, la ciudad o la amistad. Es un “valor” engañoso (desde el momento que se clasifica como valor) egoístamente individualizante, despolitizante e involutivo, pues además la familia debe de contener ciertos rasgos para ser considerada como tal: una jefatura masculina, una mamá abnegada y esposa sumisa, hijos(as) obedientes. Ni siquiera caben en este rígido esquema familias uniparentales o las sociedades de convivencia.

Por el contrario, reincorporar a la mujer en roles más allá de la familia es una urgencia vital incluso para la supervivencia familiar. Muchas mujeres, por ejemplo, estudian una carrera universitaria “mientras me caso” titulándose incluso, pero sin ejercer la profesión; otras más no se ven más allá del hogar, las telenovelas y la procreación. Imposible desarrollar un país fuerte e inteligente con mujeres cooptadas como esclavas sexuales de los hombres y fábricas de niños(as) para beneficio de un patriarcado jerárquico y violento. El subdesarrollo social de la mujer fuera del espectro familiar posibilita su propia represión de género.

La estupidez de la clase político-económica dirigente en México piensa en términos de estabilidad social de acuerdo a la adoración de un modelo de familia caduco, fuera de la realidad, donde además suceden actos de violencia debidamente silenciados y protegidos por el mismo Estado. La estabilidad social, en ese sentido, crea y repite los elementos presentes en la sociedad de las apariencias: la familia mexicana no tiene problemas, todo es felicidad, aunque en el exterior se reproduzca la violencia familiar. Además sustituir la noción de país, ciudad o incluso etnia por el de familia equivale a un suicidio colectivo que sólo favorece el dominio y prevalencia de las élites nacionales y extranjeras en detrimento de la población en general de este o cualquier país.

Sobre la mujer pesa el adoctrinamiento de la sociedad precisamente porque al dejar en la familia la obligación de dicha responsabilidad, es la mujer (esposa, madre, tía, abuela, hermana, prima…) la que a final de cuentas reproduce su propio descalabro: en la conducta que tendrán las y los hijos, quienes sin duda repetirán los “valores” inculcados por la madre y las mujeres de la casa. En otras palabras, bajo este esquema conservador, la mujer reproduce el patriarcado. La familia es sólo un pretexto para despolitizar a una sociedad que de otra manera estaría dispuesta a defender sus derechos, pero al desvanecerse éstos en el concepto de lo familiar, pasan desapercibidos.

La idea de familia promovida desde el Estado es totalmente maquiavélica; la estabilidad del régimen político-económico-religioso-cultural depende de ello. Esta superestructura que soporta a la familia es equivalente a la calidad del desarrollo social logrado y deseado para México. Es decir, los intereses de las élites por mantener a raya a la sociedad mexicana pegan directamente en la calidad de vida y progreso social obtenido hasta el momento. No hace falta ser muy perspicaz al respecto, tan sólo basta con ser un poco analítico con el contenido de la televisión, el discurso político, el religioso y así para comprender las formas de manipulación social detrás del concepto familia.

Es urgentísimo la emancipación de la mujer lo antes posible para contrarrestar la influencia negativa de la familia tal como la conocemos hasta ahora. En la medida que las mujeres ocupen el papel que les corresponde en la sociedad, más allá de abnegadas madres y esclavas sexuales, los cambios trascendentales necesarios no se harán esperar. Contra el hipócrita discurso patriarcal de la familia, nada mejor que la presencia fortalecida de la mujer libre, inteligente y sobre todo decidida a cambiar los roles sociales que la tienen sujeta a meras funciones biológicas.

Quien le diga que la familia es la base de la sociedad miente.