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viernes, 1 de enero de 2016

Ruteros, ¿servidores o enemigos públicos?

(Foto cortesía de Saxon García)

Ruteros
¿servidores o enemigos públicos?
Carlos Murillo González

Los camiones sin asientos y pasamanos….Los ebrios que pistean arriba como si fuera cantina, hablando puras tonterias…A veces (los ruteros) sobrecargan el camión y se esperan hasta 15 minutos a que se llene…El aumento es una mentada de madre porque sacan hasta más de mil pesos por día sólo para el chofer, con eso fácilmente pueden invertir en mantnimiento para los camiones…Deberia estar prohibido poner música en los camiones y con más razón narcocorridos y el Komander, que todos esos pendejos sólo enferman más a la gente…Habia una línea, la “Tierra Nueva”, que traian una calcamonia que decia: “Súbase, agárrese y cállese”…Hay camiones con hoyos en el piso.
Expresiones de un usuario inconforme con el aumento al transporte público.

Desde hace meses  los ruteros de Juárez buscaban incrementar las tarifas del transporte público con nulos resultados, pues no gozan de la simpatía ni de sus usuarios y mucho menos de quienes compartimos las vías con ellos (peatones, automovilistas, ciclistas) por que actúan como una verdadera mafia: con total impunidad y sin respeto al derecho del uso de las calles y con esa misma filosofía tratan a sus pasajeros(as). Este primero de enero del 2016, las y los juarenses nos despertamos con la ingrata noticia de que estos mafiosos lograron su cometido sin ofrecer nada a cambio, gracias al Partido Revolucionario Institucional (PRI). 

De todos y tantos problemas sociológicos que puedan aquejar a quienes viven en grandes ciudades, uno es la cuestión del transporte público. ¿Cómo hacerlo efectivo, útil, amigable, económico, ecológico, o incluso, prescindible? Si de por sí la tarea es enorme dada la tendencia al gigantismo poblacional-urbano en las ciudades, agréguesele conflictos de interés, corrupción, poder político y resistencia al cambio, en aquellos lugares como Ciudad Juárez, de quienes controlan el sistema de transporte público.

No es un problema menor. La dispersión poblacional, los bajos salarios y el desarrollo anómico de la ciudad (es decir, su falta o violación a la planeación urbana) obedece a intereses económicos con visión a mediano o largo plazo que a la vez no tiene interés por resolver las necesidades reales presentes de la gente. Aberraciones como la Ciudad Universitaria de la UACJ; violaciones criminales como la expropiación de tierras en Lomas de Poleo; la construcción de casas cada vez más alejadas de los centros económicos, políticos y culturales de la ciudad.

Lo anterior debe dar al lector(a) una imagen de una ciudad de 1.3 millones de personas dispersada en una extensión de una ciudad de tres millones. Sin metro, con un gran número de calles sin pavimentar y con una enorme clase parásita que controla servicios claves como es el transporte público afiliados al (PRI).

El chofer de ruta o “rutero” es una profesión con cerca de 50 años de existir en Ciudad Juárez. Es un gremio polémico, protagonista de la nota roja (hay matones y violadores entre sus filas) y con mucho poder político. Casi casi, un mal necesario. Viajar en “rutera” no siempre es la aventura romántica o cultural de artistas o sociólogos, divertida y desconectada de su propia realidad; también es el reflejo de la sociedad de la que forma parte. Para muchas personas además es su realidad cotidiana, su única forma de transporte, les guste o no.    

El rutero entonces no es precisamente un personaje común ni rebuscado en la vida cotidiana de la sociedad juarense, es un actor político discreto la mayor parte del tiempo, pero puede ser violenta su forma de conducir, casi como norma de su oficio. Los ruteros (aunque de repente se ven también “ruteras”) forman parte de un estrato social marginado, pero a la vez privilegiado: no es necesario ir a la escuela de choferes para obtener la licencia; es una profesión  poco profesionalizada y al servicio de los intereses del PRI. 

El gremio de los ruteros es uno de los más fuertes y amafiados. Ligados al PRI, la historia del transporte público está directamente relacionada a los sindicatos afiliados a este partido (CTM; CROC, FUTV…) por lo tanto, es un servicio que nació viciado. Desde su origen, es identificable a la fecha, su falta de profesionalidad e irresponsabilidad al volante, uso de unidades bastante viejas y sobre todo, una fuerza intacta a los cambios de la alternancia partidista e impermeable a la justicia; a veces ni el propio PRI los puede meter en cintura.

El sistema de transporte es un monstruo fortalecido por décadas de abandono de los servicios básicos por parte de  gobiernos tanto pre y post neoliberales. En otras palabras, es el “talón de Aquiles” de Juárez, una ciudad que (espero) lentamente está recuperando su dignidad y no considera justo, por que no lo es, el aumento a las tarifas de un servicio menos que mediocre, viciado y tolerado en complicidad por el Estado.

A mis paisanos juarenses les deseo un 2016 combativo, que ya no tengan miedo ni asco al PRI y a los ruteros y que sepan defender sus intereses y solucionar sus necesidades. Su dignidad vale más que los intereses mezquinos de un partido corrupto y sus vasallos ruteros. Ellos no son dignos de otra cosa sino de lástima, no los apoyemos.

Ánimo, prosperidad y justicia para Ciudad Juárez





lunes, 29 de octubre de 2012

Ruteros asesinos. De Ciudad Juárez con amor




El transporte público es otro espacio político-económico monopolizado por sindicatos afines al PRI, grupos anómicos que gozan de impunidad. Esa es la razón por la cual siguen siendo los principales causantes de accidentes, muchos de ellos fatales, sin que el Estado pueda (o quiera) someterlos a la ley.

Transportistas de la CTM, FUTV, CROC…todos están cortados con la misma tijera: unidades y choferes sucios, groseros, acelerados, con la más mínima educación y cero capacitación o entrenamiento. Viajar en camión, en la rula, significa música popular mexicana a todo volumen, incluidos los narcocorridos, indiferencia y/o prepotencia del chofer, competencia entre ruteros a altas velocidades y sin precaución, con poca cautela y respeto tanto al usuario transportado, como al que usa las calles. Dejar en manos de dichos y peligrosos personajes, no sólo el llegar a tiempo, sino la propia integridad física, es un deporte extremo en Juárez, aunque no se sea usuario.

Cualquier intento de democratización de estos sindicatos han ido directamente al fracaso. Son una fuerza considerable, a parte de troglodita, no sólo para ganar elecciones, también para amedrentar a “grupos rivales” (competencia) y en el presente caso, de secuestrar las vialidades impunemente sin visos de arrepentimiento. Por eso no es de extrañar que los diputados y senadores salidos de estos grupos de poder, sean los más reaccionarios a los intentos de la actual reforma constitucional al trabajo de ser transparentes, pues va contra su cultura y modus operandi.

Según datos del Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadana del Municipio de Juárez, en el 2011 hubo 4,473 incidentes viales, con una tasa de lesionados por cada 100 mil habitantes de 165.3 con un promedio de 13.77 (14 personas por cada 100 mil habitantes) y con una tasa de lesionados de 49.2 por cada 100 incidentes,  mientras que de enero a junio del 2012, lleva una tasa de lesionados de 14.88 (15 personas u 88.9 total) y una tasa de lesionados de 47.9 en 2,470 incidentes. La tendencia no sólo es alta sino a la alza. Ver: http://observatoriodejuarez.org/dnn/Estadisticas/IncidentesdeTránsito.aspx

Aunque no hay disponibles al público estadísticas de este tipo de incidencias que señalen o distingan a los ruteros, según una entrevista con el jefe de transporte de la región, Jesús Manuel García Reyes,  al 18 de octubre del presente año, 314 choferes de transporte público (de pasajeros) han participado en “accidentes de tránsito conduciendo su unidad, de los cuales 225 resultaron con responsabilidad.” Ver:

Para dar una idea de la desazón con la que laboran dichas personas, unos cuantos ejemplos de notas periodísticas de los últimos días: “Un rutero que atropelló a dos mujeres y mató a una de ellas en la zona centro, mientras jugaba carreras con otro conductor, fue presentado ayer frente a un juez de Garantía” http://www.nortedigital.mx/article.php?id=25104  Otra: “Choque entre ruteras deja 20 lesionados http://www.larednoticias.com/noticias.cfm?n=90346  y la más reciente, del lunes 29 de octubre: “Muere hombre atropellado por rutera en la zona centro”. http://arrobajuarez.com/notas.php?IDNOTA=28132&IDSECCION=Portada&IDREPORTERO=De%20la%20Redacci%F3n

Mientras los retenes “anti-ebrios” para automovilistas se instalan impunemente en las calles violando la Constitución por parte de agentes de tránsito municipales, con afán sobre todo recaudatorio y arbitrario, para con los ruteros hay condescendencia y tolerancia, quedando todo siempre en futuras sanciones como, retirarles concesiones de ruta. Los gobiernos, así sean emanados del PRI, no pueden con los ruteros, aunque el negocio de la “concesión de rutas” está sujeto a los permisos municipales, lo cual se presta a sospechas de corrupción.

En un trabajo del sociólogo Luis Manuel Lara,  “La despersonalización de responsabilidades en el caso del transporte público de Ciudad Juárez,” expone la gravedad del problema, aun sin hacer énfasis en las incidencias mortales. Según Lara el ruteo, tanto en unidades y choferes como en servicio, no cumple con los requisitos mínimos de calidad y peor aún, nadie, o muy pocos, están contentos con el servicio; todos se echan la bolita (autoridades, concesionarios, choferes, usuarios) pero de todas maneras la sociedad es la que sigue teniendo desde hace décadas un pésimo servicio, que puede incluso costarle la vida. Ver:

La intocabilidad del gremio de ruteros es un ejemplo de anomia desarrollado por la forma autoritaria del Estado priista, que reprime a sus críticos, pero tolera a sus agremiados así sean delincuentes. Lo malo es que este grupo de poder en particular tiene secuestradas las calles y no tiene para cuando cambiar para bien. En el imaginario colectivo juarense, las ruteras son más que responsables de la inseguridad vial; pero es un mal necesario al que no pueden renunciar, pues la ciudad, mal planeada, insegura y gobernada por empresarios insensibles y cómplices, es incapaz de poner orden a esta horda de personas poco solidarias y egoístas, como suelen ser los agremiados a los sindicatos charros ruteros.