La historia de la UACJ se remonta a la Universidad Femenina de Ciudad Juárez, institución de carácter privado creada por la señora Gracia Chávez en 1968, pero en 1970 cambia su nombre por el actual, oficializándose su inauguración el 10 de octubre de 1973. Desde entonces la UACJ es el Alma Mater de la ciudad. Sin embargo el contexto en que surge la universidad corresponde a una época de persecución política a los estudiantes y jóvenes; es la era del PRI populista, del partido de Estado, de la guerrilla urbana y la guerra sucia.
Desde sus inicios y hasta la fecha, la rectoría de la UACJ ha sido ocupada exclusivamente por académicos formados en la UACH (Universidad Autónoma de Chihuahua) la mayoría de ellos militantes del PRI, pues no pocos han seguido después (o incluso durante su rectorado) una carrera política por ese partido. El gran miedo hacia el(la) joven crítico, estudioso y consciente, orilló a la UACJ, al igual que otras universidades creadas por la misma época, como la Autónoma Metropolitana y la Autónoma de Tlaxcala, a separar físicamente sus campus para evitar “el contagio” de las ideas libertarias y revolucionarias en sus estudiantes. La UACJ al igual que otras universidades de los setenta, surgió del remordimiento por las matanzas estudiantiles en 1968 y 1971 del ahora ex presidente Luis Echeverría.
La autonomía de la UACJ es algo subjetivo. Por un lado tiene sus leyes y reglamentos orgánicos, su estructura de gobierno y se realizan elecciones periódicas para la representación estudiantil y académica. Pero por otro lado, no tiene independencia económica, lo cual la pone en una posición débil en relación con los dineros públicos, lo que el gobierno aprovecha para someter o premiar a las universidades problemáticas o dóciles. Para lograr las simpatías (y dineros) como para mantener el coto de poder, el Consejo Universitario se selecciona electoralmente muy bien para dejar todo a final de cuentas, a manos del rector en turno. No hay pues democracia.
Como institución pública la UACJ es una de las universidades más caras del país desde hace mucho tiempo. Creada pensando en producir mano de obra calificada para la industria maquiladora, la universidad se pensó para trabajadores que estudian, lo cual explica por qué durante el periodo de auge maquilador (cuando había más trabajo) los estudiantes no tuvieran tiempo para pensar en las cuotas, sólo en terminar la carrera, pues había dinero. Pero en periodos de crisis económica, como la actual, no es de extrañar entonces, la actual demanda estudiantil por la reducción de cuotas (por cierto, los miles de estudiantes que pidieron prórroga pagarán 10% más por concepto de intereses) haciendo de la UACJ una institución inaccesible por su precio.
En la cuestión laboral instauró mucho antes que otras instituciones públicas y privadas, un modelo neoliberal en perjuicio de los maestros por honorarios: mal pagados, sin prestaciones, sin estímulos, sin antigüedad y con una carga de trabajo que en conjunto, equivalen a una verdadera explotación laboral, mientras sus rectores se retiran con jugosos sueldos vitalicios, algunos de ellos en edades productivas, pero ni así regresan a dar clases, sino más bien buscan nuevos puestos políticos más allá de la UACJ, que al cabo tienen el sueldo asegurado gracias a los impuestos que pagamos todos.
El apartidismo universitario no existe. Existe la apatía política, la despolitización (por razones obvias) de la mayoría del estudiantado y de una parte del profesorado; pero también están los intereses y grupos partidistas y las ideologías de izquierda apartidistas. Lo peligroso está en la grilla, cuando hay sucesión de la rectoría y los consejos (universitario y técnico) pues se reactivan las fuerzas partidistas, principalmente del PAN y PRI, en las planillas a elegir y sobre todo, en quién quedará como rector (hasta ahora no hay rectoras).
La mayoría del profesorado docente e investigador está más preocupado por acumular puntos (los famosos “tortibonos”) que los lleve a obtener mejoras salariales y un mejor nivel de vida, a verdaderamente hacer aportaciones a la sociedad (con sus honrosas excepciones) apoyar a sus colegas de horas sueltas o a los estudiantes que piden reducción de cuotas. El mejor académico(a) el(la) mejor estudiante y el mejor administrativo(a) y trabajador(a) así sea sindicalizado, es aquel que asienta lo que diga su jerarca, el mansito(a) que se queda callado frente a la injusticia o el(la) que no exige ni propone nada para “no molestar a las autoridades”.
Así pues, ¿por quién está cooptada la UACJ? De entrada la UACJ no nació autónoma y libre, nació cooptada por el PRI-gobierno, el mismo partido que ve en la universidad un coto de poder y sirve de trampolín a sus rectores hacia la arena política y electoral. Pero también está cooptada por la apatía, por la comodidad, por el disimulo de sus estudiantes, académicos y trabajadores, quienes encuentran en la universidad un beneficio para sus vidas, sin pensar en el futuro, en sus problemas actuales ni en sus colegas menos favorecidos, sólo en ellos mismos y su cómodo mundo.
Luis Echeverría poniendo la primera piedra de la UACJ