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jueves, 13 de mayo de 2021

Pandemia + elecciones = pandemia de elecciones

Vista aérea del suroriente de Ciudad Juárez

 

Pandemia + elecciones = pandemia de elecciones

Carlos Murillo González


Cada año la calidad de las elecciones baja en la misma razón de la calidad de las propuestas de los candidatos y de los partidos, convirtiendo las campañas en una parodia de la política. Sin escapatoria, el ciudadano(a) común, el eterno y pasivo espectador(a) de una contienda que le es ajena, se resigna a la apatía, la mofa y el rechazo a lo político, haciendo un círculo vicioso favorable a mantener el status quo del sistema.


La variable del coronavirus Covid-19 y su prolongado confinamiento de más de un año, ha hecho más dificultosa la vida cotidiana por su secuela de contagios, muertes y efectos económicos adversos. Bajo este contexto, en las entidades donde se celebran elecciones este 2021, el vigor por las campañas es distinto al de años anteriores. En el caso de Chihuahua, el único estado en semáforo naranja (los demás en verde y amarillo) según la calificación de riesgo de contagio por covid, el entusiasmo electoral luce por su ausencia. La oferta partidista es pronunciadamente igual que otros años: mismos discursos, mismas propuestas, mismas promesas. El potencial votante no ve diferencia entre partidos, mucho menos de ideologías, debido al cinismo del pragmatismo político, que igual revuelve oportunistas de todo tipo dejando ver su adicción por el poder y/o búsqueda de inmunidad para enfrentar la justicia.


¿Qué habría pasado si en 2018 en vez de que ganase Morena, hubiera sido la continuación del régimen neoliberal? Es muy probable que la gente estaría en las calles no celebrando elecciones, sino exigiendo la caída de sus gobernantes, un cambio en el sistema, como ocurrió en EEUU el año pasado y sucede en Colombia actualmente. Esto no quiere decir que el actual régimen esté haciendo todo bien o se haya deslindado del capitalismo, pero sí, que la gente que votó por esa opción (hoy, muchos arrepentidos, por cierto) esté contenta con ciertas políticas populistas (becas, aumento del salario mínimo…) ejercidas por el gobierno federal. Regresando a Chihuahua, aquí ocurre una situación general de descontento hacia el actual gobierno de derecha y neoliberal (privatizador) de Javier Corral, emanado del PAN, mediocre y autoritario a más no poder que, aunado al pragmatismo insensato, burlo, amoral de la oferta partidista electoral, hacen que esta sociedad abstencionista por tradición, se asqueé más de la cuenta para justificar su ausencia no sólo electoral, sino de la vida pública, sin saber el beneficio  brindado sin querer a las élites políticas y económicas. A los partidos no les interesa más votantes, sino ganar más elecciones.


Para el caso de Juárez, una ciudad abandonada a su suerte desde hace muchos años, el desencanto con lo político-electoral se acentúa con la verdaderamente baja calidad de la oferta partidista, reciclada y anclada en el pasado; frívola y mezquina; sin imaginación ni propuestas serias para la ciudad de 1.5 millones de personas, la más grande del estado y económicamente, la más importante, pero, políticamente marginada: lejos de la toma de decisiones, fuera de las agendas y presupuestos gubernamentales, con un abstencionismo que ha llegado a veces hasta el 80% traducible también en bajo interés por los asuntos ciudadanos, es una suerte de puerto pirata mezclada con su pasado ligado al Old West gringo; una tierra sin ley, anómica, desterrada al olvido y explotada (victimizada) por la maquila, el narco y los Estados Unidos. Desde el 2007, la ciudad ha figurado varios años como la más peligrosa del mundo y en repetidas ocasiones, dentro de las más violentas, como sucedió en 2019 y 2020, donde aparecemos en el top cinco mundial.


Si el feminicidio, las ejecuciones del narco y las extra judiciales de la policía, no son parte de las propuestas ni promesas de campaña, en cuanto a soluciones, menos lo son el rescate de la vivienda abandonada, el ecocidio o la sequía. El Estado policiaco a través de la policía militarizada, sin duda, no ha traído tranquilidad a la sociedad juarense, pero sí a los intereses de la burguesía local-binacional; no hay distinción en el discurso electoral derecha-izquierda: combatir la corrupción, más vigilancia policiaca, más y mejores trabajos…nada ha cambiado en la forma de hacer campañas, salvo la eventualidad del Covid-19. Sin duda hay una permanente derechización de la política, pues en la práctica, continúa la guerra contra las y los jóvenes, contra las y los pobres, la privatización de los bienes públicos, la democratización de la deuda pública (endeudamiento del Estado) toda una estructura (y súper estructura) construida para favorecer a las élites en detrimento de la sociedad, basada en la figura del héroe, mesías, caudillo o líder que vendrá a salvar al pueblo sufrido de la corrupción y la maldad. El resultado es una sociedad infantilizada, incapaz de pensar por sí misma, fácil presa de la manipulación mediática, religiosa, o incluso, amenazada por la patronal si intenta autodeterminarse así misma.


La criminalización de la sociedad es una tendencia tanto de gobiernos emanados de la derecha, como de aquellos surgidos de la izquierda. En el primer caso, lo estamos sufriendo en Chihuahua desde los primeros gobiernos del PAN en la década del ochenta del siglo pasado (Francisco Barrio como presidente municipal de Juárez y luego como gobernador; luego los gobiernos del PRI en alternancia con Patricio Martínez, Reyes Baeza y César Duarte y, a nivel nacional, también en la alternancia PRI-PAN con Salinas, Fox, Calderón y Peña Nieto) en una constante violencia e inseguridad pública coincidente con la creación de entidades policiales (por ejemplo, la Policía Federal de Fox) y políticas como la “guerra contra el narco” calderonista, con injerencia, claro está, del imperialismo de Estados Unidos (Iniciativa Mérida) que no han traído otra cosa más que desapariciones forzadas por decenas de miles, juvenicidio, feminicidio y una constante de asesinatos a ecologistas, derecho humanistas y periodistas. La actual 4T (Cuarta Transformación) de López Obrador con su Guardia Nacional, si bien no ha sido tan atroz como sus antecesoras, sí se han visto muy mal ante la opinión pública con su trato al Cártel de Sinaloa, el mal manejo del conflicto del agua en Chihuahua y, sin duda, serviles hacia los EEUU en su política anti inmigrante con las y los hermanos latinoamericanos y en su paso por este país hacia el imperio. El respeto a los derechos humanos sigue estando ausente.


¿Por qué no ha habido una protesta ciudadana amplia e incluyente ante el manejo gubernamental de la pandemia de Covid-19? Tal vez por que, estando la sociedad tan acostumbrada a la barbarie de la violencia cotidiana (incluida la económica) se ha acostumbrado también a la supervivencia y se ha vuelto más temerosa y egoísta, justo lo que quieren los grupos de poder económico-políticos. Por eso para la mayoría de las y los chihuahuenses, particularmente las y los residentes de Juárez, las elecciones no son opción, sino continuación del régimen. Pero si las “elecciones” y los partidos no son la respuesta, ¿qué sí lo es?

    


 


 





miércoles, 30 de diciembre de 2020

HIKIKOMORI







Hikikomori
Carlos Murillo González


El 2020 ha sido un año especialmente difícil debido a las situaciones generadas a partir de la contingencia de coronavirus Covid-19, invisibilizando de paso problemas previos como aquellos relacionados con la violencia, la guerra y, aumentando otros como la pobreza y las desigualdades sociales. ¿Qué enseñanzas nos deja hasta el momento el fenómeno?, ¿cómo haremos para recuperar nuestras vidas y libertades?, ¿qué habrá de cambiar?

Aún existen millones de personas negando la existencia del virus o "resistiendo" bajo la excusa de sus derechos egocéntricos; a otras tantas no les importa si existe o no y actúan en consecuencia de manera egoísta: sin precauciones;  miles de millones más no tienen opción más que la sobrevivencia y su día a día es exponerse al contagio; es decir salir a ganarse el sustento. sin duda hay muchas preguntas sobre el origen del virus, si es natural o no, como también nos  muestra las caras del humano y sus múltiples matices: de la maldad a la bondad, es decir, de su calidad moral e inteligencia, en cuanto a sus niveles de equidad, empatía, simpatía, solidaridad, egoísmo, narcisismo, egolatría, orgullo...en fin, toda una gama de expresiones detrás de las acciones de naciones, gobiernos, empresas y claro, de la consciencia individual y colectiva; de si existe una responsabilidad compartida o no.

Como es sabido, el Covid-19 se detectó en Wuhan, China, a finales de 2019, extendiéndose rápidamente hacia el resto del mundo en cuestión de semanas. Por supuesto, las primeras personas contagiadas salieron de ese país y no eran necesariamente chinos(as) sino viajantes extranjeros que luego llevaron el virus a sus hogares. A diferencia de China, donde los contagios se dieron en el pueblo, la gente común, en Occidente por lo menos, se debió a los viajes de las élites. En México, por ejemplo, el covid llegó a través de las clases altas para luego extenderse al resto de la sociedad. en Ciudad Juárez primero llegó a través de la industria maquiladora con contagios masivos, antes que cruzara la frontera por El Paso, Texas, una de las ciudades más afectadas por corona virus en Estados Unidos.

La cuestión más importante a nivel macro y micro, es la decisión de darle más importancia o a la salud de la economía o al salud de las personas. Es inevitable las comparaciones entre los diferentes Estados sobre cómo han llevado la pandemia.  Primero China, con sus políticas de encierro rozando la crueldad, pero efectivas para detener los contagios, o bien, el manejo de Cuba, Viet Nam, Nueva Zelanda y últimamente Australia, con un mínimo de contagios y muertes, contra las medidas tomadas en la mayoría de los países de Europa y América Latina pero, sobre todo, en aquellos con tendencias fascistas, como Brasil y Estados Unidos, el gran campeón mundial de contagios y muertes por covid, debido al pésimo manejo de su todavía presidente, Donald Trump.

La característica principal de la epidemia en cuanto a las medidas tomadas, es el autoencierro (hikikomori) el aislamiento como medida preventiva y no se diga si se cae enfermo, como ha ocurrido desde hace siglos con las epidemias de todos los tiempos. La ciencia está en deuda con la humanidad cuando un microscópico bicho puede hacer tanto daño. La contingencia nos muestra cómo somos ante la muerte, conscientes o no de ello, pero nos dice de nuestra fragilidad, pese a autoproclamarnos la especie más evolucionada del planeta. Da miedo saber que existan armas bacteriológicas y puedan ser tan destructivas o incontrolables como la actual cepa de Covid-19. Es de preocuparse también el perfil de las y los políticos gobernantes, tan ineficaces y mediocres ante situaciones emergentes como la actual. Por un lado la cultura de la competencia egoísta propia del capitalismo; por el otro, la cultura del poder y la dominación de la clase política; resultado: el culto al héroe frívolo, exagerado, cimentado sobre el imaginario de poderes suprahumanos inexistentes y su propensión de poner al planeta en peligro.

Precisamente por que el nivel intelectual de la sociedad en general es deficiente, alejado de la ciencia, la ética, la moral; esclavizada por el consumismo y seducida por los valores de la riqueza, el cambio social es complicado. Se presta a la confusión, la desinformación, las buenas intenciones; enfrentando y dividiendo a la sociedad hacia la fragmentación, la superstición y la charlatanería. La ilusión de la gente se centra en que entrando el 2021 se acaba la pandemia de Covid-19, una esperanza legítima, pero infantil. Ese es el nivel de consciencia política de la ciudadanía de este país y de muchos más. 

No sabemos cuándo termine la pandemia aun si vienen vacunas en camino. Tampoco sabemos si otro virus o bacteria pueda poner en riesgo la vida humana, la actual civilización. El virus de la desconfianza y el virus de la esperanza sobrevendrán juntos, pero si no se tiene la claridad y entereza para reconocerlos, se corre el riesgo de agudizar la crisis civilizatoria.


*Hikikomori es un término japonés para referirse al fenómeno de  aislamiento social de jóvenes que deciden cortar sus lazos sociales y recluirse voluntariamente en una habitación (regularmente en casa de sus padres) durante años.













lunes, 18 de mayo de 2020

Anarquía ante la contingencia

Anarquía ante la contingencia*
Carlos Murillo González


...llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones
Buenaventura Durruti

*Publicado originalmente en revista Acracia #4, mayo del 2020

Un virus nos mantiene encerrados o limitados en nuestras actividades cotidianas a través de las acciones del Estado para contrarrestar una pandemia de alcance mundial. Creemos que podemos sobrevivir la pandemia, con lo que debemos tener cuidado e ir preparándonos, es para el mundo de la post-pandemia; es decir, no sabemos en qué condiciones quedará la sociedad, la economía, la política, la salud, la libertad y los derechos humanos.
 
El corona virus SARS-COV2 conocido como COVID-19, aparece a finales del 2019 en la ciudad de Wuhan, China, declarando la cuarentena en enero del 2020 mientras el virus se dispersa por el mundo; febrero marca el contagio masivo en Europa y Estados Unidos, para marzo está ya bien establecido por toda América; en México entramos desde finales de abril a una fase de contagio comunitario o local. Los países han tomado diferentes medidas para atender la contingencia, con resultados variados.

¿Por qué esta pandemia es atendida de esta manera tan emergente, mientras otras tanto o más letales, como la diabetes, el hambre o el genocidio, no? Sin duda la pregunta libera sospechas genuinas sobre las razones políticas e intereses económicos detrás que alimentan las teorías de la conspiración, pero también ofenden la inteligencia de las personas sensatas. Una cosa es segura: el capitalismo en su etapa neoliberal es responsable de administrar la muerte: privatiza la vida y deja morir a los débiles. Este panorama es visible en el cuasi colapso de los sistemas sanitarios de varias naciones donde EEUU es el ejemplo más patético de fracaso en atender a sus enfermos. En general la negligencia política y la avaricia económica ofrecen un escenario desalentador para esta generación humana. Si nos descuidamos, el autoritarismo y el fascismo pueden extenderse aprovechando esta contingencia.

No todo es dramático. Una de las consecuencias positivas del autoencierro y la disminución de la actividad humana es el descanso ecológico para beneficio de todos y todas. La Tierra lo merece. La humanidad no puede prescindir de ecosistemas sanos, pero el planeta sí puede prescindir de nosotros(as). Si no tomamos esto en consideración, no hemos entendido la conexión que tenemos con la naturaleza, de la cual formamos parte.  La anarquía ayuda a ser empáticos(as) no sólo con las personas, sino también con la naturaleza. No podemos regresar a ser los mismos tiranos(as) con La Tierra. el mundo no nos pertenece, nosotros(as) somos parte del mundo.

Las y los humanos somos animales mamíferos, por lo tanto, sociables. Nos gusta la libertad por que nacimos libres y nos gusta la compañía por que somos sociales. Por eso las condiciones de encierro las entendemos como castigos (cárceles) y las cuarentenas, como la actual, altera el orden y pone a la mayoría de las personas en condiciones desfavorables, sobre todo si lo vemos con los lentes de las clases sociales. La crisis del corona virus nos pone al descubierto la dimensión de los espacios, las relaciones humanas, las angustias y los miedos. Por eso es importante sobrevivir y aprender de estas singularidades. El instinto de supervivencia se activa en momentos de peligro o riesgo, hay que estar atentos a no volver a los hábitos de consumo ilimitado e innecesario, de diversión enajenante, degradante y, sobre todo, a evitar perder garantías individuales so pretexto de la pandemia. El enemigo entonces no será un virus, sino el Estado. Si algo hay que sacar de provecho del encierro es aprender a ser más autosuficientes y mesurados, a recuperar libertades perdidas y derechos justos.      

En las ciudades de la frontera norte de México, el capitalismo más necrófilo se encuentra en la industria maquiladora. Ligada la economía mexicana a la estadounidense, la maquila simplemente se niega a parar y sólo lo hace cuando sus empleados(as) enferman por el COVID-19 y mueren. Así es como han provocado una ola de protestas de las y los obreros expuestos a contagiarse por la negligencia de estas empresas. Este es otro ejemplo de cómo las personas son vistas como desechables y exponen la crueldad de un sistema económico denigrante y autodestructivo, con sus cómplices corruptos de la prensa burguesa y los gobernantes en turno.

Como todavía es un misterio esta pandemia, lo que sí sabemos es que la sociedad está semi paralizada, estresada y con miedo. Mucha gente perderá su empleo, cuando no la vida o algún ser querido y eso asusta. Como la sociedad entre más urbanizada se vuelve menos comunitaria, el individualismo egoísta se antepone al individuo(a) consciente, a la conciencia de clase y a la consciencia para sí; se abandona así mismo ante la percepción de pérdida de seguridad de su destino y está dispuesto a entregarse a un “líder” que le dé las respuestas que desea oír; ahí es donde radica el peligro de seguir encadenados a un sistema que se niega a morir precisamente por que sabe alimentar los miedos humanos. Sí, la sociedad está dividida y aprisionada, pero hay gente deseando ser libre.

La autarquía, el mutualismo, el respeto a la naturaleza o las cooperativas, son algunas de las formas como podemos participar para reconstruir la sociedad, a recuperar la confianza en uno mismo, a pensar conscientemente y en armonía con la naturaleza. Tal vez no tengamos los medios económicos suficientes o la influencia mediática de masas, pero nos tenemos a nosotros mismos(as) y eso es más valioso que todo el dinero junto. Nos toca hacer lo propio en nuestra trinchera local o regional, en nuestro barrio o con nuestras amistades y familiares, la cosa es estar atentos a lo que viene y actuar en consecuencia.

Existe la posibilidad de colapsos de gobiernos de todos los niveles en todo el mundo, que el Estado esté rebasado, superado por los estragos de la actual contingencia, sobre todo los económicos. Son tiempos críticos, desde la sociedad se requerirá de voluntad, inteligencia y solidaridad para manejarlo de la mejor manera. El distanciamiento físico no podrá suplantar el distanciamiento social, pero requiere de personas alertas a ello, se viene una reconfiguración de los estratos sociales y las libertades y derechos estarán en peligro, no lo permitamos.