Diez años de guerra
Carlos Murillo González
Hace diez años, en la primavera del 2008, llegaba a Ciudad Juárez un grueso
contingente de elementos de la entonces Policía Federal Preventiva (PFP) a los
que luego se les unirían otros grandes contingentes del ejército para combatir
al narcotráfico en sus supuestas guerras intestinas y territoriales de la
llamada “Guerra contra el narco”, una estrategia diseñada más bien para legitimar
el Estado policiaco, la limpieza social y la violación a los DDHH en esta
frontera.
Estado policiaco
El Estado policiaco (EP) lo inaugura Vicente Fox en el 2006 con la represión
en San Salvador Atenco (cuando era gobernador del Estado de México, Enrique Peña
Nieto) y contra los maestros de la Sección 22 del SNTE de Oaxaca; en el 2007,
ya estando Felipe Calderón como presidente en funciones empieza su “guerra”
contra el narco en Tijuana, para luego trasladarla a Ciudad Juárez, de donde se
extenderá el “modelo” hacia otras ciudades.
El EP es una política de control de los EEUU de acuerdo a su agenda hacia
los países latinoamericanos. En México lo podemos notar en cuanto a la compra
legal e ilegal de armas; el endurecimiento hacia la frontera sur y los
migrantes en tránsito; “facultades” a las FFAA para la lucha contra el crimen
organizado (Ley de Seguridad Interior) y por supuesto, la activación del Plan Mérida
o cualquier otra propuesta que ordene Washington.
¿Por qué Ciudad
Juárez?
¿Tenía realmente algo que ver el narcotráfico? El contrabando en Juárez, se
da al igual que en todas las poblaciones de la frontera norte desde el siglo
XIX; el contrabando de alcohol y de drogas, desde el siglo XX; la violencia del
narco, su microcosmos de vida, siempre estuvo presente y con el tiempo, llegó a
nivel de culto popular desde finales del siglo pasado. Para la mentalidad de un
conservador como Calderón, persona que desprecia a los hijos de madres solteras
(recuerden a Villas de Salvárcar) sería razón suficiente para castigar a una
ciudad pecadora, a una nueva Modorra, más si era gobernada por la oposición.
¿El retorno de
los federales?
Los federales nunca se fueron. Es más, hicieron de sus instalaciones el
cuartel de entrenamiento de la recién formada Gendarmería Nacional. Bajaron los
índices de extorsiones, secuestros y asesinatos cuando salió una buena cantidad
de ellos y cuando desapareció la ocupación de las fuerzas armadas en Juárez. Lo
que hoy se está temiendo y sigue pasando, es el recrudecimiento de la
inseguridad pública en las facetas por todos conocidos. Llama la atención además,
la coincidencia de su incremento de personal en Juárez, previo a las elecciones
presidenciales.
Ley de Seguridad
Interior
¿Por qué la urgencia de aprobar esta ley? Todo parece indicar, vamos a
presenciar un megafraude como el de la pasada elección del 2017 en Estado de México
y, previendo el descontento de quienes acudan a votar, puede ser una acción
preventiva para legitimar el triunfo del candidato del sistema. No se trata sólo
de la elección, el descontento va a crecer en México de seguir el
neoliberalismo, la corrupción y la inseguridad en está y próximas elecciones,
así la élite gobernante se prepara para a ganar más bien por las malas, para
cuidarse las espaldas, pues tienen mucha cola que les pisen.
Criminalización
de la sociedad
El EP crea las circunstancias para someter a la sociedad: esparce el miedo
y la violencia para justificar su presencia con el fin de mantener un poder de
privilegios nada democráticos ni sanos. Bajo este esquema todos y todas somos
sospechosos, delincuentes en potencia dispuestos a matar y matarnos porque
somos egoístas e irracionales; el Leviatán hobbiano se reencarna en los grupos
económicos de poder profascistas, adoradores de la guerra y la personalidad a
los cuales ha de protegerse de las masas salvajes de pobres. Es una situación
de vulnerabilidad social a propósito, un binomio antitético y antiético, un círculo
vicioso donde la sociedad no tiene salvación, sufre del sometimiento de la
enajenación, el engaño y es incapaz de realizarse en lo personal o colectivo.
¿Qué podemos
hacer?
Desde antes del inicio de esta guerra contra la sociedad en Juárez, muchos
grupos y activistas de izquierda han salido a manifestarse y se siguen
organizando contra la militarización y otras urgencias locales, que son muchas
(feminicidios, desapariciones…) aunque en número son pocos, logran crear consciencia
social y presencia internacional con lo cual hacen visible los problemas de Juárez
involucrando a la opinión pública.
¿Votar sirve de
algo?
Votar por la poción menos peor o simplemente abstenerse de votar, no son
acciones suficientes para evitar estas tendencias fascistoides de “democracias”
como la mexicana, escudadas en la farsa electoral, el problema es de fondo,
estructural y aun si ganase la opción más “progresista”, se enfrentará a la resistencia
del sistema, indispuesto a ceder su poder. Desde la sociedad se requieren de
acciones de resistencia y prácticas alternativas existentes, pero también mucha
gente, principalmente esa que constantemente está pidiendo respuestas, soluciones,
rechaza: socialismo, anarquía, feminismo, economía social y solidaria, ecologismo,
vegetarianismo...
¿Más años de
guerra?
Mientras la gente se queje y no se involucre, todos los males de la
sociedad continuarán, porque el nivel de enajenación política (despolitización,
analfabetismo) está a la medida del régimen y sus aliados, creada por ellos. La
transformación no vendrá de las élites.