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domingo, 14 de septiembre de 2014

Independencia del Gringo



El primero de enero de 1994 es una fecha simbólica para México por que formalmente nos unimos a Estados Unidos y Canadá a través del Tratado de Libre Comercio (TLC) como “socios comerciales”. Mano de obra barata, grandes recursos energéticos y riquezas naturales para nutrir el voraz apetito y way of living de la potencia de América del Norte llamada Estados Unidos de América (EEUU).

Para los EEUU la palabra “socio” está ausente de su significado horizontal, igualitario y democrático, pues aborrecen la equidad y la igualdad; este término más bien corresponde al de “asociado” de Walmart y otras empresas donde utilizan los conceptos de “asociado(as)” y “socios(as)” para dar la sensación a empleados(as) y clientes(as) de ser parte de una marca de prestigio o beneficiarios de la misma, pero de ninguna manera sus dueños(as). México y Canadá podrán ser empleados del mes, incluso gerentes o socios VIP del TLC, pero nunca serán EEUU, sino algo inferior.

En este siglo y a partir de las administraciones panistas, el Estado mexicano abrió definitivamente las puertas el primero de octubre del 2002 al intervencionismo (o anexionismo simulado) de Washington, en lo que refiere a integrar al país en el Comando Norte de Estados Unidos (United States Northern Command o USNORTHCOM) también junto con Canadá para unir fuerzas en cuestiones de seguridad y defensa  de ese país y no se diga, unirse luego a sus numerosas aventuras bélicas (adiós a la Doctrina Estrada). ¿Por qué Canadá y México se unieron a un organismo cuyo principal objetivo es defender el territorio nacional de EEUU y no el de tres naciones independientes y soberanas?

La persecución y endurecimiento del trato de México hacia migrantes centroamericanos en tránsito hacia los EEUU; la sangrienta e interminable “guerra contra el narco” en estados con grandes reservas de gas, mientras EEUU legaliza; las revelaciones de espionaje diplomático y vigilancia cibernética y telefónica masivas hechas por Wikileaks y el ex espía Edward Snowden, nos debe dar una idea de hacia a dónde se dirige México en esta etapa de subordinación del país a la agenda de Washington.

En el 2014 es cuando finalmente se consuma la entrega de la soberanía del país. Si con el TLC y el USNORTHCOM o Comando Norte ya se comprometía la independencia y el patrimonio de la nación, con las reformas en masa a la Constitución se formaliza la entrega del país a intereses particulares y no necesariamente benéficos para la sociedad o benignos para el medio ambiente; se abre otra etapa de empobrecimiento, violencia, despojo y descontento social, a la cual apenas estamos entrando y desconocemos la profundidad y dialéctica de la misma.
 
Por un México sin mexicanos

Muchos mexicanos(as) estarán contentos por integrarnos a los EEUU, pero no es como se lo imaginan. Para Washington, México es un peligro. Todos los males que les aquejan vienen del sur (migración ilegal, drogas, corrupción, crimen…) y tarde que temprano vendrá una mayor intervención militar en nombre de la seguridad o contra el terrorismo. Esto significa un reforzamiento militar de la frontera y mayor espionaje. Como en la primera versión del videojuego guerrerista, “The Call of  Juarez”, una intervención militar estadounidense no vendría a aniquilar a  gobiernos corruptos, sino a defender sus intereses y los de sus grandes compañías privadas incluso en contra de los legítimos intereses o salud de la población. En caso de una revuelta social, Washington intervendría a favor del gobierno.

La próxima entrada de la exploración y posible explotación de gas esquisto con métodos de fracturación hidráulica o fracking, seguramente confrontará a las poblaciones a afectar con las grandes firmas petroleras. La apuesta del Estado mexicano sería a favor de los intereses de la nueva patria (EEUU) y en contra de las y los mexicanos. La desaparición de la tenencia de la tierra en manos de connacionales disminuye en la medida que grandes capitales y particulares obtienen los mejores terrenos, playas, territorios. Como la población nativa y originaria en la Colonia española, corremos el riesgo de convertirnos en extranjeros de nuestras propias tierras.

La experiencia de Irak tal vez sea el referente actual más cercano para ver cómo se desgarra un país por una guerra guiada por la codicia del petróleo, lo de menos es el pretexto para iniciarla. La situación de Gaza nos dice de cómo una nación se puede reducir a un gueto y su población al exterminio, en una historia universal que se construye en el patriarcado, se repite en el imperialismo/capitalismo y se combate en la lucha de clases. El sufrimiento actual del pueblo palestino no es ajeno a las y los mexicanos, pues nos recuerda el holocausto indígena.


Cuando Enrique Peña Nieto declara que con las reformas México va a cambiar, ha de tomarse literalmente sus palabras; es posible que estemos viviendo los últimos años de México como lo conocemos. La próxima independencia será del gringo.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Fractalia






No soy de aquí, ni soy de allá.
Facundo Cabral



Disfrutemos los últimos días de libertad. Nada como la Navidad para estar en paz…pero, ¡qué difícil! ¿Qué va a pasar con México?, ¿con Chihuahua?, ¿con Juárez?, ¿seremos expulsados de nuestras tierras?, ¿erraremos sin patria?, ¿quiénes errarán sin patria? Más bien, ¿sin matria, en qué nos convertiremos?

Si recorremos la historia como un fractal, entendemos algo que se mueve, se transforma, está en constante cambio y sucede en distintos momentos del fenómeno que denominamos tiempo. Alejo Carpentier, por ejemplo, es un maestro en la descripción del eterno retorno, de la desestructuración del tiempo recorrido hacia atrás o en cualquier momento y con Borges entendemos de la posibilidad de todos los tiempos, El Aleph, y de otros mundos paralelos o invisibles, como dice el antropólogo escritor Carlos Castañeda o, mejor aún, el efecto óptico de la obra de M.C. Escher, retando a la tercera dimensión, o la realidad onírica del surrealismo de la terna Buñuel-Dalí. Pensar o experimentar cualquiera de estos ejemplos provenientes del arte, facilita la comprensión de lo diminuto y rígido de la historia lineal a la que estamos acostumbrados.

Gracias a las aportaciones de Benoit Mandelbrot, a partir de una fórmula matemática, ya es posible hacer reproducciones hasta el infinito de imágenes casi idénticas, pero no iguales, de un objeto dado (el famoso Mandelbrot Set o Conjunto de Mandelbrot) ayudando también con eso, a descubrir la geometría fractal de la naturaleza, como en el brócoli, y a desarrollar toda una nueva tecnología basada en está realidad. Ahora es posible medir con mayor precisión superficies ásperas o terrenos accidentados y no se diga de los avances en materia de pixeles para la industria cinematográfica y fotográfica ligada los programas computacionales.

Pero en las ciencias sociales ya no es un objeto raro e incomprendido; hay un acercamiento cualitativo, amistoso con las ciencias duras por medio de la computación; ya existen programas y aplicaciones para investigación social, como el ATLAS.ti, que utilizan fractales. La posmodernidad, desde la filosofía a partir del libro de François Lyotard, La condición posmoderna, es un referente obligado para entender los dispositivos on/off, los metarrelatos, y otros tantos conceptos ya vigentes para describir las nuevas sociedades posindustriales donde ahora vivimos buena parte de la humanidad y, en lo político, la aportación de lo multi y lo trans, el reconocimiento de la diversidad y el empoderamiento de los débiles. Michel Foucault descubrió, sin saberlo, una realidad fractal de las relaciones humanas: todas y todos tenemos y ejercemos poder y este atraviesa nuestras vidas, nuestros cuerpos.

Un discípulo de Mandelbrot, el economista Nacim Taleb, predijo el desastre financiero del 2008, aunque cree que “el pasado no puede usarse para predecir el futuro” (Wikileak´s  quote) utilizando teorías del caos y matemáticas fractales. Por el contrario, si hacemos una síntesis de fractales con materialismo histórico, podemos observar ciclos que se repiten, que nacen, se desarrollan y mueren transformándose en otra cosa: sociedades, economías, países, religiones. El materialismo dialéctico reconoce la negación de la negación; la transformación dinámica y constante de la naturaleza: la semilla es la contradicción de la raíz y esta de las hojas y estas de los frutos y así.

Aun las y los seguidores de las teorías darwinistas de la evolución natural, están al tanto, sin quererlo, de una relación de fractales, de ensayo y error en la supervivencia y adaptación a un mundo en constante cambio: el fenómeno de la vida como fractal. Religiones como el hinduismo, el judaísmo, el cristianismo y las antiguas religiones mesoamericanas, suponen una realidad fractal con diferentes niveles de mundos alternos, universos infinitos, vibraciones que producen movimiento a niveles indescriptibles para la mente humana, las cuales inspiran técnicas de contacto con lo divino, modos de ascetismo, como el uso de sustancias alucinógenas (con visiones fractales) en la búsqueda de dios. La dialéctica ya está presente.

Nuestras vidas acaso en lo cotidiano, ¿no reproducen también las ideas de nuestros ancestros, los hábitos de nuestros padres y madres, incluso sus neurosis? También el lenguaje se transforma con neologismos y va dejando palabras en desuso. Luego la vida no es lo mismo en la infancia que en la juventud o en la vejez. Si se puede notar esto, entonces el aparente caos de las cosas empieza a tener sentido, armonía. Los ciclos de la vida son fractales que se cierran y abren, grandes y pequeños, siguiendo el matrón o patrón que las produjo. De ahí también los prejuicios, las rutinas, los deseos y otras tantas cosas que componen el fractal de la vida cotidiana humana.

¿Qué tiene que ver todo esto con los miedos del futuro colectivo, con la política y el presente de un país como México? Difícil ser optimista ante la avalancha que viene. ¿Cuántas y cuántos estaremos reflexionando o haciendo algo ante la inminente pérdida de derechos, del aumento de las violaciones a DDHH? Se fue la Asarco, pero regresó convertida en Godzilla petrolera, ya se sienten los temblores de su fracking, mientras el gobierno, la policía y el ejército, que antes te “defendían a ti”, ahora defenderán a los inversionistas (como ya viene ocurriendo) contra cualquier tipo de manifestación, movimiento o demanda (remember Blueberry). Este fractal se fue al lado oscuro, hace falta girarlo. La rotación del poder político es posible con la lógica fractal.


   

lunes, 14 de octubre de 2013

Miedo a la anarquía


Al capitalismo no se le discute, se le destruye.
Buenaventura Durruti
El Estado mexicano gobernado por el PRI neoliberal y en contubernio con periódicos de derecha, han encontrado un “nuevo” enemigo en quien depositar  y alimentar miedos, odios y amenazas a la “democracia” mexicana en la figura encapuchada de un “anarquista” anónimo, agresivo y peligroso que, curiosamente, aparece puntualmente en cada marcha y mitin desde el primero de diciembre del 2012 (¿?)
¿Por qué el miedo a la anarquía?
Parafraseando a Erich Fromm en su libro El miedo a la libertad (1941) donde describe psicológicamente el tránsito de la sociedad alemana al nacional socialismo después de la Primera Guerra Mundial, en estos momentos el miedo a la anarquía es comparable, pues la sociedad mexicana tiende al autoritarismo manipulada no por una figura autoritaria y carismática como Hitler, sino por el retorno del partido de Estado (PRI) como partido fuerte y omnipresente, ahora en su fase neoliberal, entreguista, traidor y condimentado con fuerte tufo persignado católico.
Al igual que el primero de enero de 1994, cuando irrumpe en la escena nacional e internacional el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) primera guerrilla posmoderna anarquista, el trato del Estado y su prensa afín es prácticamente la misma de hoy: descalificación, manipulación y desinformación para presentar a los subversivos como enemigos del pueblo, como “sediciosos” a los que hay que eliminar no sin antes haber desprestigiado sus causas de origen e ideológicas. El Estado mexicano, o mejor dicho, la plutocracia cleptómana que gobierna el país apoyada en la partidocracia y la curia católica,  todos de derecha, al sentirse amenazados en su modus vivendi, reaccionan de manera virulenta hacia quienes consideran sus enemigos, haciéndolos pasar por enemigos del pueblo.
La anarquía en la prensa negra
Un verdadero insulto a la memoria de los hermanos Flores Magón es la campaña de desinformación de periódicos como el Reforma, El Universal o El Diario de Ciudad Juárez, en contra del amplio y heterogéneo movimiento anarquista, que no nació hace diez meses, sino hace siglos. Aparte de asumirse anarquistas, los Flores Magón ejercían el periodismo libre y comprometido con el pueblo, algo difícil de encontrar hoy en sus colegas de estos días, pues exige no sólo veracidad, sino valentía y por lo tanto, peligros. Hoy a periódicos de izquierda como La Jornada, periódicos como los antes mencionados los descalifican como “poco serios” por que según ellos, no pueden ser imparciales al declarar abiertamente su postura política, ¿acaso el lucro capitalista detrás de sus ganancias y editoriales carece de ideología?, ¿qué seriedad acusan los amarillistas El Gráfico o el P.M.?; ¿los periódicos de derecha no tienen ideología? 
La cuestión es que existe una campaña de criminalización social y de la protesta social en contra de algunas variables del anarquismo, como las y los jóvenes punks, en quienes desviar la atención y hacer olvidar así que quien verdaderamente es violento y abusa de su poder es el Estado y no al revés. Caso interesante es el de El Diario, pues ya ha demostrado en sus noticias y reportajes su mentalidad fascistoide en el desprecio a ciertos actores sociales que no son de su agrado, como los artistas urbanos o quienes viven de la limosna, pero por otro lado no tocan ni critican a verdaderas amenazas a la sociedad como los ruteros, menos aún al narco o a los jefes policiales, a quienes temen, no se diga a los gobiernos de quienes maman.
Ignorancia y malicia
Es obvio el interés cupular por confundir a la ya de por sí despolitizada sociedad al presentar a todos y todas las anarquistas como violentos y desalmados. Para crear miedos mintiendo, el PRI es un especialista: compra prensa, infiltra manifestaciones, encarcela a inocentes, asesina a activistas o firma tratados internacionales que no cumple, por ejemplo, en DDHH o de protección a las mujeres. Jamás la derecha ni ningún Estado autoritario (que lo son todos por patriarcales) te va decir por qué surge la anarquía o el socialismo, pues significaría asumir su corrupta responsabilidad, pero sí te contagiarán de sus miedos. 
La malicia antes descrita destapa la ignorancia (real o pretendida) de temas que no conviene divulgar. Así por ejemplo un(a) anarquista según el Estado y sus medios, será un vándalo destructor de la paz y no un agente de cambio, haciéndoles ver ante el público como anómico, caótico y como pretexto para la represión. Cierto que existen dentro del movimiento anárquico actores y acciones violentas, pero, esa violencia es incomparable con la del Estado o del neoliberalismo; no todos los anarquistas optamos por la violencia como método o bien existen aberraciones tipo los anarcocapitalistas, defensores de la propiedad privada (sic).
Internet, el quinto poder
Para el siglo XXI la lucha por la libertad de expresión se abre en el ciberespacio. A pesar del espionaje; a pesar de los intentos de censura y a pesar del lucro económico, el internet brinda la posibilidad de subir, buscar o contrastar la información. De esta manera no sólo encuentras el famoso anónimo “Manual del anarquista” sino también su historia de dudosa procedencia. Le buscas un poco más y te encuentras el software libre o los copyfree y copyleft; a autores interesantes como Fernando Gil Villa, autor anarko (como él se asume) de la Universidad de Salamanca o a los ahora célebres Wikileaks de Julian Assange; las y los internacionalistas Anonymous o al peligrosísimo crítico delstablishment, Noam Chomsky y no se diga, los testimonios gráficos y literarios de reporteros activistas, no necesariamente anárquicos.
No se crea todo lo que dicen los grandes periódicos y medios de comunicación ligados al Estado. Alto a la campaña mediática anti anarquista. Prensa libre para Chihuahua, ¡ya!

martes, 15 de noviembre de 2011

Noviembre, mes de la muerte




Cuando el tecolote canta, el indio muere
Refrán popular mexicano

Quien no tiene nada por que morir,
 no tiene nada por que vivir
Ikram Antaki


La muerte, ¿cómo la celebramos?, ¿le tememos? No podemos definir lo que no conocemos o experimentamos; sin embargo, cada cultura, cada pueblo, sociedad o persona saca sus conclusiones, creencias, religiones o estudios al respecto. Noviembre es el preámbulo al invierno, al frío; a la época del renacer, el último eslabón de un ciclo: un moebius que gira a cada estación sin detenerse; noviembre simboliza la frontera entre la vida y la muerte.

Hablamos de la muerte por que en el fondo anhelamos ser inmortales, trascender la barrera de la inexistencia, de la nada; de incumplir el propio ciclo personal de vida; tal vez por eso admiramos y/o odiamos a los vampiros en estos tiempos de individualismo nihilista y superficial, del culto a la belleza y juventud eterna. La eternidad de la muerte nos atrae sólo si es digna de reconocimiento o satisfacción con nuestros deseos.

En México a la muerte se le personifica y le cantamos, nos reímos de ello o ella como parte de nuestra contradictoria idiosincrasia; sufrimos y festejamos algo que no comprendemos, pero sabemos que es inevitable. Tanto nuestros antepasados aztecas como españoles nos dejaron un legado mortal bastante cruel y violento, inconcebible para nuestra época, pero que de diferentes maneras seguimos practicando. La representación de la muerte convive con las y los mexicanos todo el tiempo.

Noviembre lo iniciamos con el culto a los muertos, síntesis del catolicismo con las creencias mesoamericanas cuyo festejo perdura hasta el momento. Resulta interesante notar que se le honra en lo particular y en lo plural; es decir, se recuerda a la persona o personalidad, pero se hace de manera personal: cada quien con su o sus muertos, a diferencia de quienes rinden culto a La Santa Muerte, o sea, a quienes hacen de la muerte algo abstracto. También es el mes de la Revolución, nuestra segunda independencia fallida, cuya cercanía con diciembre nos hace pensar en un próximo y gran desenlace hacia la reconciliación, la transición de la muerte a la vida.   

Por otro lado y precisamente porque la muerte también tiene una fuerte carga psicológica en el imaginario colectivo de la gente, es imposible dejar fuera el sentido de angustia, la sensación que causa la muerte cuando se sufre la “pérdida” de alguien, bajo cualquier circunstancia, pero sobre todo cuando es violento el deceso y no se diga cuando se vive en carne propia y colectivamente el miedo a morir o a vivir en peligro, como cuando se está bajo un régimen de terror, de muerte latente en el hogar donde el hombre golpea a la familia o cuando el Estado no respeta sus propias leyes (anomia) como en México (pero en general pasa en todos los Estados). La muerte se convierte en las muertes:[1] en algo desagradable; en dolor, en sufrimiento, cotidianidad y cercanía. Cuando la muerte es provocada por humanos y humanas le da otro sentido, así se justifique, se permita o se minimice.


En la astrología occidental, noviembre está bajo la influencia de la constelación de escorpión y  simboliza el sexo; anteriormente era representado por el ave Fénix, cuya leyenda cuenta que resurge de sus cenizas. En la tradición maya el periodo que va de mediados de octubre a mediados de noviembre (el zodiaco maya es lunar y de trece signos) se representa con Moan (lechuza) y se le relaciona con el inframundo y la muerte, pero también con la sabiduría y el misterio místico del génesis. En la tradición celta se celebra el Samhain o fin del verano, de la noche del 31 de octubre al primero de noviembre, donde inicia el nuevo año y se rinde culto a los ancestros, lo que luego con el cristianismo pasó a celebrarse como Día de Todos los Santos y particularmente en la cultura inglesa dio entrada al All Hallow´s Eve o Vigilia de Todos Los Santos, más recientemente conocido como Halloween.

Al igual que todas las sociedades sometidas a las guerras, epidemias, desastres naturales o hambrunas, la muerte está presente en nuestra historia con dolor y sufrimiento, como esta actual etapa de guerra sórdida de cinco años, “guerra contra el narco” que ya supera los cincuenta mil asesinatos ligados a este concepto (muchos más si juntamos el total de asesinatos por otros delitos). Cuando se utiliza el poder de las guerras o la violencia de Estado, la muerte aterroriza y es usada como forma de control y sometimiento social enajenante, pero por un corto tiempo, por que luego el miedo se trasciende, pues no se puede vivir constantemente esperando a la muerte en forma de violencia, injusticia, engaño, como si fuera la única forma de morir, y por lo tanto vivir; un destino manifiesto, exacerbando un estado de shock permanente, por que eso significaría vivir enajenado(a) en vez de matar aquello que nos hace daño.

Noviembre, el mes de la muerte, representa para la actual generación de mexicanos y mexicanas, dos caras de un mismo fenómeno: lo inevitable y lo trascendental, por lo mismo resulta importante reflexionar sobre la otra cara de la muerte, como fin de ciclo y preámbulo de un nuevo comienzo. Noviembre revoluciona hacia la vida pasando por la muerte.


¿Vivir de rodillas o morir de pie?


[1] No sólo hombres, mujeres, niños y niñas, ancianos, ancianas, pobres, ricos, buenos, malos…sino nombres, personas, seres humanos, seres queridos (u odiados).

lunes, 27 de septiembre de 2010

MADUREZ


La madurez o lo que entendemos como tal, suele entenderse e interpretarse como un estado de estabilidad emocional e intelectual, de un mayor grado de conciencia en la plenitud de los sentidos, experiencia de vida y visión hacia el futuro. Si esto sucede en lo individual, ¿será también posible a nivel de una ciudad, una nación, de la sociedad misma? Veamos.

Sexualidad. El sexo es un tema bastante incómodo para las personas. Si nos atenemos a las teorías de Michel Foucault, Sigmund Freud o Willheim Reich, en la medida que vamos recuperando nuestra sexualidad, vamos recuperando la libertad, la alegría de vivir, la realización personal en detrimento del poder que ejerce sobre nosotros el control político-religioso de la sexualidad, tan común desde siempre. Esto significa que a mayor comprensión y disfrute del sexo, menor el prejuicio antisexual y mejores relaciones sociales.

Política. Generalmente la gente rehúye acercarse o hablar sobre política. Esta actividad tan profundamente humana es a la vez causa y efecto de nuestro destino. Si vamos entendiendo la naturaleza política humana (el ser humano es un animal político, de acuerdo a Aristóteles) vamos cambiando a la vez nuestra percepción y participación en las cuestiones públicas en vez de alejarnos de ellas. En la medida que vamos aceptando nuestro ser político en vez de negarlo, necesariamente suceden cambios a nivel social y para su beneficio.

Economía. La actividad económica es también inherente al ser humano. Es, según Karl Marx, la acción por la cual se nos hace visible y patente la realidad (objetividad) el fundamento de la realidad social es económica. La ambición y avaricia se anteponen al interés común en forma egoísta. Si podemos vivir en armonía con la naturaleza; si entendemos el valor de las cosas más allá del dinero y si sabemos convivir socialmente en paz en vez de explotar, engañar y destruir, la economía se vuelve solidaria, inteligente y amigable con la vida.

Cultura. La cultura es hereditaria y a la vez se perpetúa o transforma todos los días. ¿Cómo sabemos cuándo la cultura de una sociedad dada es ya madura? Nuestra actividad humana es compleja, con tantas cosas que aprender y memorizar todos los días y para el resto de nuestra existencia; la cultura es finalmente lo que nos distingue del resto de los seres vivos. Si vivimos en una sociedad donde impera la justicia, donde no hay problemas sociológicos graves (pobreza, hambre, ignorancia) si podemos entablar diálogos para resolver conflictos y estamos en paz con nosotros mismos(as) y otras sociedades, entonces esa cultura está en plenitud de su madurez.

¿México es un país maduro? Llevamos doscientos años de haber empezado nuestra autonomía y vida independiente como país, con un sinnúmero de problemas y tragedias, muchas de ellas todavía sin resolver y con peligros constantes por enfrentar. Sin duda la experiencia mexicana es rica en su historia y presente, pero ¿hemos aprendido del pasado y estamos conscientes del presente y de los posibles escenarios futuros? La respuesta indudablemente está a la vista de todos y todas.

Si nos damos cuenta, la madurez no tiene tiempo o edad, sino que es una actitud que se asume frente a la vida, como viene. En las naciones, como en las y los individuos, se requiere haber experimentado la vida para comprenderla y así poder actuar en consecuencia. Las costumbres y los hábitos forjan la cultura, así sea ésta contradictoria o inconsciente. No es que se dejen de cometer errores, sino que se reconocen humildemente y se componen, así se requiera desaprender prácticas y hasta usos y costumbres.

México es un país joven todavía, cada determinado tiempo su sociedad hace repaso de su existencia y en consecuencia toma acciones para transformarse. Así ha sido posible pasar de nación independiente a la defensa contra el invasor extranjero, la destitución de políticos nocivos o la terminación de sistemas económicos deplorablemente dañinos. Pero todavía nos falta, pues pasado un tiempo, como en las familias con integrantes alcohólicos, volvemos a caer en las mismas situaciones.

Hoy vivimos una situación extrema en cuestión de seguridad pública y economía en declive. Los enemigos acechan dentro y fuera de la república; ciudades grandes e importantes como Monterrey y Ciudad Juárez o estados como Tamaulipas se colapsan ante el crimen organizado y el discurso estéril de las “autoridades” más su vacío de poder. Hay un peligro real cuando las instituciones del Estado se pudren por dentro y no pueden dar cauce a las legítimas demandas de la sociedad porque son parte del problema a través de su clase política. Hoy por hoy requerimos de madurez para resolverlos.

Estamos en el otoño, la estación del año que significa la madurez de la vida. Cada vez que México actúa con madurez hay cambios trascendentales. Por alguna razón, durante el otoño suceden esos cambios, y si hacemos caso omiso de las coincidencias, entonces es seguro que algo pase durante este periodo. Que la reflexión madura nos lleve a la acción madura.

lunes, 12 de octubre de 2009

Ensayo sobre las posibilidades emancipatorias de Octubre para México


Tonatiuh´s tongue
Carlos Murillo G.


El camino de la libertad se teje en el corredor que va de septiembre a noviembre. Septiembre inicia el mito de la independencia, su destino a alcanzar, la chispa de ignición, de fuego, no en balde se celebra el inicio y no la culminación de la Independencia.  Noviembre en cambio es la meta indicada, el objetivo anhelado, pero no alcanzado, la revolución que no tuvo fin, traicionada y deformada, atrasada.  ¿Y octubre, qué papel juega octubre en el otoño de los cambios?

En el corredor otoñal hay un inicio y un fin, el inicio es claro: no está consumada la independencia; pero el fin es brumoso y la meta inalcanzada: no se ha cumplido el objetivo, u los objetivos (ideales) de todas las luchas de emancipación por lo tanto, está pendiente la conclusión. Si atisbamos a una metodología dialéctica para comprender la situación, vemos cómo la antítesis no ha generado la suficiente fuerza de cambio para hacer posible una síntesis favorable o más positiva a la sociedad mexicana, principal actor afectado, preocupado e interesado en encontrar salidas exitosas a una lucha que ya lleva dos siglos (o cinco, si lo vemos desde la perspectiva indígena latinoamericana).

Si tomamos octubre como un punto clave del proceso dialéctico de liberación, a manera de un ejercicio de imaginación a escala, notamos que el mes alberga también sus simbolismos emancipatorios: el 2 y el 12 son muestra clara de ello. Es decir, viejas luchas y nuevas luchas se conjugan, no hay interrupción, sino una continuidad de la realidad hostil de una lucha sin concluir que va involucrando, como el presente, recordatorios de aquello que se pretende olvidado (el exterminio racista y la explotación económica) con nuevos actos de barbarie disfrazados de democracia, modernidad, religión, legalidad…

Octubre también nos ofrece proesas históricas, como la del pueblo ruso contra el régimen zarista, que trajo además consigo el primer gobierno socialista del planeta, o la ya célebre defensa de Miguel de Unamuno contra los fascistas españoles, al inicio de la guerra civil. Por que si bien se trata de revolucionar la vida de la sociedad, de aspirar a generar conciencia para ésta y las generaciones venideras, es también una lucha defensiva para no regresar a pasados oscuros, represivos, atrasados que ha conocido la humanidad y que siempre están al acecho. No podemos aspirar a ser mejores humanos si no renunciamos a la vez a las contradicciones que nos hacen complicarnos la existencia, comenzando con la explotación (económica) del hombre por el hombre y para trascender el homo omini lupus hobbiano de la justificación estatal.

Tendemos a pensar en periodos de tiempo muy cortos para explicarnos o querer resolver muchas o todas las graves situaciones presentes, los grandes problemas de la humanidad o de la época, reducidos inconscientemente al promedio de una vida humana, insuficiente para hacer cálculos a mayor escala. Esto significa querer hacer o resolver todo durante la existencia, de ahí a veces el desaliento de años de lucha sin aparentes resultados, del retorno de viejos actores corruptos o del nacimiento de nuevos vicios enajenantes, que parecen decirnos que es inútil esforzarse por un mundo mejor (como la visión derrotista y despolitizada de muchos posmodernos en la interpretación crítica de los metarrelatos) pero esto no se acaba hasta que se acaba.

La dialéctica política del Estado moderno empuja hacia dos direcciones: una centrada en el poder personal o elitista, hacia donde apunta la derecha, el fascismo, la iglesia, el capitalismo en general, el poder conservador; y otra que se inclina hacia la emancipación revolucionaria, a nuevas formas de organización social y de convivencia, de corte horizontal en lo político y equitativo en lo económico. La dialéctica sociológica a su vez empuja en otra dirección: nuevas formas de socialización, estrategias de regulación del poder y participación pública, el mestizaje de ideas, realidades y transformaciones de carácter institucional y así.

Reiterando: octubre es un punto clave para la realización de la dialéctica de liberación que necesita el país; si resolvemos octubre, probablemente el desenlace teleológico de noviembre será el esperado. Octubre parece decirnos, recordarnos el gran agravio de los viejos regímenes monárquicos, ahora transformados en civiles, pero igual de nocivos, ignorantes e insensibles ante dos grupos largamente marginales: las y los jóvenes y las y los indígenas. La juventud vive actualmente bajo continuo shock tecnológico, incapaz aparentemente de retomar una posición política como hace una generación; están de alguna manera inmovilizados ideológica y espiritualmente (en el sentido ontológico) como viejos en piel de joven, más cercanos a la muerte que a la vida creativa. El indigenismo en cambio ha tenido un agigantamiento a partir de la última década del siglo XX, justo a raíz de la conmemoración del descubrimiento (conquista) de América, con presencia prácticamente desde Alaska hasta la Patagonia con actores relevantes como Evo Morales y Rigoberta Menchú o movimientos de alto impacto social e internacional como el EZLN, por citar sólo algunos ejemplos; ¿podrá la sociedad mexicana hacer una síntesis indígena y juvenil?