El pueblo tiene en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
Artículo 39, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
¿Se está preparando un fraude?; ¿ya está decidido quién ganará estas “elecciones”?; ¿cómo será el próximo sexenio si gana Enrique Peña Nieto (EPN)?; ¿será el inicio de un nuevo y largo periodo priista? Circunscrito alrededor de las elecciones, transcurre nuestra vida política desperdiciada y diluida la mayor parte del tiempo, resucitada religiosamente cada periodo electoral a través del valiosísimo voto; pero es evidente que existe vida más allá de las elecciones y que, no importando incluso el ganador(a) de la contienda, se prevé un gobierno conservador.
Quienes simpatizan con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y/o su movimiento, no tienen duda de que este señor será el ganador, pero no es posible garantizar el triunfo, por eso ya le han echado el ojo a las/los anulistas para justificar una posible derrota si llega a ser elevado el voto nulo más el abstencionismo en general (ese monstruo). Confiados en el IFE, descargan sus energías en el evidente malestar ciudadano del cual hay muestras significativas, quién iba a decirlo, en el norte del país, en estas ciudades tan conservadoras como Chihuahua y Monterrey, que por arte de la violencia, la inseguridad pública, se aglutinan hacia un tercero en discordia (AMLO) ante un evidente rompimiento del binomio PRI-PAN como principales protagonistas de la alternancia política (¿voto de castigo?).
No se está considerando la observación estadística en internet para evitar posibles fraudes cibernéticos, como el sucedido la elección anterior (2006). Es por demás obvio la cargada hacia el PRI y EPN; vienen con todo y se ha invertido (y robado) muchísimo dinero, se tiene que proteger a muchos ex gobernadores y hay re hartos compromisos como para perder. La peor pesadilla de las y los mexicanos puede regresar reloaded. El PRI juega al abstencionismo: por un lado tiene una sólida estructura generacional de varios millones de personas totalmente sumergidas en la cultura priista, lo cual no sólo le garantiza votos y por otro, utiliza a discreción la manipulación de 60 millones de mexicanos(as) susceptibles de ser comprados o asustados (entre menos gente vote, ¡mejor!). Hoy se nos adelanta en los ciclos de la historia el callismo: la época de los presidentes peleles. En los estados del norte hemos vivido el neoliberalismo tanto del PRI como del PAN. En lo oscuro permanecen los intereses económicos, los poderes ocultos de quienes favorecen la democracia electoral, sucesora del “partido de Estado”.
Las elecciones se han agotado en sí mismas. Lo electoral se ha convertido en un artífice de legitimación del régimen, del sistema político-económico-ideológico. Ahora es más urgente sacar la política de las elecciones, pues la democracia electoral es un monopolio de la clase dominante donde todo se invisibiliza: las tragedias, las injusticias, el genocidio; mientras las campañas se vuelven show: el show de EPN y sus invitados. Los dados están cargados hacia este personaje: las televisoras, muchos medios escritos, articulistas, dinero de sobra para publicidad y lo que haya que comprar. Es evidente que por el lado electoral será casi imposible deshacerse de la clase política actual y particularmente del priismo, el papá de todos los partidos.
Estamos en medio de una gran crisis económica mundial y están sucediendo cambios en varios países y regiones. Hay un movimiento de intereses económicos y otro en respuesta de intereses sociales (que también involucra lo ecológico) por eso resulta erróneo poner tantas expectativas en las/los candidatos para resolver un problema que los supera. Lo que la gente no sabe, es que el sistema electoral está ya desfasado; no representa más y menos únicamente, a la democracia. Tenemos que ir más allá de lo electoral, buscar nuevas formas de cultura económica y convivencia y no estar sufriendo, como en los torneos de fútbol, por que no ganó su equipo y sin detallar además, en las apuestas e intereses de por medio (aun el deporte es un reflejo fiel del capitalismo).
Hay muchas sospechas sobre el regreso del PRI al gobierno federal como algo arreglado o pactado, pero nadie parece acusar las grandes probabilidades de que esto suceda, pese a las evidencias, pensando ilusamente que la vía electoral es lo suficientemente confiable para derrotar a tamaño enemigo. Se prepara un fraude, o mejor dicho, estamos en medio de él. No se sorprenda, amable lector(a), si el ganador de esta contienda resulta EPN; es mejor reflexionar sobre qué va a hacer ante este panorama que se avecina y pronto.
En los estados y ciudades donde el PRI ha regresado a “gobernar” después de haber sido “oposición”, se puede comprobar la destrucción de obra pública anterior, queriendo perjudicar a los gobiernos de otros partidos, pero perjudicando más bien a la ciudadanía en general. Sumado a esto, los gobiernos priistas siguen siendo tan represores y oscuros como siempre, no descarte un mayor Estado policiaco y aumento de delitos como el feminicidio y la corrupción en todos los niveles. Por último, aunque no menos importante, quien introdujo el neoliberalismo en México fue el PRI, no el PAN, no se haga ilusiones en cuanto a una mejor economía y recuerde la circunstancia mundial actual, surgida por esta ideología económica.