(Foto cortesía de Saxon García)
Ruteros
¿servidores o enemigos públicos?
Carlos
Murillo González
Los camiones sin
asientos y pasamanos….Los ebrios que pistean arriba como si fuera cantina, hablando
puras tonterias…A veces (los ruteros) sobrecargan el camión y se esperan hasta
15 minutos a que se llene…El aumento es una mentada de madre porque sacan hasta
más de mil pesos por día sólo para el chofer, con eso fácilmente pueden
invertir en mantnimiento para los camiones…Deberia estar prohibido poner música
en los camiones y con más razón narcocorridos y el Komander, que todos esos
pendejos sólo enferman más a la gente…Habia una línea, la “Tierra Nueva”, que
traian una calcamonia que decia: “Súbase, agárrese y cállese”…Hay camiones con
hoyos en el piso.
Expresiones de un usuario inconforme con
el aumento al transporte público.
Desde hace meses los
ruteros de Juárez buscaban incrementar las tarifas del transporte público con
nulos resultados, pues no gozan de la simpatía ni de sus usuarios y mucho menos
de quienes compartimos las vías con ellos (peatones, automovilistas, ciclistas)
por que actúan como una verdadera mafia: con total impunidad y sin respeto al
derecho del uso de las calles y con esa misma filosofía tratan a sus
pasajeros(as). Este primero de enero del 2016, las y los juarenses nos
despertamos con la ingrata noticia de que estos mafiosos lograron su cometido
sin ofrecer nada a cambio, gracias al Partido Revolucionario Institucional
(PRI).
De todos y tantos problemas sociológicos que puedan aquejar a
quienes viven en grandes ciudades, uno es la cuestión del transporte público. ¿Cómo
hacerlo efectivo, útil, amigable, económico, ecológico, o incluso,
prescindible? Si de por sí la tarea es enorme dada la tendencia al gigantismo
poblacional-urbano en las ciudades, agréguesele conflictos de interés,
corrupción, poder político y resistencia al cambio, en aquellos lugares como
Ciudad Juárez, de quienes controlan el sistema de transporte público.
No es un problema menor. La dispersión poblacional, los bajos
salarios y el desarrollo anómico de la ciudad (es decir, su falta o violación a
la planeación urbana) obedece a intereses económicos con visión a mediano o
largo plazo que a la vez no tiene interés por resolver las necesidades reales
presentes de la gente. Aberraciones como la Ciudad Universitaria de la UACJ;
violaciones criminales como la expropiación de tierras en Lomas de Poleo; la
construcción de casas cada vez más alejadas de los centros económicos, políticos
y culturales de la ciudad.
Lo anterior debe dar al lector(a) una imagen de una ciudad de 1.3
millones de personas dispersada en una extensión de una ciudad de tres millones.
Sin metro, con un gran número de calles sin pavimentar y con una enorme clase
parásita que controla servicios claves como es el transporte público afiliados
al (PRI).
El chofer de ruta o “rutero”
es una profesión con cerca de 50 años de existir en Ciudad Juárez. Es un gremio
polémico, protagonista de la nota roja (hay matones y violadores entre sus
filas) y con mucho poder político. Casi casi, un mal necesario. Viajar en
“rutera” no siempre es la aventura romántica o cultural de artistas o
sociólogos, divertida y desconectada de su propia realidad; también es el
reflejo de la sociedad de la que forma parte. Para muchas personas además es su
realidad cotidiana, su única forma de transporte, les guste o no.
El rutero entonces no es precisamente un personaje común ni
rebuscado en la vida cotidiana de la sociedad juarense, es un actor político
discreto la mayor parte del tiempo, pero puede ser violenta su forma de
conducir, casi como norma de su oficio. Los ruteros (aunque de repente se ven
también “ruteras”) forman parte de un estrato social marginado, pero a la vez
privilegiado: no es necesario ir a la escuela de choferes para obtener la
licencia; es una profesión poco profesionalizada
y al servicio de los intereses del PRI.
El gremio de los ruteros es uno de los más fuertes y amafiados.
Ligados al PRI, la historia del transporte público está directamente relacionada
a los sindicatos afiliados a este partido (CTM; CROC, FUTV…) por lo tanto, es
un servicio que nació viciado. Desde su origen, es identificable a la fecha, su
falta de profesionalidad e irresponsabilidad al volante, uso de unidades
bastante viejas y sobre todo, una fuerza intacta a los cambios de la
alternancia partidista e impermeable a la justicia; a veces ni el propio PRI
los puede meter en cintura.
El sistema de transporte es un monstruo
fortalecido por décadas de abandono de los servicios básicos por parte de gobiernos tanto pre y post neoliberales. En otras
palabras, es el “talón de Aquiles” de Juárez, una ciudad que (espero)
lentamente está recuperando su dignidad y no considera justo, por que no lo es,
el aumento a las tarifas de un servicio menos que mediocre, viciado y tolerado
en complicidad por el Estado.
A mis paisanos juarenses les deseo un 2016 combativo, que ya no
tengan miedo ni asco al PRI y a los ruteros y que sepan defender sus intereses
y solucionar sus necesidades. Su dignidad vale más que los intereses mezquinos
de un partido corrupto y sus vasallos ruteros. Ellos no son dignos de otra cosa
sino de lástima, no los apoyemos.
Ánimo,
prosperidad y justicia para Ciudad Juárez
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