lunes, 21 de diciembre de 2015

La Navidad no es un cuento


Salvador Dalí, Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo


La Navidad no es un cuento
Carlos Murillo González

Ciudad Cárcel, Chihuahua, diciembre del 2015

Vivo en una sociedad enferma y sufro de maldad. La enfermedad se llama enajenación, pero también se le conoce como ansiedad, miedo, estrés, ira, depresión, neurosis, egoísmo, adicción, competencia, y en conjunto, se compacta como maldad. La sociedad no es mala, está mala, enferma.

Esta sociedad vive de cuentos, de ensueños y fantasías; vive dormida; piensa que piensa y hasta se siente perfecta, superior a todos los seres vivos. Se engaña a sí misma para vivir “bien”. Se inventa historias, gobiernos y religiones; unos le sirven para castigarse, otros, para sentirse mejor. No sabe o no quiere salir de ese carácter infantil donde no se asumen responsabilidades y todo se lo deja a dios, a un héroe o a un tirano; a seres imaginarios o sanguinarios líderes; también a acciones y sustancias para sustraerse de la llamada “realidad”. 

Sufrimiento y dolor no son lo mismo

La paradoja de la sociedad moderna es su materialismo banal. Entre más se tiene, más aislamiento y soledad; entre menos se comparte, más desconfianza y menos empatía por los demás; cuanto más se sabe, mucha confusión y poca sabiduría. El embrión de la autodestrucción encuentra tierra fértil en la actitud hostil egocéntrica de un humano olvidado de sí mismo, sumido en el cuento del poder, la fuerza y la violencia. No sólo se causa daño a su existencia, también al planeta, a sus ancestros y a quienes todavía no nacen.

Sufrir está en la mente, el dolor, en el cuerpo. La cultura patriarcal, guerrera y capitalista, es generadora de ambos. En las calles se ve más gente sufriendo que gente feliz, pero muchos de los “felices” disfrutan de una alegría cimentada en el abuso a los demás y muchos de quienes sufren, anhelan esa felicidad contaminada. El dolor puede ser erradicado con medicina; mejor aún, con la energía de la mente. El sufrir es más complicado, pues surge de las creencias, de la cultura (superestructura) se manifiesta en la sociedad y en las personas (estructura) reforzándose en una dialéctica alienada, reproduciendo un ambiente enfermo, tóxico.

La Navidad como cuento

¿Qué es la Navidad?, ¿un  invento cristiano? Todos los cuentos, las leyendas y relatos, contienen enseñanza según la intención del autor(a) y el natalicio de un dios, por lo tanto, implica un anecdotario que ejemplifique y justifique la tradición que intenta crear o mantener. El nacimiento de Jesús, llamado El Cristo, cabe definitivamente en esta lógica.

Si de por sí, el mito de la Navidad expone un relato ficticio, pero universal (repetido en otras religiones) su impacto e influencia escasamente sirve para mantener la sumisa identidad cristiana y el consumismo mercantilista con el cual hace sinergia.  La época navideña es contradictoriamente, el tiempo donde sale lo peor del cristianismo: el egoísmo se acentúa y, si acaso, se muestra alguna amabilidad hipócrita disfrazada de caridad. Para el/la verdadero cristiano Navidad es todos los días; para el resto, vacaciones, excesos y algo de bondad.
  
La religión no tiene templo ni líderes

La religión la hacen las gentes y no los papas ni sus jerarcas. Religión viene del latín religare y significa estar conectado con la vida y el universo. En verdad muchos que presumen religiosidad es de lo que más carecen. Ni por error imitan al Cristo, prefiriendo con creces, adorar al rico y al poderoso. En su enfermedad, en su maldad, hacen sufrir al débil y matan al niño-dios dañándose a ellos mismos; no se realizan como personas, pero impiden a la sociedad su armonía y paz.

El fracaso de religiones como el cristianismo, el Islam o el judaísmo, se explica muy bien en la era de la posmodernidad, pues son meros metarrelatos; nada más que ofertas en el mercado de las creencias para un consumidor cada día más inconsciente y enajenado; un disfraz para la supervivencia en la jungla de la rivalidad. Da igual pertenecer o no a cualquier rito o sólo usarlos/practicarlos eventualmente. Desde hace siglos los dogmas son parte del sistema político-económico de las sociedades humanas para mantener a raya (hasta donde sea posible) a la mayoría de la gente en beneficio de una élite.
       
Navidad igual a renacer

Lo que no pueden matar las religiones institucionalizadas es el deseo de realización de las personas.  El cristianismo capitalista no ha podido pese a sus esfuerzos, dominar la voluntad de libertad y el deseo de emancipación humana. La Navidad aplicada a esta sociedad hedonista y enferma significa renacer, hacerse de nuevo eliminando lo que no sirve. Ser para el mundo y no servirse del mundo está en la base de todas las religiones, filosofías y creencias.

Con esta idea de religiosidad como sinónimo de conexión con la gente, quiero desearnos personal y socialmente, que nos aliviemos de tanta maldad para ya no vernos como enemigos ni competidores; para recordarnos con simpatía por las azarosas vidas de nuestra generación; y para olvidarnos de nuestros descalabros y celos con que nos hemos hecho daño mutuamente. Todos tenemos derecho a realizarnos y perdonarnos en lo individual y en lo colectivo. 

Que la Navidad sea pues, el momento de renovarnos para bien.

  




lunes, 26 de octubre de 2015

La toma del Puente Libre



La toma del Puente Libre
Carlos Murillo González


Una vez más cientos de campesinos de todos los rincones de Chihuahua, en esta ocasión en coordinación con la juarense Asamblea Regional Popular Paso del Norte, decidieron tomar en conjunto parte del Puente Internacional Córdova-Américas, mejor conocido como “puente libre” el lunes 26 de octubre del 2015.

¿Por qué tomar el puente?

Muchas personas de Juárez, las que se quejan por la toma política de los puentes o ante cualquier manifestación pública por que ven afectados sus intereses particulares, son incapaces de ir más allá y comprender por qué tantos campesinos viajarían con sus tractores cientos de kilómetros para obligar al Estado a resolver problemas inherentes al campo cuando han agotado casi todas las instancias (excepto las violentas, por supuesto).

Es de saber que la despolitización social, la apatía y el analfabetismo políticos, tienen una fuerte influencia en la sociedad a través de los medios de comunicación, los noticieros y periódicos o por deficiencias de formación escolares, pues el “ciudadano” mexicano, chihuahuense y juarense, carece de empatía con sus conciudadanos (salvo en casos de catástrofes naturales) desconoces sus derechos elementales y peor aún, cree que manifestarse es de nacos, tal vez influidos por la televisión o por su posición de clase, que los hace ser despectivos.

Varias manifestaciones en una

Además de la presencia campesina, menonita y rarámuri exigiendo atención al campo, que por décadas (todos los del neoliberalismo mexicano) se ha estado desmantelando y desatendiendo a favor de los grandes capitales y empresas transnacionales. Coincide la fecha con una conmemoración más, un año, un mes, de los 43 estudiantes desaparecidos en Guerrero, lo cual se mencionó por micrófono; también se menciona el asesinato impune de los ecologistas del agua, Ismael y Manuelita Solís, a tres años de su crimen; están presentes papás y mamás de algunas de las muchachas desaparecidas de Juárez; activistas de la ciudad de Chihuahua en contra del fracking; activistas en contra de la apertura  minera en Samalayuca y, en general, presencia de las distintas facciones de la izquierda juarense (socialistas, ambientalistas, derecho humanistas, anarquistas…).

La situación sociológica en Chihuahua no soportaría un análisis de riesgos por inútil y fuera de tiempo. Estamos ya viviendo situaciones muy serias de ingobernabilidad, impunidad y decadencia de las instituciones. Sin ello, no sería posible la corrupción descarada en que incurren gobernantes como César Duarte en contubernio con sus aliados sin escrúpulos, dueños de periódicos y televisoras, a quienes no les importa mentir o desacreditar movimientos sociales genuinos, con tal de proteger sus intereses y los del  gobernante en turno. No en balde reciben millonarias aportaciones desde el gobierno del estado de Chihuahua, por ejemplo.

También hicieron acto de presencia obreros de maquila, un importantísimo actor que por fin está despertando y exigiendo sus derechos. Las y los profes del Resissste, como siempre solidarios y presentes, codo a codo con la gente de Le Barón y la de Jiménez y la de Cuauhtémoc. Nos avisan que los compas de Coahuila y Durango, quienes también tomaron casetas en la entrada a Torreón, ya lograron agendar una mesa de trabajo con el gobierno federal. Ante la proeza, en asamblea se decide acampar en el puente libre para forzar al gobierno del estado de Chihuahua a dialogar.

El malestar en la frontera

Sin duda es temerario y molesto llevar la protesta social a la radicalización para lograr cambios y objetivos legítimos. Es comprensible la molestia de quienes creen, por su enajenación, que se les está afectando caprichosamente, por que precisamente están tan ensimismados en sus vidas cotidianas, que se les olvida que viven en sociedad y sólo ven aquello que les molesta. Incapaces de entender la política, de identificar cómo les afectaría lo que comen en sus mesas si los  campesinos se quedaran con los brazos cruzados, encuentran en las manifestaciones sociales un blanco sustituto de sus limitadas frustraciones egoístas.

Indudablemente se afecta la vida transfronteriza de Juárez y El Paso con la toma de cualquiera de los puentes.  Sin duda también, existen otros mecanismos para lograr justicia o equidad menos “dañinos” para la vida cotidiana, pero también menos efectivos; si aun así haciendo públicas las injusticias y al mal gobierno la sociedad dormida no quiere enterarse ni solidarizarse, menos aún si no pasara nada, si no hubieran grupos que ejercen sus derechos mientras la sociedad insiste en no ser molestada cuando debería estar defendiendo los pocos derechos y libertades que le quedan con las reformas peñanietistas.

Como sociólogo, nunca deja de sorprenderme el grado de enajenación a la que puede llegar una sociedad. En el México de hoy están conformándose varias fuerzas populares a lo largo y ancho del territorio; la situación así lo amerita, por que se trata del futuro del país. Me sorprende que se esté desmantelando el campo y haya molestia por que los campesinos(as) se manifiestan. Se está desmantelando el IMSS, pero no están manifestándose los derechohabientes (¿?) la escuela pública está por los suelos y ha dejado de ser gratuita, pero los padres y madres de familia no le exigen nada al gobierno(¿?) el gobernador César Duarte nos roba frente a nuestras narices y pocos hacen algo, a la mayoría parece no importarle a dónde van a parar sus impuestos (¿?).

Así pues, cuando el reportero(a) conductor(a) o locutor(a) de noticias le salga con la queja del “ya volvieron a tomar el puente”, “ya volvieron a manifestarse”, acuérdese que lo están manipulando para ponerlo en contra de su propia gente. Investigue si la manifestación es justa o no; si se está ejerciendo un derecho o no, y piense y actúe en consecuencia. Muchas veces la exigencia de justicia no sólo beneficia a quien la exige, sino también a la sociedad y a usted.
  





jueves, 1 de octubre de 2015

Profesionistas pobres



Profesionistas pobres
Carlos Murillo González

Periódicamente diarios y revistas comunican sobre cuáles carreras universitarias tienen mayor índice de desempleo o cuáles mejores posibilidades de progreso, las que están de moda, las que tienden a desaparecer y así. En los últimos años las crisis económicas y las condiciones de inseguridad en países como México han creado ejércitos de profesionistas des o sub empleados y la “fuga de cerebros”.

Irónicamente en un país necesitado de especialistas de todas clases, tanto para el desarrollo de la nación, como para elevar la calidad de vida de la gente, parece no importarle al Estado y opta por absurdos como disminuirles presupuesto a las universidades; permitir universidades privadas “patito” que ofrecen profesiones populares, pero saturando aún más el mercado laboral; o bien, dejando ir talentos a otros países por la falta de oportunidades aquí o por los bajos sueldos.

Como quiera que sea, la realidad de esta situación nos deja un camino de frustraciones y sueños truncados, empobreciendo a la sociedad haciendo más marcadas las clases sociales. Esto además sin contar la buena o mala preparación escolar (un problema en sí mismo iniciado desde la primaria) lo costoso que resulta tanto para el Estado, y no se diga las familias, cada estudiante universitario, para terminar en el ejército industrial de reserva con un destino más bien gris para quienes no tienen el poder económico o las posibilidades de hacer un posgrado, lo cual además no es garantía de éxito profesional.

El resultado de lo anterior deriva en el desperdicio de talento con un alto grado de insatisfacción para quienes sacrificando tiempo, dinero y esfuerzo, terminan muchas veces peor que como empezaron: sin ejercer la profesión elegida y sin futuro. Así es como es frecuente encontrar infinidad de profesionistas empleándose de vendedores de cualquier cosa, haciendo trabajos extra para cubrir sus gastos o simplemente pasando meses e incluso años sin ejercer o para encontrar un puesto digno de su especialidad.

Esta realidad incluye tanto a profesiones bien establecidas y muy requeridas (medicina, administración de empresas, derecho, ingenierías, docencia…) como las súper especializadas o poco conocidas (oceanografía, bibliotecología, gestión cultural…) y qué decir de las ciencias sociales y humanidades (lingüística, psicología, periodismo…) en todas ellas y de todas ellas salen infinidad de personas con un destino incierto dadas las circunstancias.

En el estado de Chihuahua, cuya reputación hasta hace unos diez años, de ser gran proveedora de empleos profesionistas por su pujante industria maquiladora, aun en sus mejores tiempos solamente aseguraba trabajo para una tercera o cuarta parte de sus egresados universitarios ¡Y era la mejor opción de México! Siendo una entidad atractiva para profesionales de todo el país. Ahora simplemente se ha convertido en otro estado más exportador de cerebros.    

Es común ver en las grandes ciudades del estado, principalmente Juárez y Chihuahua, una amplia gama de profesionistas dedicándose a variadas cosas  (algunas de ellas incluso denigrantes): parkeros, segunderos, taqueros, pepenadores, etcétera. Mientras muchos de las y los “suertudos” se esclavizan subempleándose en empresas para las que no estudiaron (cocina, ventas y trabajos temporales de todo tipo, jardinería…) o los peores escenarios: poniéndose al servicio del crimen organizado, trabajando para el Estado como mediocres burócratas o largándose del país para nunca más volver.

Estudiar una carrera nunca ha sido el camino para quienes buscan hacerse millonarios, aunque pueda ayudar para ese objetivo. Desafortunadamente tampoco contamos con una cultura favorable al fortalecimiento o mejora de los estratos sociales haciéndolos más preparados, unidos o cultos; incluso a veces es un estorbo contar con un título universitario. En Ciudad Juárez, por ejemplo, es tal el detrimento de los estratos universitarios, que para encontrar trabajo es preferible ocultar la profesión.

Anteriormente se pensaba en hacer una “carrera profesional” como una buena inversión, sinónimo de prestigio y garantía de éxito económico. Hoy es fácil escuchar a médicos quejarse por la falta de pacientes, ver abogados “coyoteando” clientes afuera de los juzgados o ingenieros trabajando de técnicos en la maquila. Si le atravesamos la cuestión de género resulta todavía peor: las profesionistas tienen menos oportunidades de desarrollarse, ganan menos que sus colegas hombres y sufren el acoso sexual de los mismos.

Los tiempos de crisis económicas en sistemas obsoletos e inhumanos como el capitalismo neoliberal, el trato a las y los profesionistas no difiere mucho de quienes no han tenido o querido tener la oportunidad de pasar por la universidad. Hasta las profesiones científicas, tan importantes para la humanidad, están estancadas y al servicio de los intereses avaros de empresarios inescrupulosos a quienes sólo les interesa la ganancia por encima incluso, del bienestar social y el cuidado ambiental o bien están desamparadas de gobiernos y gobernantes apátridas que no invierten ni apoyan la ciencia por considerarla ajena a sus intereses políticos.


El panorama no es benévolo para las y los profesionistas chihuahuenses (y mexicanos en general) pues el neoliberalismo se la pasa de crisis en crisis y, combinado con la corrupción estatal, son nocivos para toda la gente, dejándonos más vulnerables frente al mercado laboral-empresarial. Quienes nos hemos empobrecido aferrándonos fielmente a nuestra profesión, nuestro único consuelo es el amor a la misma.      

viernes, 11 de septiembre de 2015

De caballos, nacos y narcos

De caballos, nacos y narcos
Carlos Murillo González


Ciudad Cárcel, Chihuahua, apunto de amanecer el otoño del 2015.

En Ciudad Juárez, por supuesto, también la realidad se vuelve surreal, contradictoria, caprichosa. La percepción y acción de esa “realidad” en lo individual y en lo colectivo, a veces le llamamos cultura; otras enajenación y así. Obviamente lo material, lo objetivo, lo tangible; lo económico; pesa e influye, es la parte de la “realidad”, “del mundo real de verdad” al cual nos referimos.

La “normalidad” juarense es la violencia.

Estamos tan, pero tan acostumbrados a la violencia, que ya no nos damos cuenta de ella. Pasamos del hablar “duro” y “golpeado” típico del acento norteño, origen y tradición del cowboy chihuahuense, a las peleas “a pedradones” de los barrios de cholos y ahora, al show pornográfico y gore, de la “guerra” contra el narco (limpieza social) y de las “muertas de Juárez”, gracias al Estado policiaco militarizado.

Somos una sociedad enferma que no quiere aceptarlo (el gobierno no va a aceptarlo): diabéticos, neuróticos, alcohólicos, depresivos…todo un hospital. Una sociedad vulnerable expuesta a las alergias, el cáncer, las adicciones y con suicidios en aumento, pero ni todo junto alcanza para situar la emergencia de salud pública para esta ciudad de 1.3 millones de habitantes. Los multimillonarios recursos del ya olvidado “Todos somos Juárez” nunca se vieron por ningún lado.

Despolitización: enfermedad de nacos.

Cuando Carlos Monsiváis definió por primera vez el concepto de “naco” en los años setenta del siglo pasado, lo hizo para distinguir aquella persona socialmente apática, apolítica, ignorante de su ignorancia (ojo: no necesariamente pobres) metidas en un ritmo de vida que hoy definimos como posmoderno y así, poder hacer la diferencia con los movimientos sociales de esa época: los “hippies”, el movimiento estudiantil y universitario; la música rock, tan satanizada desde entonces, entre otros. Se trata de una época muy dura de agitación social y represión por parte del Estado; una historia invisibilizada además, por los medios de comunicación.

El “naco” fue y es un vocablo de las clases dominantes y el gobierno para desprestigiar la lucha de clases. Luis de Alba, el conocido cómico, hacía mofa del naco en su personaje “El Pirrurris”, un chavo de clase alta, arrogante y mediocre a quién le asustaban los nacos; en este caso, pobres, gente del pueblo, gente sencilla. En el afán de despolitizar a la sociedad, al igual como en las dictaduras de Argentina o Chile, donde la televisión jugó un papel muy importante: la censura en México oculta(ba) la guerra sucia, las desapariciones sórdidas, el metapoder subterráneo de redes y muchas cosas más. 

Lo naco, la naquez, es entonces síntesis de snobismo (sigue la moda) enajenación (carece de empatía) ignorancia política (no conoce sus derechos) egoísmo (sólo se interesa por el/ella o su familia) y no sinónimo de pobreza. Igual aplica para el término “chairo”, descalificativo para prejuiciar el movimiento intelectual de izquierda y en particular, a las y los jóvenes de todas las corrientes. Naco no es quien se manifiesta públicamente, por ejemplo, ya sea cantando, repitiendo la palabra de dios o lanzando consignas políticas; sino quien aún viendo su realidad, la niega o no hace nada al respecto.

¿Por qué caballos?

La gran polémica de las esculturas de caballos instaladas en primer cuadro de la ciudad, profanadas por nacos trogloditas que bien merecen ser quemados vivos en frente de catedral a la vista de todos y todas (es sarcasmo) y es también un referente de la hipocresía de la imagen bonita de Juaritos, su gente tan buena y mansa; sus artistas tan calladitos y ordenados y así. Ha habido más cobertura mediática y enfado por esta situación, que información y enfado sobre Ayotzinapa, las firmas para enjuiciar a Peña Nieto o el altísimo endeudamiento de Chihuahua y las tranzas del gobernador César Duarte, a quienes los medios protegen con su silencio.

Los caballos no nos van a salvar de los cánceres y la escasez de agua patrocinado por la mina en Samalayuca. El espectáculo de los caballos es bonito, estético, pero nada más. Responde al gusto de sus patrocinadores y se usa para desviar la atención de cosas más importantes como la impunidad. Similar sucede con la fuente de otros caballos, “Los Indomables” que poco o nada se relaciona con la identidad juarense; o bien espectáculos como el “Grito” de “Independencia”, se vuelven festejos huecos mostrando las miserias de la enajenación mexicana, más que su historia.

Naco el que vaya al Grito; naco el que no vaya. 

De naco a narco hay sólo una erre. El gusto narco también se volvió parte de la estética sin sentido de Ciudad Juárez: monstruosos antros, troconononones, botas vaqueras de pieles exóticas, casas exuberantes en colonias marginadas. Lo posmoderno a todo lo que da. Hoy los narcocorridos son “la neta” aun a pesar de la censura. En esta lógica la cultura juarense, mexicana y fronteriza, se vuelve un escape de la violencia hacia la violencia (dialéctica negativa): La impunidad se hace habitual, se simula libertad, se esconden fracasos, se hace burla del gobierno y políticos, pero no se les confronta. Todo eso. Hace falta arte para combatir la naquez, pero antes, para exigir respeto al arte y al artista, hacen falta condiciones sociológicas de igualdad y equidad: educación, alimentación, salud.


Si se ofende más por la ignorancia de las personas a la exposición al aire libre de caballos de resina de polietileno hechos en serie, pero decorados artísticamente, ya sea por montarse en ellos o grafitearlos, que cuando han borrado un mural de una de las chicas desaparecidas o el mismo hecho de que el feminicidio exista, entonces, el naco(a) es usted.