Mostrando entradas con la etiqueta intervencionismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta intervencionismo. Mostrar todas las entradas

domingo, 14 de septiembre de 2014

Independencia del Gringo



El primero de enero de 1994 es una fecha simbólica para México por que formalmente nos unimos a Estados Unidos y Canadá a través del Tratado de Libre Comercio (TLC) como “socios comerciales”. Mano de obra barata, grandes recursos energéticos y riquezas naturales para nutrir el voraz apetito y way of living de la potencia de América del Norte llamada Estados Unidos de América (EEUU).

Para los EEUU la palabra “socio” está ausente de su significado horizontal, igualitario y democrático, pues aborrecen la equidad y la igualdad; este término más bien corresponde al de “asociado” de Walmart y otras empresas donde utilizan los conceptos de “asociado(as)” y “socios(as)” para dar la sensación a empleados(as) y clientes(as) de ser parte de una marca de prestigio o beneficiarios de la misma, pero de ninguna manera sus dueños(as). México y Canadá podrán ser empleados del mes, incluso gerentes o socios VIP del TLC, pero nunca serán EEUU, sino algo inferior.

En este siglo y a partir de las administraciones panistas, el Estado mexicano abrió definitivamente las puertas el primero de octubre del 2002 al intervencionismo (o anexionismo simulado) de Washington, en lo que refiere a integrar al país en el Comando Norte de Estados Unidos (United States Northern Command o USNORTHCOM) también junto con Canadá para unir fuerzas en cuestiones de seguridad y defensa  de ese país y no se diga, unirse luego a sus numerosas aventuras bélicas (adiós a la Doctrina Estrada). ¿Por qué Canadá y México se unieron a un organismo cuyo principal objetivo es defender el territorio nacional de EEUU y no el de tres naciones independientes y soberanas?

La persecución y endurecimiento del trato de México hacia migrantes centroamericanos en tránsito hacia los EEUU; la sangrienta e interminable “guerra contra el narco” en estados con grandes reservas de gas, mientras EEUU legaliza; las revelaciones de espionaje diplomático y vigilancia cibernética y telefónica masivas hechas por Wikileaks y el ex espía Edward Snowden, nos debe dar una idea de hacia a dónde se dirige México en esta etapa de subordinación del país a la agenda de Washington.

En el 2014 es cuando finalmente se consuma la entrega de la soberanía del país. Si con el TLC y el USNORTHCOM o Comando Norte ya se comprometía la independencia y el patrimonio de la nación, con las reformas en masa a la Constitución se formaliza la entrega del país a intereses particulares y no necesariamente benéficos para la sociedad o benignos para el medio ambiente; se abre otra etapa de empobrecimiento, violencia, despojo y descontento social, a la cual apenas estamos entrando y desconocemos la profundidad y dialéctica de la misma.
 
Por un México sin mexicanos

Muchos mexicanos(as) estarán contentos por integrarnos a los EEUU, pero no es como se lo imaginan. Para Washington, México es un peligro. Todos los males que les aquejan vienen del sur (migración ilegal, drogas, corrupción, crimen…) y tarde que temprano vendrá una mayor intervención militar en nombre de la seguridad o contra el terrorismo. Esto significa un reforzamiento militar de la frontera y mayor espionaje. Como en la primera versión del videojuego guerrerista, “The Call of  Juarez”, una intervención militar estadounidense no vendría a aniquilar a  gobiernos corruptos, sino a defender sus intereses y los de sus grandes compañías privadas incluso en contra de los legítimos intereses o salud de la población. En caso de una revuelta social, Washington intervendría a favor del gobierno.

La próxima entrada de la exploración y posible explotación de gas esquisto con métodos de fracturación hidráulica o fracking, seguramente confrontará a las poblaciones a afectar con las grandes firmas petroleras. La apuesta del Estado mexicano sería a favor de los intereses de la nueva patria (EEUU) y en contra de las y los mexicanos. La desaparición de la tenencia de la tierra en manos de connacionales disminuye en la medida que grandes capitales y particulares obtienen los mejores terrenos, playas, territorios. Como la población nativa y originaria en la Colonia española, corremos el riesgo de convertirnos en extranjeros de nuestras propias tierras.

La experiencia de Irak tal vez sea el referente actual más cercano para ver cómo se desgarra un país por una guerra guiada por la codicia del petróleo, lo de menos es el pretexto para iniciarla. La situación de Gaza nos dice de cómo una nación se puede reducir a un gueto y su población al exterminio, en una historia universal que se construye en el patriarcado, se repite en el imperialismo/capitalismo y se combate en la lucha de clases. El sufrimiento actual del pueblo palestino no es ajeno a las y los mexicanos, pues nos recuerda el holocausto indígena.


Cuando Enrique Peña Nieto declara que con las reformas México va a cambiar, ha de tomarse literalmente sus palabras; es posible que estemos viviendo los últimos años de México como lo conocemos. La próxima independencia será del gringo.

domingo, 17 de agosto de 2014

Fronteras por la Paz




¡Yo no le voy, le voy a la guerra!

¡Yo si le voy, le voy a la paz!

Consigna de Fronteras por la paz

En el 2003 el mundo experimentó una ola de protestas en multitud de países contra lo que sería la inminente e injustificada invasión a Irak por parte de los EEUU, Gran Bretaña y otros aliados menores. Era la primera gran protesta mundial, convocada por Internet como su principal medio de difusión en cientos de ciudades alrededor del globo. Ciudad Juárez escenificó localmente el rechazo a la guerra a través del movimiento Fronteras por la paz.

Fronteras por la paz surgió de las aulas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y contó rápidamente con un amplio y heterogéneo número de integrantes, extendiéndose a otras instituciones de educación superior y preparatoriano. Aunque fue principalmente un movimiento juvenil y estudiantil, también acudían grupos interesados y personas en lo individual prácticamente de todas las corrientes políticas, pero con el tiempo prevalecieron las personas y colectivos más identificados a la izquierda.

En un momento de las marchas hacia los puentes internacionales o en los plantones frente al Consulado de EEUU en Juárez, se unen colectivos de El Paso y estudiantes de UTEP y el movimiento se hace binacional con acciones coordinadas en ambos lados de la frontera. Cientos o quizás miles de personas participaron de alguna u otra forma durante el 2002 hasta los meses previos al 20 de marzo, fecha fatal en que inicia finalmente la guerra. Desde el performance, las innumerables marchas, las cinco semanas consecutivas de protestas frente al Consulado, de donde sale el mote de “tambores por la paz” al llevar percusiones a las marchas, hubo mucho y de todo para hacer ver el rechazo a la guerra al unísono con otros millones de personas en el mundo.

Otro aspecto importante de este movimiento es que pudo convocar y contar con un gran número de artistas, intelectuales, maestros(as) luchadores(as) sociales y activistas. Para quienes fue su primera experiencia sociopolítica no sólo pudieron conocer formas organizadas de protesta, tanto novedosas como tradicionales, sino también ser partícipes de un acto inusitado en la historia de la humanidad. Si el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se considera la primera guerrilla posmoderna por su éxito en Internet, la protesta mundial actual demuestra el poder del ciberespacio como una herramienta útil al servicio de la sociedad.

A pesar de los esfuerzos el inicio de la invasión a Irak fue un duro golpe al movimiento y éste empezó a decaer en todo el mundo; Fronteras por la Paz no fue la excepción y a pesar de las deserciones, todavía hubo ánimos para celebrar una marcha al año siguiente, justo en el primer aniversario de la invasión y fue hasta el segundo aniversario con un tokín en el Monu (Plaza Benito Juárez) con el que se cerraría definitivamente el movimiento, quedando reducido al todavía vigente y en uso fronterasporlapaz@yahoogrupos.com.mx al cual están invitados a adscribirse y participar

Hoy el movimiento pacifista sigue vivo en los colectivos que salen a las calles y alzan sus voces en contra al genocidio que sucede actualmente en Palestina por parte de las fuerzas armadas israelitas; sigue siendo global, pero aparentemente carece de la convocatoria de hace 11 años. Asimismo en las calles de Ciudad Juárez, la sufrida Ciudad Juárez, que hace once años tampoco se imaginaba la catástrofe que vendría con el 2008 y años posteriores, son pocas las voces públicas en contra de ese hecho bochornoso. Tal vez la misma política del miedo, el Estado de terror a la mexicana ha hecho su trabajo facilitando el autoencierro y la enajenación de la sociedad para dificultar la ciudadanía, es decir, la legítima recuperación de las calles y las plazas públicas, por el público.

El inicio del siglo XXI nos va dejando ver sus entrañas políticas, económicas y sociales más allá de las proezas culturales o los avances científicos, en sus contradicciones irracionales como las guerras, el rescate bancario a costa de la gente, como en Europa o la venta de un país, como en México, donde las entrañas de la globalización nos muestra su falsedad emancipatoria y más bien deja ver sus miserias. La avaricia de las grandes potencias, la corrupción del sistema económico dominante, el servilismo de la clase política, todo en conjunto hace dudar sobre el progreso social o el avance civilizatorio de esta generación humana.

La paz, como la honestidad, no son “valores” de moda y nunca lo serán por que representan lo opuesto del pragmatismo de la vida contemporánea dentro del régimen capitalista patriarcal, egoísta y belicista. La solidaridad universal puede trascender fronteras, los gobiernos del mundo lo saben y temen el poder de las redes sociales, de ahí su interés por la censura a Internet, el espionaje indiscriminado y la vigilancia panóptica para desalentar la democracia más que el terrorismo y este último, como renovado pretexto para la guerra.

Fronteras por la paz ya no existe, pero deja su legado activista para esta ciudad y para el mundo en importantes hechos donde participan varios de sus ex integrantes, como el movimiento en defensa de la tierra de Lomas de Poleo o el movimiento contra la militarización y el Estado policiaco en México. Con la reforma energética y al acecho de aprobarse el fracking en Chihuahua, es muy probable que el espíritu de Fronteras por la paz se vuelva a integrar a los próximos movimientos sociales que de seguro surgirán ante el peligro venidero. La gente siempre preferirá la paz a la guerra.

lunes, 16 de abril de 2012

Las drogas, las elecciones y Chihuahua



(Publicado también en revista Aserto, número 105, abril del 2012, Chihuahua, Chihuahua)

La “guerra” contra las drogas es el rasgo más distintivo de este sexenio conservador de derecha neoliberal. Se calcula una pérdida en vidas humanas de alrededor de 60 mil asesinatos, de los cuales una quinta parte suceden en Chihuahua. Hasta el momento, ningún candidato presidencial ha dejado claro cómo va a subsanar tamaño catástrofe, la militarización y el intervencionismo de Washington, cómo recuperar la paz. La legalización y despenalización de las drogas no es un problema menor.

El tema ni siquiera está en las propuestas de campaña, pese a que las dimensiones del genocidio por sí solo sería suficiente para detener cualquier proceso electoral en una auténtica democracia y paralizar al país en la búsqueda de justicia, pero no es el caso. A la derecha no le interesa cambiar el rumbo de la estrategia contra las drogas y la “izquierda” no parece muy dispuesta a arriesgarse a oponerse a los designios estadounidenses y menos a asustar a las conservadoras y desinformadas mentes de la ciudadanía que sí vota y que a cada elección es más escasa. Esto significa para estados fronterizos como Chihuahua, la continuación de una guerra de baja intensidad, clasista y selectiva.

El narcotráfico es un problema del capitalismo por que es un negocio.

No es un problema del ser humano, del individuo, por que cada quien tiene la libertad de elección y si alguien prefiere fumar marihuana, no debe considerarse como un delito y menos perjudicial para la salud; es mucho más perjudicial beber Coca-cola o fumar tabaco y sin embargo sigue siendo una decisión individual, aunque inducida. En las sociedades de consumistas, el problema es la enajenación compulsiva, no consciente, por eso se debe criminalizar a las empresas que manipulan a la población con necesidades creadas, las cuales constantemente seducen a la sociedad para venderles satisfactores que no necesita y crear clientes cautivos. Pero eso tampoco lo vamos a ver en las propuestas electorales, por que toca muchos intereses empresariales.

La “guerra contra el narco” nos ha traído como consecuencia un grave problema de seguridad pública, que si bien ya existía antes de este hecho, se multiplica y complica en pocos años trayendo desgracia, sufrimiento y estancamiento económico. Chihuahua es el vivo ejemplo del antes y el después de esta situación. Las consecuencias han sido en alto grado desfavorables para la sociedad en general y ha recrudecido, entre otras cosas, la violación a los derechos humanos, la persecución y asesinato de activistas, el exilio masivo de población a otros estados y países, además del aumento de delitos en todos los rubros; prácticamente en todos los municipios hay historias trágicas relacionadas con esta cuestión.

Chihuahua ha sido con mucho, el gran perdedor de esta “guerra”.

Paradójicamente, pero no inocente, el gran ganador de este pandemónium es Estados Unidos: se queda con la droga, vende armas a los grupos criminales, impone su visión estratégica al gobierno federal y hasta se da el lujo de beneficiarse con la gente huida a ciudades como El Paso, Texas, entre ellos muchos empresarios y empresas; todo un negocio. El precio que tiene que pagar Washington en comparación con sus ganancias es mínimo, basta un económico y condicionado Plan Mérida y algunos otros fondos “humanitarios” del USAID para “reparar el tejido social”. Por eso persiste el interés en que quien salga ganador(a) de la contienda electoral del 2012 continúe la estrategia sugerida.

La posición geográfica de Chihuahua, estratégica para el narco, pero también para Washington, nos deja en una situación vulnerable. Si continúa la “guerra” contra el narco se seguirá debilitando al estado, pues además quienes gobiernan a nivel estatal y municipal son incapaces de garantizar una mínima existencia pacífica a la sociedad. Obviamente legalizar no está en los planes de las y los políticos, los partidos ni los candidatos presidenciales, pese a la existencias de numerosos estudios académicos a favor e incluso, de la opinión de varios e influyentes políticos a escala internacional. Legalizar supondría una desestructuración de la política tal como la conocemos, pues además el narco ya estaba dentro desde mucho antes y genera millonarias ganancias. Hay pues, muchos intereses de por medio.


4-20. El 20 de abril se celebra mundialmente el día de la marihuana. Es una forma de protesta contracultural en varias partes del mundo, incluido México, para concentrarse públicamente, fumar mota y exigir la liberación del consumo. Esta “droga” tiene miles de años de ser conocida por sus cualidades curativas, alimenticias y textiles, pero sólo hasta el siglo XX es cuando se prohíbe, a insistencia de Washington, para proteger su industria algodonera.  Son inútiles e injustificables los discursos oficialistas para desacreditar a la marihuana y las acciones para criminalizar a sus usuarios y “combatir” a los cárteles. La ignorancia, hipocresía y avaricia detrás de la prohibición y persecución sólo delatan la complicidad de intereses con las consecuencias que lamentablemente ya conocemos.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡La Border Patrol invade Juárez!



No es algo nuevo para muchos, pues simplemente baste con transitar por el boulevard Cuatro Siglos (Juan Pablo II) para notar que el helicóptero de la Border Patrol (patrulla fronteriza) transita dentro de territorio mexicano sin el más mínimo reclamo de las autoridades mexicanas. Pero, ¿qué significa este hecho?, ¿está relacionado con una posible intervención norteamericana en nuestro país?, si no, ¿quién les otorgó tal libertad, con qué derecho?

Desde la llegada al poder de Felipe Calderón, el intervencionismo estadounidense es palpable más allá de la Iniciativa Mérida: las intervenciones del embajador Carlos Pascual (un especialista en “Estados fallidos”) incluso en reuniones seguridad (¿?); la Oficina Binacional de Inteligencia en la ciudad de México, que según la revista Proceso 1776, funciona como centro de espionaje; o bien el mismo resquemor de la SEDENA de una intervención militar estadounidense (ver reportaje en: http://pocamadrenews.wordpress.com/2010/11/21/confirmado-ejercito-mexicano-acepta-que-hay-intenciones-de-intervencion-militar-de-usa-en-mexico/ ) hace posible pensar en otras intenciones más allá de la “guerra contra el narco”.

La misma política de Calderón frente a las drogas, la migración centro y sudamericana que atraviesa nuestro país rumbo al vecino del norte o la blandura ante los excesos estadounidenses contra los migrantes (ley SB 1070 y otras) o la continuación del caduco modelo económico neoliberal parecieran más la respuesta de un enclave colonial que la de un país independiente y soberano. Es decir, México se alinea a las necesidades y agenda de Washington más que a las propias. De continuar esta tendencia seguramente dentro de poco tiempo estaremos en condiciones de decirle adiós a un país que se llamó “México”.

Entreguismo/intervencionismo. Para que Estados Unidos haya penetrado tanto en tan poco tiempo en nuestro país, hizo falta solamente el entreguismo de Calderón. Décadas de mantenerlos a raya para evitar que instalasen bases militares u otro tipo de intervenciones, sobre todo en la época del partido de Estado (PRI) se fueron diluyendo con la entrada del PRI neoliberal, sobre todo a partir del régimen de Salinas de Gortari, quien daba los primeros síntomas con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC). Con la llegada de Calderón la condescendencia con el vecino país simplemente es la tónica cotidiana.

Haciendo el círculo más amplio, es indispensable reconocer la crisis actual por la que atraviesa Estados Unidos y sin la cual no es posible entender su interés por este país. Estados Unidos sigue siendo la potencia mundial, pero su liderazgo está seriamente amenazado por sus propios errores económicos (la actual crisis mundial tiene su seno en ese país) por su abusivo intervencionismo en el mundo (Irak, Irán, Colombia) que le generan más enemistades que simpatías; y por el surgimiento de potencias emergentes, donde destaca China. Estas situaciones convierten a ese país en una amenaza para el mundo, porque es el país más armado y no va a ceder ser el imperio que es.

En cuanto a América Latina, la transición o preferencias a regímenes de izquierda de la mayoría de los países sudamericanos, han hecho que los estadounidenses marquen una gruesa frontera de influencia desde Colombia hasta México. La incapacidad de Washington por asegurarse los recursos naturales de toda América hace que por lo menos controle su “patio trasero” inmediato (donde se encuentra México) para apuntalarse el petróleo, las y los migrantes y la droga sin los cuales no pueden vivir ni funcionar. Que se quiera instalar aquí un régimen como el colombiano, es sinónimo de una escalada mayor so pretexto de convertirnos en una amenaza para la paz estadounidense, como se ha manejado en el discurso oficial de la diplomacia norteamericana.

La situación del México actual es favorable para una política intervencionista estadounidense, si no es que ellos mismos la han inventado para llevarla a ese escenario. El camino está dispuesto para que paulatinamente haya una mayor presencia estadounidense, incluida la militar, para salvarnos de nosotros mismos. Con esto se sugiere favorecer el discurso de “Estado fallido” para justificar dicha presencia, pues significaría no sólo su presencia militar o el control político, sino también el establecimiento de una economía militarizada (mercenarios, cárceles, controles de seguridad, armas) que favorecerían obviamente a Estados Unidos.

Pero todavía hay tiempo de rectificar. Si por muchos años mantuvimos una relación de respeto entre ambos países, es posible recuperarla cuanto antes, a pesar de las inexplicables simpatías que todavía tiene buena parte de la población mexicana hacia ese país. No se trata de ser nacionalista, sino de tener el mínimo de conciencia e instinto de supervivencia, pues los gringos cuando desean a México, no lo hacen por su simpatía a los mexicanos(as) sino por las riquezas que hay aquí, incluida la mano de obra barata; si por ellos fuera, ¡qué nos matemos todos!