viernes, 18 de noviembre de 2016

El Buen Trueque, la otra economía



El Buen Trueque, la otra economía.
Carlos Murillo González

Mientras la sociedad es conducida por el mercado con ayuda del Estado, a encaminar sus aguinaldos adelantados, sus ahorros, la toma riesgosa de crédito y deuda plástica, a crear más y más compradores(as) compulsivos  para aprovechar las ofertas de “El Buen Fin” (EBF) también hay una respuesta contraria al consumismo, la competencia y el afán de lucro que promociona el actual sistema político económico.

Se trata de “El Buen Trueque”, una iniciativa de varios colectivos de México que desde el 2012 vienen organizando este evento de forma alternativa a EBF en las mismas fechas, pero con propósitos opuestamente distintos, pues “El Buen Trueque” se propone como una recuperación de la dignidad humana, de la solidaridad y la confianza como bases económicas y en armonía con el medio ambiente. Es la antítesis del consumismo depredador y explotador ejercido por el Estado capitalista neoliberal.

¿Trueque?

El trueque es antiquísimo y precede a la moneda; es una forma natural de intercambio de mercancías y servicios. Nunca ha dejado de existir. En momentos de crisis políticas y económicas, como la de Argentina de principios de siglo, la gente ha respondido ante la anomia de forma autopoiética autoorganizándose incentivando el trueque y otras formas solidaridad, como los comedores populares, los bancos de comida, las cooperativas… toda una oferta de alternativas en lo que bien podría llamarse La otra economía.

Esta otra economía tiene principios, más que fines: recurre a las bases mismas, al origen del intercambio comercial, el bien común, la amistad, la confianza, la satisfacción de necesidades y la armonía con la naturaleza. Según Wikipedia, a este tipo de economía se le denomina social, popular, solidaria, comunitaria, entre otros epítetos, y se le coloca entre la economía  de mercado y la economía de Estado, pues no busca el lucro como su principal fin, alienta el autoempleo, impulsa el comercio justo e incentiva la participación empoderando a grupos vulnerables y marginales.  

¿Qué pasaría si por arte de magia desapareciera el dinero? Mientras la tecnología y la mercadotecnia nos tienen fascinados con infinidad de productos para facilitarnos la vida, haciéndola más cómoda o agradable, también nos hace adictos al dinero o a desear constantemente, anhelar la riqueza, ser rico. El resultado es un consumismo irracional, una excesiva explotación de los recursos naturales y una enajenación masiva mundial sin precedentes. El capitalismo neoliberal representa esos fines.   

Competencia contra cooperación

El Estado mexicano desde su formación ha perseguido y castigado el comunitarismo, sobre todo el indígena, por considerarlo una forma atrasada de organización social comparado con el modelo civilizatorio del Estado-nación capitalista liberal del siglo XIX, y neoliberal del siglo XX y XXI, basado en la libre empresa (libre competencia) la industrialización, y la explotación laboral.

A partir de las contradicciones del capitalismo en forma de crisis y de guerras periódicas, estudiadas desde el siglo XIX y confirmadas por su afán de lucro infinito, ecocida y depredador actualmente, el mundo se encuentra en un peligro real por causa humana: muchas especies animales y vegetales desparecerán por responsabilidad nuestra de continuar con este modelo económico patriarcal capitalista.

Competir significa un juego de supervivencia del más fuerte, una mala interpretación de la teoría darwinista para justificar un estado de guerra permanente, de la ley del más fuerte y del racismo deshumanizante. Pero competir viene del latín competere, “buscar todos juntos”,  muy lejos de justificaciones biológicas y bélicas del competir. ¿Hay un problema social, económico? A ti y a mí y a todos y todas nos compete resolverlo.

Si bien el individualismo egoísta promociona el culto a la personalidad, la riqueza y el poder, es en verdad una nueva forma de esclavismo, de sometimiento condicionado de la voluntad, de fragmentación de la realidad. Para tomar consciencia ecológica, social, de género, etcétera, en sociedades enfermas de competencia, idiotizadas con ideologías superficiales, se requiere asumirse en lo individual y en lo social como persona, lo cual no es fácil, pues se camina contra corriente con los riesgos de naufragar.

El Buen Trueque Ciudad Juárez

Por primera vez, Ciudad Juárez se une a esta forma de intercambio comercial  aprovechando las fechas del EBF, pero celebrando al Revolución Mexicana, el 20 de noviembre en el Bazar Cultural del Monu, de 10 de la mañana a 5 de la tarde; y el martes 22 de noviembre en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración (ICSA) de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, de 10 de la mañana a 6 de la tarde.    

Estos tianguis tienen la intención de dar a conocer La otra economía, la economía social y solidaria, sensibilizando a la sociedad juarense sobre el consumismo; sobre comprar localmente apoyando a productores pequeños, artesanos y artistas; pero sobre todo, de intercambiar bienes y servicios, de hacer trueque.

Hay muchas maneras de hacer frente a las injusticias del sistema, el trueque es una de ellas. Están cordialmente invitados a participar y/o apoyar.

martes, 25 de octubre de 2016

EZLN, elecciones, EEUU, ejecutados y...


EZLN, elecciones, EEUU, ejecutados y…
Carlos Murillo González

EZLN

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es un reconocido actor político chiapaneco con prestigio internacional y penetración social desde 1994 quienes a través del Consejo Nacional Indígena (CNI) han dado a conocer su propósito de participar en las elecciones presidenciales del 2018 con una candidata indígena.  

La polémica desatada por dicha aspiración de quienes reiteran su despropósito de obtener el poder político, particularmente en la “izquierda” partidista y más específicamente en Morena y su líder Andrés Manuel López Obrador, no ha pasado desapercibida por las redes sociales y los medios de comunicación, generando debates en pro y en contra de la noticia zapatista; desde respuestas entusiastas, hasta teorías conspirativas.

Si bien las y los zapatistas, las y los indígenas tienen derecho a entrar a la arena electoral y posicionar su agenda, pareciera una mala o ingenua decisión conociendo cómo funciona el sistema de partidos con todas las trabas simplemente para aceptar a un(a) candidato(a) independiente, no se diga para hacer fraudes y todo tipo de trampas para garantizar el resultado de una votación. ¿Qué pasaría si gana la candidata del CNI y no se le respeta el triunfo?, ¿el EZLN tomaría las calles o tomaría las armas?, ¿cómo van a financiar su campaña, con dinero público o propio? No es pues, una decisión sencilla.

Elecciones

En EEUU las presidenciales se efectúan en los primeros días de noviembre; en México, hasta el 2018 y en ambas hay mucha farsa. Las elecciones falsamente llamadas democráticas, en la mayoría de los países adolecen de legitimidad, pero siguen siendo la principal forma legal de garantizar el orden político aceptado mundialmente.

Uno de los síntomas de la pérdida de legitimidad es un marcado abstencionismo. Es decir, exceptuando los países donde se vota por obligación, en la mayoría de las democracias no se vota. El ejemplo más reciente es el referéndum por la paz en Colombia donde el “no” a la paz salió victorioso por medio punto en unas elecciones donde dos terceras partes de las y los colombianos no salieron a votar.  

Entonces las elecciones se han convertido en un instrumento ajeno a la gente; en un simulacro de buenos deseos e intereses por el bien común, la justicia, el progreso y otras tantas vanidades que prometen candidatos(as) mayormente representantes de poderes político-económicos. Obviamente el instrumento electoral es limitado para la mayoría, pero eficaz para las clases dominantes.

EEUU
                                 
Las elecciones en EEUU parece no tendrá ganadores. Si gana Donald Trump, ¿de veras el espectro político-militar-económico de la oligarquía gringa le dejará llevar a cabo sus planes del muro con México, la cercanía con Rusia o la cancelación de tratados como el TLCAN o con la OTAN? Si Gana Hillary Clinton, ¿seguirá la financiación al Estado Islámico, las guerras en Oriente Medio, el apoyo al fracking y otras industrias sucias?

Lo que tienen de interesante estas elecciones es conocer el nivel ignorante del electorado estadounidense (no sólo en el Tercer Mundo hay ignorancia) sus fobias xenofóbicas, misóginas, clasistas y racistas, el caudal de documentos filtrados por Wikileaks sobre Hillary, el marketing fascista de Trump y lo que fue el movimiento encabezado por Bernard Bernie Sanders, quienes se rehusan a votar por Clinton.

EEUU no está en su mejor momento: China y Rusia le disputan escenarios y liderazgos mundiales; su economía sigue inestable, dependiente de su industria bélica y un dólar sobrevaluado; con una violencia doméstica (nacional) que evidencia las diferencias étnicas contra  negros, indígenas e inmigrantes latinos. Hillary se perfila favorita para ganar (¿sin fraude?) a Trump, pero el abstencionismo podría traer sorpresas.

Ejecutados

Mientras estos sucede a nivel macro, nacional e internacional, en la tremenda Ciudad Juárez, la transición de gobiernos trae aumentos de asesinatos de nuevo. En realidad la violencia nunca se ha ido y los cantos victoriosos de quienes han maquillado cifras e impunidades (políticos, medios y empresarios) sólo ha sido para lavar la imagen de esta ciudad marcada por el narco y los feminicidios.   

Es terrible la inoperancia electoral ante un sistema (capitalista) que devora a sus hijos(as). Tanto a nivel estatal como a nivel municipal, el sistema de justicia y policiaco  está ligado a personas de dudosa calidad moral (González Nicolás, Peniche…) no se ponen de acuerdo, la ciudadanía está enojada y ofendida y, para colmo, se amenaza con traer de nuevo al ejército y a los federales para “combatir” el crimen.


Las y los ejecutados tienen nombre, aunque salgan en la última columna de la última página de policiacas en los principales diarios. Esto dice mucho de la calidad moral y libertad de estos medios, quienes han sido fieles a la censura gubernamental de Peña Nieto, muy dados a criminalizar detenidos antes de ser juzgados, o a encubrir a criminales de cuello blanco como el ex gobernador César Duarte. Las elecciones no han podido solucionar el problema de la violencia, el fraude y la corrupción, ¿vale la pena seguir intentando o cambiar de método?

miércoles, 5 de octubre de 2016

Corral empezó mal



Corral empezó mal
Carlos Murillo González

Resultado de imagen para javier corral gabinete

El martes 4 de octubre del 2016 se hizo el cambio de gobierno del estado de Chihuahua con el nuevo gobernador emanado del Partido Acción Nacional (PAN) el juarense, Javier Corral Jurado. Sucesor de uno de los más corruptos gobernadores que haya tenido Chihuahua (el priista César Duarte) la principal promesa de campaña de Corral fue (y es) meter a la cárcel a Duarte.

Mientras algunas personas, empresarios, ong´s y los poquísimos panistas que aún quedan en el estado festejan el triunfo de Corral, al presentar a las y los integrantes de su gabinete el lunes 3 de octubre, las expectativas de un cambio favorable a la sociedad se empezaron a esfumar, independientemente de que la mitad del gabinete sean mujeres y que el ladrón de Duarte haya dejado vacías las arcas de la tesorería, es decir, que haya que comenzar de cero o menos.

Si bien Corral goza de cierto prestigio como legislador al haber enfrentado desde las cámaras al poder de las televisoras, sus dotes de orador no serán suficientes para encabezar un estado con serios problemas de inseguridad, heredadas por un correligionario suyo, el ex presidente Felipe Calderón y con una deuda exhorbitante herencia de Duarte, además de una sociedad con memoria que de entrada le cuestiona dónde estuvo su retórica cuando la "guerra contra el narco" panista hacía estragos en Chihuahua y sobre todo en su nativa Ciudad Juárez. 

Aquí empieza el meollo del gabinete pues incluye como fiscal del estado a César Augusto Peniche, quien fue sub delegado de la Procuraduría General del Estado precisamente en medio de los años de mayor intensidad de la "guerra contra el narco", realizando un papel insignificante, por no decir mediocre, a quien además se le acusa en ese periodo de enriquecimiento ilícito y manejo inadecuado de recursos (ver: http://diario.mx/Local/2013-01-28_b0d411e3/deja-tirado-subdelegado-de-la-pgr-puesto-aqui-para-ser-procurador-en-morelos/) entre otras anomalías. ¿Este oscuro individuo se va a encargar de la justicia chihuahuense? Afortunadamente aún falta el aval del Congreso del Estado.

Otro peligroso personaje es Javier Benavides González, señalado por medios informativos de tener vínculos con el narcotráfico y realizar acciones en contra de la libertad de expresión (ver: http://nortedigital.mx/regresa-javier-benavides-jefe-la-policia-estatal/) durante su gestión en el sexenio de Francisco Barrio, es el "encargado" de la Policía Estatal, mientras se encuentra a la persona ideal para el cargo. ¿Será por esa razón que Antonio Pinedo renunció como coordinador de Comunicación Social de Gobierno del Estado? 

Otro personaje polémico más es Rubén Chávez Villagrán, designado para tomar el mando de la Secretaría de Desarrollo Rural; él es un empresario presidente de la Alianza Pro Transgénicos APT) organización nacional que busca la autorización para sembrar maíz genéticamente modificado. Aquí lo que llama la atención es el mutismo de Víctor Quintana, flamante secretario de Fomento Social, quien ha sido dirigente de organizaciones campesinas nacionales y chihuahuense como El Barzón totalmente opuestas a la introducción del maíz transgénico (¿?). En el 2015 recibió en APT un paquete explosivo que tuvo a bien no abrir.

La lista continúa con otro empresario: Pablo Cuarón Galindo, en la Secretaría de Educación y Deporte. Para empezar, ¿qué hace un empresario en Educación y Deporte? De entrada contradecir a su jefe y a la Constitución diciendo que la educación universitaria gratuita no es factible (ver: http://www.omnia.com.mx/article/descarta-cuar%C3%B3n-universidad-gratuita-tenemos-un-estado-quebrado). Esta declaración sin duda reivindica por qué la gente no cree en las promesas de campaña y que el PAN es un partido de derecha apegado al neoliberalismo. Estas tampoco son buenas noticias para las y los profesores: un empresario va a evaluarlos.

Además el resto del gabinete lo componen empresarias como Alejandra de la Vega en Desarrollo Económico e Innovación y políticos como el ex presidente del PAN, Gustavo Madero, como jefe del gabinete. Con la excepción de la activista María Teresa "Pety" Guerrero en la Secretaría de Atención a los Pueblos Indígenas y de la artista plástica Agueda Lozano en la Secretaría de Cultura, además del izquierdista Quintana, el gobierno de Corral tiene un perfil conservador acorde con la ideología panista.

Qué nos espera a las y los chihuahuenses con este gobierno, está todavía por verse, pero de entrada no se vislumbra muy bien. No nos sorprendamos después si vemos por acá al "jefe" Diego, a Margarita Zavala o su impresentable esposo encabezando alguna marcha por la "familia natural" o a Vicente Fox ofreciendo una conferencia. El nuevo 

Chihuahua al igual que la nación, no ha experimentado la democracia sino la alternancia en el poder partidista. Seguimos viviendo en el neoliberalismo.

   

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Hillary y Trump, un peligro para México (y el mundo)


Hillary y Trump
Un peligro para México (y el mundo)
Carlos Murillo González

El lunes 26 de septiembre se llevó a cabo el primer debate de los candidatos de los dos principales partidos políticos de EEUU a la presidencia de ese país, Hillary Clinton (demócrata) y Donald Trump (republicano). Más allá del debate y de quién va a ganar, está en riesgo la estabilidad político-económica no sólo de la nación norteamericana, sino del mundo entero.

Estados Unidos, que se jacta de ser una democracia, en realidad es un sistema cerrado bipartidista de derecha representado por el Partido Demócrata y el Partido Republicano dejando fuera otras opciones como a Jill Stein, candidata por el Partido Verde, o Gary Johnson, del Partido Libertario, quienes simplemente no fueron invitados al debate, ni se les da importancia, pues no representan los intereses de las cúpulas empresariales. La “democracia” estadounidense se puede resumir en la alternancia de las cúpulas para imponer a quien cuidará mejor sus negocios.

No importa quien gane las elecciones de noviembre, el peligro es real. Nos encontramos frente a la representación más clara de la élite norteamericana, entre una derechista belicosa e injerencista (Clinton) y un conservador racista, xenófobo y misógino (Trump). Además la propia sociedad estadounidense se ve desilusionada ante tener que elegir entre una mujer que ha violado la ley y un hombre que no entiende de modales (muchos ni siquiera conocen que existen la opción verde y libertaria). En un país donde el abstencionismo es una de sus características electorales, el o la ganadora podría darse por una diferencia mínima en una contienda cerrada.

Como además esa nación vive en una especie de burbuja, ignorante y apática de los aconteceres mundiales, muy influida por discursos nacionalistas en todos los ámbitos y con una soberbia desmedida alimentada mediáticamente con miedos de todo tipo, pero donde abundan los odios hacia todo lo que resulte ajeno a su American way of life, es un público sensible a la manipulación y la agresión, aunque, afortunadamente, no en todos los estratos.     

Es bien sabido por el mundo entero, especialmente en los países mal llamados “del tercer mundo”, cómo se las gasta el Estado gringo para conseguir lo que quiere imponiendo condiciones en organismos internacionales, violando leyes o acuerdos, invadiendo regímenes democráticos o conspirando contra gobiernos legítimos cuando consideran se oponen a sus “buenas intenciones”. Esa política no va a desaparecer con Hillary ni con Trump, pues es parte de su ideología belicista e imperialista. 

Si gana Hillary, el mundo tendría una nueva versión de Margaret Tatcher, la terrible “Dama de hierro” británica, pero con mayor poder letal; una continuación de las políticas neoliberales de los lobbys empresariales que financian su campaña, incluyendo las petroleras y las armamentistas; el expansionismo militar y su industria seguirían amenazando a países como Rusia, China o Irán, al tiempo de seguir armando a naciones amigas como la fascista Israel o la monárquica Arabia Saudita. Difícilmente el pueblo estadounidense, es decir, las clases trabajadoras, las minorías étnicas o los grupos ambientalistas podrán mejorar sus condiciones de vida.

Si gana Trump, el panorama se pone todavía más feo. Como ha demostrado aun desde antes de ser candidato, “El Donald” goza de una reputación de patán que, así como avergüenza a sus compatriotas más cautos y conscientes, es sin embargo el orgullo de ese amplio sector racista y ultra nacionalista que constituye la aún mayoritaria población blanca de ese país. Es evidente que este bravucón representa la cara más odiosa del imperio norteamericano, al típico gringo supremacista, cuya identidad no tiene enfado en mostrarse tal cual ante los asombrados ojos de la comunidad internacional. Trump y sus fanáticos representan la amenaza mundial más fuerte desde la caída de Hitler y el nazismo.

En cuanto a México,  nuestra cercanía geográfica, nuestra vulnerabilidad política y nuestra dependencia económica con el imperio, nos pone en peligro inminente; a pesar de ser “aliados” y “amigos”, somos vecinos distantes y distintos. Peor aún, con el mal manejo diplomático del espurio e incompetente Peña Nieto con la invitación de Trump al país, nos deja todavía más desarmados ante cualquiera de los escenarios por venir: si gana Trump, la amenaza de guerra es latente; si gana Hillary, seguro no olvidará ni perdonará el agravio de esa invitación y la relación con México, de inicio, no será buena.

Sin tratar de ser fatalista, quien quiera que gane, México pierde. No es posible en ese cercano futuro distinguir un atisbo de bienestar para las y los mexicanos cuando ni siquiera es posible contar con el apoyo inteligente de nuestro gobierno ante esta encrucijada. El capitalismo beligerante característico de los EEUU no será bondadoso con nosotros. Ante un Estado mexicano sumiso y torpe, frente a un Estado poderoso y gandalla como es el gringo, con sus dos propuestas ineludibles para renovar la vacante que dejará Barak Obama, debemos prepararnos para escenarios difíciles.

¿Quién ganará? Esperemos sea el/la menos peor para nosotros. Estamos ante un Donald Trump abiertamente en contra de nuestro pueblo y una Hillary Clinton abanderada del capitalismo sin escrúpulos que todos y todas conocemos. 

viernes, 16 de septiembre de 2016

Libertad de expresión vs censura


Libertad de expresión vs censura
Carlos Murillo González

Los comentarios en contra de Juan Gabriel y luego las manifestaciones promovidas por la jerarquía católica contra el matrimonio igualitario, han abierto en las últimas dos semanas el debate sobre la libre expresión y la tolerancia, pero incomprensiblemente se ha dejado fuera el tema de la censura (¿?).


Los primeros en poner “el grito en el cielo” han sido las y los colegas de la prensa y, aunque en apariencia su inconformidad resulta legítima, en lo profundo esconde un doble discurso y moral. El punto de discordia fue el comentario de opinión del ex director de TV UNAM, Nicolás Alvarado, quien en su columna del periódico Milenio, escogió mal momento para hablar pestes de Juan Gabriel, prácticamente, al día siguiente de su muerte. El resultado, como era de esperarse, fue una reacción virulenta de parte del público que a la postre le costó su puesto en la UNAM.


Ahí surgió el malestar periodístico por la intolerancia de la sociedad ante tal opinión sin duda sincera, pero también insensible y poco inteligente para alguien que se asume “intelectual”. Las quejas de periodistas ante tal injusticia no se hicieron esperar en las redes sociales y con ello el debate sobre la libertad de expresión. Lo sorprendente del caso, no es la defensa de ese ideal, sino todos los demás temas que callan y por los cuales no se pronuncian ni tantito la mayoría de las y los periodistas, ¿se autocensuran?


Es de todos y todas conocido el nivel de la prensa en este país. La mayoría de los medios y la totalidad de los grandes consorcios mediáticos responden al llamado de los intereses políticos y empresariales; es decir, se comportan cuasi oficialistas hacia el poder político y protegen los intereses de sus clientes procurando no sacar notas que les molesten. En un gremio desunido, empobrecido y vulnerable al soborno, los pocos que hacen periodismo comprometido arriesgan su vida.


Por eso es sorprendente la actitud ante la desavenencia de Alvarado y su silencio ante verdaderas tragedias políticas (como Duarte y Peña Nieto) sus tímidas protestas o incluso rechazo y negación ante las injusticias sociales (Ayotzinapa, CNTE…) o la nula autocrítica hacia la censura ejercida en los medios donde trabajan. Tal vez por lo mismo, es más fácil defender la libertad de expresión de un ególatra, que criticar la censura gubernamental o inconformarse con la pérdida de credibilidad de su prosapia neutral y de compromiso con la verdad, pues correrían la misma suerte de Alvarado, el exilio o la muerte.


Haciendo más ardiente esta polémica, aparecen las manifestaciones maniqueas orquestadas por la iglesia católica y grupos reaccionarios, quienes se oponen, bajo una errada visión del mundo, a los avances en materia de derechos humanos por que no coinciden con sus creencias. Precisamente es gracias a la calidad laica del Estado mexicano que se pueden manifestar, aunque su discurso no sea del todo aceptado incluso, por buena parte de la feligresía católica.


También aquí nos encontramos frente a una posición ambigua y manipuladora hacia un derecho que no es exclusivo de la iglesia ni del Estado: la libertad de vivir con quien se quiera es una decisión individual que, por formalismos, se hace pública a través de las instituciones. Se trata de una lucha de poder entre dos grandes organizaciones por el monopolio de la vida social. Que el Estado mexicano sea proclive a proteger los derechos de las personas del mismo sexo a unirse, no es por su buena voluntad, sino obligado por las circunstancias mundiales, por las luchas sociales. Que el catolicismo y la derecha abanderen la falsa naturaleza de la familia y la sexualidad, no es por encontrar el bienestar social, sino para mantenerlo bajo su control.


Tampoco es visible la coherencia de la autocrítica en la jerarquía católica ante sus propios y no tan simples problemas, como lo es la pederastia, y peor aún, la protección de sacerdotes pedófilos violadores y mucho menos, la injerencia, de ser cierta, del Vaticano en la vida política del país. ¿Por qué entonces censuran a quienes señalan estas faltas? Contrastando con el discurso del papa Francisco, estas manifestaciones generan división, promueven el odio y desgraciadamente también, confunden a las personas de buena fe explotando su ignorancia.


No es tan fácil ejercer la libertad de expresión cuando quien lo expresa acepta la responsabilidad de lo expresado. El mundo contemporáneo es tutor de la libre expresión de las ideas, mas no así protector de las consecuencias de las mismas. Los argumentos son o deberían ser los pilares de esa libertad, pero con frecuencia abusamos de ella. Es pues, un derecho, una acción de consciencia o de interés; igual sirve para aclarar o para oscurecer la vida en sociedad.


La censura a la vez sigue siendo una acción represiva, de intereses; una herramienta para acallar voces disidentes, desviar la mirada y ejercer la manipulación. Tanto puede ser violenta, reprimiendo protestas, o tan sutil como la programación de la TV o las noticias de los diarios. Quien decide qué se dice, qué no se dice o cómo se dice, seguramente responde a los cuidados del status quo. En las naciones más “civilizadas” y en las más retrógradas, la censura sigue siendo ampliamente utilizada.


El debate no termina aquí. Censura y libertad de expresión van a seguir siendo parte de nuestras vidas, pues las sociedades son complejas, cambian y a la vez ofrecen resistencias al cambio. Nadie tiene el monopolio de la verdad, todos y todas tenemos derecho a expresarnos, eso sí es natural, pero la censura ronda con intereses no necesariamente naturales.

Hay que darle gracias a Juan Gabriel y a la jerarquía católica por sus libres expresiones, dejando ver el tremendo desprecio social existente contra las preferencias no heterosexuales. A la prensa hay que reclamarle tanto por su censura, como por sus comentarios, pues la sociedad mexicana es manipulable, contradictoria y, si no tienen los lectores y audiencia deseables, es por que tampoco han estado a la altura de las circunstancias. 

viernes, 2 de septiembre de 2016

¿Por qué no cae Peña Nieto?


¿Por qué no cae Peña Nieto?
Carlos Murillo González

Casi cada semana y aun antes de ser presidente de la república, Enrique Peña Nieto (EPN) ha sido y es, una constante fuente de calamidades y agravios para las y los mexicanos, pues es un campeón de la corrupción, la violencia y la mediocridad. ¿Cómo es posible ante tanta y tan obvia mezquindad que siga al frente del gobierno de México?

El problema y su solución, sin embargo, está en la sociedad mexicana, pero ésta no quiere, no sabe o no puede hacerlo. El sistema político mexicano de por sí apesta con sus decadentes partidos y sus retrógradas políticos que son además el contexto de donde surgen los actuales Duarte, los Moreno Valle, los Graco Ramírez y otros nefastos gobernadores, más los presidentes municipales, diputados, senadores, regidores, todos cortados con la misma tijera.

En México los partidos políticos son genéricos del PRI, igual de corruptos o en proceso de serlo, por eso la gente no ve diferencia entre unos y otros. El grave problema de esto es que los partidos actúan como una verdadera mafia, la “Cosa Nostra” mexicana en disputa por el poder, con sus secuelas de sangre y destrucción, al margen de la ley y con total coste al pueblo de México. Esa tremenda impunidad da como consecuencia productos tipo EPN, nacido del fraude electoral, la imposición y la compra de consciencias.

EPN es un verdadero peligro para México, lo ha demostrado con creces. Pocos están contentos con él y quienes lo defienden son tan pendejos como él. Sin embargo en un país de analfabetas políticos, despolitizado, enajenado, es ideal para personajes estúpidos como Peña Nieto, un títere del sistema totalmente rebasado, gris, impuesto  por intereses oscuros de personajes igual de peligrosos, pero temidos, como el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

Cada sexenio es lo mismo: una apuesta al futuro con políticos apátridas, déspotas y egocéntricos convertidos luego en la peor versión de sí mismos gracias a ese poder cuasi ilimitado que le otorgamos las y los ciudadanos. Cada presidente entrante es peor que el anterior. El camino del presidencialismo a través de procesos electorales viciados de origen, sin democracia participativa y sin herramientas favorables al interés público (plebiscitos, revocación de mandato, etcétera) dan como resultado reyezuelos y  mirreyes que en vez de servir a la sociedad, se sirven de ella.

La impotencia social de no poder controlar la prepotencia política es equiparable a los viejos regímenes monárquicos regidos por el terror y los caprichos de las clases dominantes pero, ¿qué no vivimos en una democracia? Por supuesto que no. Si fuera así, EPN ni siquiera hubiera contendido a la presidencia y estaría purgando condena en la cárcel por la represión en Atenco cuando era gobernador del Estado de México.      

El cinismo de la clase política o su hipocresía, según sea el caso, es ya parte de la cultura de este país, reproduciendo en lo micro lo que nota en lo macro, por ejemplo, aspirar a ser presidente no para ayudar al pueblo, sino para acceder a sus privilegios. Si EPN quisiera a su pueblo y si fuera congruente (si acaso conoce la palabra) ya habría renunciado solito. En los tiempos de la democracia griega en su época clásica, a los gobernantes corruptos se les castigaba con la pena de muerte; en el México contemporáneo se les premia con aviones de lujo.

La paciencia de las y los mexicanos luce eterna, ilimitada. Parece que ya nos hemos acostumbrado a soportar gobiernos corruptos tras gobiernos corruptos, uno tras otro, como si fuera algo natural. Ahí es donde radica la principal fortaleza del poder político: en gobernar sobre súbditos y no sobre ciudadanos; si el conocimiento de las personas no da para conocer el significado de la palabra democracia, mucho menos puede tomar conciencia del socialismo y la anarquía, conceptos tan cercanos y a la vez tan desconocidos a las masas.

Es triste reconocer que finalmente EPN sí representa a la sociedad mexicana en general.  Es el reflejo de siglos de luchas que no han terminado por emanciparnos; de las traiciones de los líderes de las causas justas que los llevaron al poder; de la explotación de las riquezas de la nación y peor aún, de su gente. Aun si cayera Peña Nieto, ¿quién lo sustituiría?, ¿cómo evitaríamos otro sátrapa, otro desalmado? El problema insisto, es de fondo, es el sistema político partidista y presidencialista y la sociedad apática que lo tolera.

¿Podemos vivir sin gobernantes? Claro que sí. Desafortunadamente la idea suena tan descabellada para tanta gente, que hasta es riesgoso hacerlo público; a ese grado llega la enajenación de la sociedad, víctima de un conservadurismo dogmático fruto de la religión y de la política convenenciera. Pero existe la esperanza del hartazgo, de que algún día las contradicciones de la injusticia choquen con la realidad del hambre, el desempleo, la pobreza, la inseguridad y este régimen llegue a su fin; ese futuro no está muy lejano.

Mientras tanto seguiremos protestando por las redes sociales o exponiendo el pellejo en manifestaciones callejeras contra la visita de Trump, el plagio tesista, la casa blanca, las reformas estructurales, la represión a los maestros y maestras, la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, más lo que se acumule en la semana; EPN es fuente abundante de errores de enormes magnitudes y un día de estos terminará por romperse (eso espero, por el bien de México).      

martes, 30 de agosto de 2016

Juan Gabriel, el mito y el ídolo



Juan Gabriel, el mito y el ídolo
Carlos Murillo González

Alberto Aguilera, el verdadero nombre del artista mejor conocido como Juan Gabriel, es un fenómeno de masas cuya reciente muerte pone en evidencia lo que significa el carisma: ese don de ser reconocido, querido y estimado por un amplio número de personas que en realidad le otorgan ese homenaje en honor a su obra artística, una auténtica conexión humana a través de la música.

¿Por qué escribir de Juan Gabriel (JG) cuando hay cosas tan importantes y vitales de las cuales hablar, como la crisis de violación a DDHH en México, el aumento de los asesinatos en Ciudad Juárez o el último escándalo por plagio del presidente de la república (por cierto, perfecta antítesis de JG)? Por que el grado de simpatías, cariño y polémica que sigue causando el “divo de Juárez” aun después de muerto vale la pena analizar: cómo una persona, este artista, pudo llegar a penetrar tan hondo en los corazones de millones de personas, sobre todo de América Latina.

Para quienes nacimos o vivimos en Ciudad Juárez, es casi imposible estar ajeno a la influencia de JG en esta frontera, independientemente de si te llegaran o no sus canciones, JG es parte de la identidad e historia de Juárez y serán siempre uno referente del otro; un binomio inseparable como el logrado por el gran Germán Valdez Tin Tan, otro juarense por adopción, el inigualable Pachuco de oro cuyo talento y carisma fue incuestionable.

Si los héroes surgidos del pueblo son los más puros, los más genuinos, como el caso de Francisco Villa, quien es recordado y anhelado por los estratos más humildes, hambrientos todavía de justicia, los artistas populares como Juanga, son también fácilmente adorados por que saben comprender y expresar en el lenguaje de la gente común, sus pesares y alegrías, no desconocen las dificultades de la vida enajenada y enajenante, pues forman parte de ella, llevando consigo una misión más íntima: la de darle cause a los sentimientos de las luchas cotidianas del alma, las del amor rechazado o traicionado, la búsqueda de la felicidad, el desconsuelo de la pérdida amorosa, el amor a la madre o la alegría de vivir.
  
La desgracia de ser un ídolo del pueblo es que se distorsiona la verdad exaltando  defectos y virtudes, alimentando mitos y leyendas a través de los medios y el chisme. Los detractores de Juan Gabriel, por ejemplo, parece nunca perdonarán su cercanía a los círculos priistas, su evidente afeminamiento y probable homosexualismo, desconociendo por completo al ser humano detrás de esas contradicciones. Sabemos de JG que era pueblo, era banda, exigirle la perfección o darle atributos inexistentes o quitérselos se encaminan a forjar la leyenda, pero no ayuda mucho a conocer al ser humano detrás del personaje.

La magnitud de la muerte de JG seguro dará para hablar durante días de las anécdotas personales, los momentos comunes o las historias inspiradas por sus canciones y servirá, como siempre, a los intereses políticos y económicos de quienes ganan desviando o atrayendo la atención del público para fines egoístas, aprovechándose de un duelo popular genuino, que muchos políticos sin duda envidiarán, o extrañarán, como seguro estará pensando el todavía gobernador ladrón de Chihuahua, César Duarte, en cómo sacar el mayor provecho post mortem del famoso y único divo mexicano.

Es inimaginable someter a JG al escrutinio público, al juicio político de la historia en un país de desamparados e ignorantes, conservador y machista, a un hombre que, como muchos, sufrió las vicisitudes de la sociedad de clases, de la pobreza y la discriminación homofóbica y, sin embargo, triunfó por méritos propios a pesar de tener todo en contra. Por eso el interés sociológico de comprenderlo como un fenómeno social y cultural sui generis.

Como la mayoría de los compositores y cantantes mexicanos contemporáneos y de otras épocas, su carrera más bien estaba alejada de la crítica social y política, despolitizada, a pesar de ser en diferentes momentos un recurso del PRI para eventos masivos y electorales, mas no por eso sinónimo de engaño a sus seguidores, quienes supieron y saben diferenciar entre lo artístico y lo político. También es digno reconocer su labor altruista con los niños de Juárez y hasta su discreta labor activista, en apoyo a los migrantes en EEUU.

Es importante pues reconocer el legado juangabrielesco desde un punto de vista artístico y popular, esa es su justa dimensión y por eso pudo traspasar fronteras, culturas y generaciones con una oferta musical sincera, sencilla y directa. No fue un producto creado o impuesto por las televisoras, como sí fue fruto de la cultura de masas, de hombres, mujeres, jóvenes, viejos y niños identificados con sus versos y melodías pegajosas y profundas, quedando de lado su origen humilde y sus preferencias sexuales, o tal vez, también por ello.


No deja de sorprender las espontáneas muestras de cariño, iniciativas surgidas de la propia gente, sus fans, que siguen acudiendo a sus canciones, a los recuerdos, a la conexión instantánea entre el artista y el escucha, en esa complicidad que nace del público hacia el ídolo lejano, pero sentido tan cercano, casi como un familiar, un ser querido. Sí, sí hay cosas más importantes y urgentes que resolver para el futuro de la ciudad, el país y el mundo, pero ahora también ha de respetarse el luto de la gente, un impasse necesario para retornar de nuevo a la realidad, a la cotidianidad violenta de este país y ciudad.     

martes, 7 de junio de 2016

Breve análisis del concurso electoral Chihuahua 2016



Breve análisis del concurso electoral Chihuahua 2016
Carlos Murillo González

Si los resultados no se transforman en los tribunales, de acuerdo a la amenaza del PRI por impugnarlos, la votación del concurso electoral en Chihuahua marca el retorno del PAN a la gubernatura, la mayoría de los municipios y del congreso, además de la primera ocasión de un gobierno municipal, el de Juárez, en manos de un candidato sin partido.

Mucha gente anda contenta por la promesa del candidato ganador panista, Javier Corral, por someter a la justicia al actual gobernador, César Duarte, por enriquecimiento ilícito. Además en Juárez también es motivo de alegría la derrota del candidato del PRI, el multiodiado, Héctor “Teto” Murgía, quien buscaba la presidencia por tercera ocasión. Pero seguramente si le preguntáramos a estas personas sobre las propuestas de los ganadores, la mayoría no sabrían qué contestar.

Por otro lado, desde la elección a gobernador de 1998, no se registraba una participación electoral mayor al 50%. Esto se puede deber a dos motivos principales: el voto de castigo hacia el PRI, pues prácticamente obtuvo votaciones similares a las correspondientes anteriores; es decir, no aumentó y en algunos casos disminuyó su votación, o sea, descanso en su voto duro. Y la aparición de los candidatos “independientes” pues, según los resultados del PREP, hicieron la diferencia al haber podido sumar más votantes a las urnas. Habrá de recordar que tanto José Luis “Chacho” Barraza, como Armando Cabada, son parte de la oligarquía chihuahuense y tuvieron los recursos económicos para hacerlo.

Ahora bien, estos resultados sólo indican cierto hartazgo hacia el PRI y el conservadurismo o la ignorancia política de una sociedad chihuahuense incapaz de hacer valer otros derechos además de votar. El electorado demostró estar a gusto con la derrota del PRI, pero no le molesta el modelo económico neoliberal vigente ni recuerda que las actuales reformas de Peña Nieto surgieron durante los gobiernos panistas, aunque nunca las pudieron aprobar. Menos relaciona al partido de Corral con la “guerra contra el narco” de Calderón y su herencia de sangre y destrucción, particularmente en Ciudad Juárez.

El concurso electoral es perverso por que lucra exclusivamente con este tipo de democracia y hace creer a la gente que es la única forma de hacerse ver y oír, entonces luego el electorado se decepciona cuando no ve resultados o nota como se transforma el candidato(o) gentil y amable en un déspota soberbio corruptible. Mientras no se promocionen y la sociedad haga suyos mecanismos de participación más amplios como el plebiscito, el referéndum, la revocación de mandato o simplemente la democracia participativa, no importa quien gane las elecciones, las personas no podrán evitar la corrupción y los abusos de poder.

Cuando pase la euforia de triunfo por la derrota del PRI, poco a poco la gente se dará cuenta de la ilusión electoral, que el PAN no es sino otra cara del PRI neoliberal; que en Juárez el gobierno de Cabada estará repleto de funcionarios priistas, y que, aun de cumplirse la certeza de encarcelamiento de Duarte y sus compinches, será cuestión de tiempo antes de ver nuevos escándalos de corrupción.

No triunfó la democracia en estas elecciones, ganó la continuidad del sistema político actual en detrimento de la utopía democrática, pues la verdadera democracia (el gobierno del pueblo) no puede reducirse a un concurso de ganar o perder, donde, como en el fútbol, los protagonistas son los competidores (es decir, los pocos) y los muchos apoyan desde las tribunas simplemente pagando su boleto, contemplando y echando porras.

Mientras tanto seguirán esos pequeños grupos de izquierda, esos individuos y colectivos que no pactaron con la derecha, que hacen su trabajo diario en pro de una comunidad, luchando contra las reformas peñistas neoliberales; por los derechos de todos y todas; contra el feminicidio y la desaparición forzada; contra la miltarización y la pérdida de derechos; contra el ecocidio y a favor de otro tipo de sociedad más consciente, libre y empática. Pero este tipo de personas no son del agrado de una sociedad costumbrista y conforme con las “garantías” del sistema político económico creador del narcotráfico, la limpieza social (ejecuciones extra judiciales) y la diversión enajenante.

Es difícil hacer cambios radicales por que estos tienen que surgir desde abajo, desde la propia sociedad. Esto solamente sucede cuando se conjugan condiciones de hambruna y desesperanza, cuando se pierde riqueza y se enriquece la impunidad, el poder se concentra en poquísimas manos y se vuelve imposible hasta respirar; esto último es más una realidad y no una metáfora, pues la acelerada destrucción del medio ambiente por parte del humano es un hecho bajo el actual sistema capitalista. Pero sólo el tiempo lo dirá, no hay fórmulas mágicas.

Por último, el abstencionismo debería de ser considerado con peso político desde hace mucho tiempo. Como actor es muy pronunciado y está ahí, silencioso, invisible, pero reacio a involucrarse en lo electoral. Ninguna elección es seria, por que además de la compra de votos, los fraudes y las falsas promesas, ignorar al abstencionista, insultarlo e incluso culpabilizarlo por los bajos resultados de participación, indican la derrota del sistema mismo e implicaría la necesidad de un cambio político real.