viernes, 2 de octubre de 2009

Recordando el 2 de octubre (publicado en Arrobajuarez en 2008)

La revolución de octubre


Dedicada especialmente para tod@s l@s jóvenes de edad y de espíritu.

Carlos Murillo G.



Hace cuarenta años, el 2 de octubre de 1968, un acontecimiento sangriento marcó a una generación de jóvenes mexicanos que vieron sus ideales de justicia emboscados en las tramas de la violencia gubernamental, violencia de Estado. La Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, Ciudad de México, fue la sede que acogió a miles de personas, principalmente estudiantes, para celebrar uno de tantos mítines políticos para protestar contra el autoritario Estado Mexicano y exigir cambios necesarios para la sociedad; la fecha y el lugar también fueron escogidos por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz para ordenar su masacre con balas del ejército.

El movimiento estudiantil del 68, como se conoce histórica y mundialmente, fue un movimiento masivo que se dio en muchas universidades, sobre todo europeas y americanas, para luego extenderse hacia la sociedad y cuyos principales protagonistas fueron jóvenes. Contextualmente se desarrolla en pleno apogeo de la Guerra Fría, tanto en países capitalistas y socialistas, en la era de las guerras ideológicas como la de Vietnam, cuando todavía se libraban guerras de independencia. Los años sesenta y buena parte de los setenta, se caracterizan por la aparición de los nuevos movimientos sociales, llamados así por la novedad y heterogeneidad de sus demandas, como paz, libertad, libertad sexual, derechos humanos, etcétera y que hoy son los padres o abuelos de los contemporáneos movimientos ecológicos, gay, por los derechos de la mujer, etcétera.

La juventud aparece en el siglo XX como un destacado actor social y político capaz de confrontar el poder y generar cambios sociales. Ya desde principios de siglo, en países de tradición islámica, como Turquía y Egipto, dejaron notar su presencia e influyeron en cambios radicales para sus sociedades. A mediados de siglo, el arte, principalmente la música, sería la vía de expresión política de la generación de la posguerra, teniendo al rock and roll y los Beatles como emblemas. El rebelde sin causa de los suburbios norteamericanos de los cincuenta se convierte rápidamente en el rebelde con causa de los sesenta y el modelo inspira a millones de jóvenes en el mundo, desde la Primavera de Praga, en Checoslovaquia, hasta el Consejo Nacional de Huelga mexicano, pasando por la universidad Kent State y el movimiento hippie (EUA) y las revueltas estudiantiles de mayo de los anarquistas franceses en Paris.

Hoy parece lejana la fecha y la causa; pocos de los y las entusiastas jóvenes sesentayocheros de México y el mundo persistieron en sus ideales, cooptados por los encantos del sistema político-económico (democracia capitalista neoliberal) al que decían aborrecer y buscaban terminar, en esta era donde la juventud contemporánea parece más interesada en los placeres tecnológicos que en la justicia social. Sin embargo su legado se mantiene vivo, invencible, vigente, como temían los poderosos de entonces, quienes no pudieron ―ni pueden― acabar con los movimientos de emancipación cuando las causas que las generan siguen ahí, generando conflictos y problemas.

La realidad actual, por ejemplo aquí, en Ciudad Juárez, dispone de escenarios similares a los de hace cuarenta años: la democracia es sólo electoral y no de calidad de vida; pese a los cambios, el Estado sigue siendo un ente autoritario que no quiere escuchar ni ver a la sociedad mexicana, mucho menos aceptar críticas; el ejército en las calles criminalizando, desapareciendo y atemorizando a la sociedad so pretexto de la guerra contra el narco; los medios de comunicación en general y la televisión en particular, ocultando, desinformando y despolitizando a la sociedad con programas chatarras y amarillismo, y así. Cierto, ha habido cambios en estos cuarenta años, pero ni son los necesarios, ni hay garantía de mantener los existentes cuando todos los días se pisotea la Constitución, con el visto bueno, por cierto, de los jueces y las asociaciones de abogados.

Septiembre es el mes de una independencia fallida, cuya evidencia la vemos cotidianamente en el entreguismo del Estado mexicano a los intereses norteamericanos, pero sobre todo, en esa realidad donde coexisten el racismo étnico hacia el indígena, el lugar de origen o el color de piel y el racismo de clase, que prolonga la pobreza con fines políticos, en el marco de un régimen político económico sin pies ni cabeza, mala copia e imposición de la democracia capitalista para los ricos, al estilo Estados Unidos.


Octubre debe convertirse, dialécticamente hablando, en la contradicción de septiembre, por lo menos en el imaginario político de la sociedad. Si septiembre nos recuerda una independencia todavía pendiente, octubre puede ser, es, el rugir de la esperanza, la energía juvenil desencadenada hacia una dialéctica positiva, cuyo estruendo anime a la sociedad a desear y lograr cambios para sí misma. En estos tiempos coléricos se requiere la valentía y creatividad juvenil para empujar hacia el ideal sesentayochero de justicia social con amor y paz.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Indicadores socionómicos y diagnosisis de la Sierra Tarahumara de Chihuahua

Este es una presentación promocional de una investigación publicada en 2008 en disco compacto, disponible en El Colegio de Chihuahua y cafebrería Sol & Luna

martes, 29 de septiembre de 2009

¡2 de octubre no se olvida! actividades del 30 de septiembre al 2 de octubre





Panel sobre el 68


Miércoles 30 de septiembre
5-7 PM
Macroaula 2 de IIT-UACJ



Documental: Las claves de la masacre


Jueves 1 de octubre
10 AM
Aula Armando B. Chávez ICSA-UACJ



Foro: Lucha y autonomía universitaria


Jueves 1 de octubre
11 AM
Aula: Armando B. Chávez ICSA-UACJ



Comité Universitario de Izquierda


Evento político cultural en memoria de las victimas de Tlatelolco



Viernes 2 de octubre 4:00 PM


Plaza Misión de Guadalupe (Av. Ferrocarril y Vicente Guerrero) en el Centro


con:

Percutor, (Percuciones)

El Cántaro, (Musica Latinoamericana)

La Otra Edad,

La Oveja Negra, (Hip Hop)

Otros Grupos de Rock por anunciar.

poesía, malabares con fuego, videos, discursos y más



Comunidad Estudiantil y Asamblea Ciudadana Juarense



A 41 años de la matanza de estudiantes por parte del gobierno,


2 de octubre no se olvida!!!


Juárez no es cuartel fuera ejército de él!!!








lunes, 28 de septiembre de 2009

Sobre la ratificación de Arturo Chávez Chávez

¿Para qué sirven los partidos?


Carlos Murillo G.

En solidaridad con el maestro Gustavo de la Rosa Hickerson



La ratificación de Arturo Chávez Chávez como procurador es un acto ofensivo, insensible y de graves consecuencias para la que quedaba de estabilidad social y credibilidad política en este país. Es un insulto para las víctimas del feminicidio, una incongruencia que anuncia lo debilitado y sin rumbo de la presente e ilegítima administración federal; también muestra de nueva cuenta la calidad de la política elitista de México, los rasgos de una plutocracia plenamente identificada con intereses particulares, ¿será también una advertencia para activistas y movimientos sociales de lo que podemos esperar para la segunda parte del sexenio?

Los espectáculos de arrogancia, hipocresía, cinismo, doble moral y burla a que nos tiene acostumbrados la clase política no surge de la nada; proviene del aprendizaje de décadas facilitado por el Partido ¿Revolucionario? Institucional, cuya esencia ahora permea a todos los partidos de México. El priísmo contra el que lucharon la derecha e izquierda partidista de antaño es ya parte ineludible de sus modus operandi y modus vivendi; hoy no hay diferencia significativa entre un partido y otro, de ahí el mote de partidocracia, “gobierno de los partidos”, porque la influencia del PRI antes de desaparecer, se acrecienta en las otras agrupaciones partidistas.

Anteriormente el PRI era sinónimo de corrupción, autoritarismo, negligencia, etcétera; ahora, sin dejar de serlo, estos rasgos los vemos en todos los partidos, de ahí la desconfianza y desilusión de la ciudadanía en los mismos. El PRI no cambia, ni es más “civilizado”, corrigiendo lo dicho hace unos días por Giovanni Sartori en Chihuahua; por el contrario, el PRI es el ejemplo a seguir de todos los partidos políticos, una escuela viva donde los partidos aprenden del uso indiscriminado del poder político a espaldas a la sociedad, donde el PRI tiene posgrado.

Los partidos en la era de la alternancia política se desgastaron rápidamente hasta equivaler al partido que todos criticaban; hoy la política se ha prostituido a tal grado que el futuro de la república está en peligro, donde actores como Chávez Chávez son simples peones de ajedrez de un juego macabro. Interpretando el lenguaje no hablado político-partidista, vemos que la clase política actúa egoístamente negociando cosas que no alcanzamos a distinguir, de espaldas a la república, ¿qué se negoció con la entrada de Chávez Chávez?, ¿quién gana y quién pierde?, como sabemos de antemano la respuesta, esta nos lleva a preguntarnos ¿a quién sirven los partidos?

En los últimos años Chihuahua ha sufrido humillantes derrotas cívicas inmerecidas, después de una década de mucho activismo político (1982-1991) una época en la que era posible soñar con la apertura democrática luchando por el respeto al voto, haciendo de Chihuahua un estado políticamente de vanguardia. Pero en el último lustro del siglo XX las cosas empezaron a cambiar. Primero el feminicidio, luego la crisis de la maquiladora a principios de milenio y ahora la crisis económica y de inseguridad, la criminalización de la protesta social, asesinatos de activistas, periodistas y académicos, instituciones debilitadas y desacreditadas ¡15 años de crisis!

El mensaje político es claro para la ciudadanía chihuahuense: pórtate mal, sé mediocre, haz mal tu trabajo, si estás en el sistema, ¡nosotros te apoyamos! Que sería el caso del recién nombrado procurador, ratificado “moralmente” por los partidos y las cámaras empresariales, mientras el ejemplo contrario lo encarna el licenciado de la Rosa Hickerson: si haces bien tu trabajo, no sólo te enfrentas a los enemigos del sistema, sino al sistema mismo.

El poder político de los partidos asfixia a la sociedad y se asfixia a sí mismo, pues sigue una trayectoria suicida, autodestructiva. La base social se erosiona rápida y dramáticamente; si la base cae, la cúpula también, pues en una sociedad de clases la jerarquía manda, pero si no hay una base donde sostenerse...no podemos seguir aparentando que somos una democracia cuando nuestras acciones demuestran lo contrario, la realidad es más fuerte que la simulación.

El “proyecto político”, si es que se le puede llamar de esa forma a las acciones sin rumbo que lleva la actual administración federal, aferrada a ideas neoliberales desfasadas y alineadas a intereses de Estados Unidos, a costa incluso de los intereses y demandas de la población mexicana, es una aberración que merece mucho mayor atención ciudadana, pues nos empuja a escenarios catastróficos y enfrentamientos violentos provocada por la propia violencia de Estado, inconsciente hasta la médula de las consecuencias de sus actos.

La democracia es un bien prostituido. De nada sirve autodenominarse democrático cuando no sé es en la práctica, ahí está el ejemplo del gobierno de facto en Honduras, una burla de mal gusto para las y los demócratas convencidos. No podemos dejar el destino del país en manos de los partidos, la clase política-empresarial y sus aliados religiosos, hasta el momento nos ha resultado bastante costoso y peligroso sostenerlos; son un lujo innecesario. De nuevo reitero que es en la ciudadanía donde saldrán los cimientos de una nueva sociedad.