jueves, 24 de febrero de 2011

El camino de la guerra


La paz es el camino

Gandhi


(En: Aserto, Chihuahua, número 91, febrero del 2011, pp. 12-13.)

 


Militarización de la vida civil, retenes policiacos, nueva cédula de identidad, asesinatos de activistas, feminicidio, violación a los derechos humanos y las garantías individuales, deficiente y corrupto sistema de justicia, protagonismo de la milicia, política unilateralista y retórica belicista, ingredientes suficientes para conformar un Estado fascista o, en términos contemporáneos terrorista, pues se incentiva la política del miedo desde el poder. El mundo neoliberal procrea esa visión que ya es una realidad en México.

La cultura de la guerra. La historia de la humanidad, parafraseando a Marx y Engels, es la historia de los vencedores de las guerras. Las civilizaciones humanas despiden un fuerte tufo a muerte y destrucción por motivo de su carácter impositivo de vencer al enemigo. No es que no hayan existido o existan sociedades pacíficas: las sociedades guerreras se han encargado de ellas. El culto a la guerra prevalece hasta nuestros días, en la cotidianidad, en la retórica, alentada como siempre por intereses mezquinos para interiorizarla enajenadamente en la cultura de masas.

El lenguaje de la guerra. Una de las principales vías de la guerra es a través del lenguaje, nuestro vocabulario está repleto de palabras y oraciones de inspiración belicista: “10 estrategias para ganar”, “la conquista de mujeres”, “El arte de la guerra aplicado a ventas”, “el clima amenaza suspender la contienda” y así. Sin quererlo, utilizamos un lenguaje hostil, guerrerista, lo cual facilita la naturalización (aculturación) de la violencia o permite que la propaganda de Estado penetre con mayor facilidad en la sociedad, como el resurgimiento del concepto terrorismo, ahora ampliado y modificado, o bien nuevos conceptos como Estado fallido, choque de civilizaciones y qué decir de las imágenes y gráficos alusivos por todas las vías posibles (espacios públicos, televisión, cine, internet…).

Capitalismo y destrucción. No es de extrañar en esta época de capitalismo neoliberal, la tendencia depredadora de alcances globales de la llamada libre empresa. Las guerras son actos políticos, pero también económicos; actualmente la industria de las armas está dentro de las más prósperas, junto con el petróleo y las farmacéuticas, generando negocio a costa de la selectiva destrucción humana: la guerra es un gran negocio. La crisis económica mundial actual además es un aliciente para la implementación de una economía de guerra, ante el fracaso del capitalismo especulativo estadounidense y el peligro inminente de crisis sociales ante la carestía de alimentos y la falta de empleos.

La “guerra” contra el narco. En este contexto de incertidumbre mundial y crisis del modelo político-económico, en México se emprende una misión suicida por sus alcances y riesgos por demás evidentes: se trata del combate al narcotráfico declarado por el gobierno federal que a la fecha cobra decenas de miles de vidas de civiles y destruye economías, en una especie de anomia dirigida desencadenada por el propio Estado cuya característica más específica es el de posicionar a la sociedad civil como principal sospechosa o abierta enemiga si se trata de activismo antimilitarista, a donde concentra sus esfuerzos bélicos. Mientras los cárteles del narco se fortalecen y crece la demanda de estupefacientes, pues el capitalismo permite la buena salud de dicho mercado (no en balde Estados Unidos es el principal vicioso del mundo) mientras la sociedad mexicana paga con sangre y hambre una guerra a la cual no fue convocada, mucho menos consultada.

La violencia transfronteriza. No sólo la guerra se muestra dentro de los parámetros de la nación, sino, pareciera siguiendo un patrón pre-establecido, la violencia en la frontera norte de México se incrementa con mayor presencia castrense de lado estadounidense, su discurso hostil, entre racista y supremacista, hacia las y los mexicanos y latinoamericanos, y su no menos importante respuesta violenta hacia residentes del lado sur del Río Bravo, que ya ha cobrado varias vidas. Todo ante la complacencia del Estado mexicano, que se ha visto algo más que tibio para defender los abusos cometidos por agentes de la Border Patrol (Patrulla Fronteriza) contra compatriotas, ¡incluso en territorio mexicano!

El camino de la guerra es el camino más recorrido por la humanidad. Los conflictos armados están a la orden del día y en cualquier momento uno puede monitorear esos conflictos en el mundo y se puede dar cuenta que siguen apareciendo con mucha frecuencia: golpes de Estado, revueltas, invasiones, masacres y así. La guerra es un negocio para unos cuantos a costa de unos muchos; la guerra aturde, confunde y violenta para siempre la vida de quienes participan en ella voluntaria o involuntariamente, si la sobreviven; la guerra enferma, destruye y mata.

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