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Bauhaus
En las actuales circunstancias de violencia extrema y crisis económica (léase Estado de excepción) en el estado de Chihuahua, no es posible realizar procesos electorales, ni ética ni moralmente posible, pues sería una contradicción, una simulación de que las cosas andan bien.
Si el Estado insiste en llevarlas a cabo, de todos modos no tendrán legitimidad, ni representación; votar en Chihuahua, desde hace varios años, es un ejercicio de militantes partidistas, simpatizantes, clientelas y uno que otro despistado. De llevarse al cabo estas elecciones absurdas en esta situación caótica, ¿quién va a salir a votar?, ¿cuál será la cantidad de votos que obtenga el vencedor? Y no menos importante, ¿a quién o con quién(es) va a gobernar?, ¿se puede gobernar Chihuahua?
Por más que la ciudadanía queremos estar al margen de las campañas políticas, éstas cada vez son más anticipadas, cínicas, vulgares, despilfarradoras y tramposas, a pesar de un IFE, de un IEE o un TRIFE, ¿qué está pasando? hoy vemos el desfile de figuras políticas más bien incómodas que dan vergüenza ajena a todos menos a los empresarios que los imponen y a los lambiscones que los apoyan, ¿o a poco creen que la gente no se da cuenta?, ¿o sencillamente les vale?
Estos no son tiempos de mesías ni hombres fuertes, mucho menos para el tipo de “líderes” neoliberales que nos ofrecen los partidos, principalmente el PRI y el PAN, cuyos discursos no trascienden el de las inversiones en negocios y “más empleos” ¿y la violencia? Bien gracias. Para empezar este problema no lo va a solucionar un solo político o partido, eso es estúpido, menos si no cuenta con las simpatías de la sociedad.
Lo que nos están diciendo a la sociedad los políticos y empresarios con esta clase de actitudes es que ya hay algún arreglo a expensas de la sociedad y más allá de lo que opine ésta, de ahí que desde ya estén rompiendo las leyes electorales; por eso mismo no es posible seguir cruzados de brazos mientras vemos cómo los políticos se mueven en la mierda de siempre mientras como sociedad vamos cayendo lentamente en las garras de la delincuencia, de la violencia, el miedo y la muerte. En Chihuahua no se puede hablar de elecciones (menos de elecciones limpias) mientras no solucionemos nuestra situación de seguridad, así de simple.
Ahora, con qué cuenta la sociedad para defenderse de un Estado que no sólo no la atiende sino que la persigue bajo el pretexto de la sospecha (criminalización de la sociedad/violencia de Estado) una primera respuesta es la movilización. La marchas, plantones, pintas y demás son importantes, aunque no suficientes. La organización social también debe contar con grupos de apoyo externos (nacionales y extranjeros) organización territorial, comunicación en red, prensa libre, comités de seguridad y capacidad de convocatoria.
Pero si nos encontramos en ciudades individualistas como Juárez, la misión se hace difícil por el gran trabajo de décadas de despolitización social capitalista y neoliberal del Estado mexicano, profundamente enraizado en la frontera. Por esa razón tenemos un arma letal resultante de esta despolitización: el abstencionismo. Si entre siete u ocho de cada diez electores juarenses no acuden a votar, más las y los anulistas, es más fácil convencer a alguien a no votar o a anular su voto antes que invitarlo a votar.
Para el caso, se requiere conformar lo antes posible un consejo ciudadano, compuesto por ciudadanos apartidistas, representantes de los distintos barrios y fraccionamientos, así como de los gremios y asociaciones civiles existentes. A este tipo de acciones se le llama democracia participativa o directa y hay ya experiencias exitosas en el mundo (chequen el libro Democratizar la democracia, FCE, 2004, de Boaventura de Souza Santos) de lugares conflictuados incluso por la guerra, como Angola o Colombia (nada que ver con el Plan Colombia) donde es posible otro tipo de sociedad.
También es urgentemente necesario poner sobre la mesa la legalización de las drogas y todo lo referente al desarrollo social, así como el regreso de la milicia a los cuartes, pues son paso obligado para empezar a detener la guerra. En realidad es una coyuntura ideal para la sociedad porque es el Estado quien está en crisis, no la sociedad, aunque sea la gente la que la sufrimos, de ahí la importancia de imponer la agenda desde la sociedad antes de esperar soluciones que no van a salir de políticos acéfalos e insufribles que no saben ni hablar.
Las enormes cantidades de dinero dispuestas pera el buen desarrollo electoral, así como los bonos discrecionales de buena parte de la clase política bien pueden financiar un consejo ciudadano permanente en estos tiempos de crisis pero, considerando el egoísmo político que a todo recortan presupuesto menos a sus bolsillos e intereses, no podemos esperar gran cosa.
La sociedad tenemos recursos para sobrevivir estos tiempos difíciles, no los desperdiciemos,
¡No soluciones, No elecciones!
1 comentario:
Te fuiste recio con este escrito Carlos. Me ha latido bastante. Es algo así como "la esperanza que queda cuando sólo hay hartazgo".
Buscaré el libro que recomiendas.
Saludos!
ami
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